Colaboración especial de Michel, macardiel@outlook.es

Miércoles, 02 de Diciembre de 2020

EL AZUD DEL ACUEDUCTO DE SEGOVIA: Revenga, Azud del Acueducto, Revenga. 12,10 kilómetros. Asistentes: Primi, Paco y Michel.

10:00 Hemos quedado en encontrarnos en el bar Tolendo, cerca de donde vive Paco. Primi se ha acercado hasta allí con intención de venirse con nosotros utilizando así un único vehículo. Después de acercarme al mercado a comprar alguna barra de pan, cosa que al final no he logrado pues había mucha gente haciendo cola, les he recogido y nos hemos acercado a Revenga, aparcado el coche frente al Restaurante Mariano e iniciado la andadura acercándonos a la cola del Pantano de Revenga, donde hace años solíamos ir a pescar truchas.

La mañana es excelente para caminar. Hace sol y algo del fresco frecuente en la montaña que invita al paseo. En el llano camino hacia la cola del Pantano nos hemos detenido en algunas construcciones de la guerra civil española, bastante deterioradas, por cierto. Después de una rápida inspección y del correpondiente reportaje fotográfico, hemos continuado hacia la cola del Pantano.

Ya en la cola del Pantano, se nos presentan dos alternativas en el camino. Sin casi detenernos, vemos unos indicadores que nos señalan una pequeña ascensión hacia la izquierda cuya inclinación poco a poco se va haciendo más fuerte y que nos dirige hacia una vereda que atraviesa una carretera asfaltada que cruzamos hasta encontrar un indicador de flechas de madera que nos desvía hacia la derecha.

11:05 Después de una suave bajada del terreno nos encontramos diréctamente con el azud. Mientras descansamos revisamos el curioso lugar. Las aguas del río se recogen en algunas pequeñas presas donde se frena su velocidad, se limpian de tierra, ramas y otros deshechos, y se desvían hacia la conducción que las llevará finalmente hasta el Acueducto.

Mientras Primi y Michel descansan contemplando el tranquilo paso de las aguas, Paco se da una vuelta para tomar un video del lugar.

Después de un buen rato de descanso, decidimos continuar la ruta intentando regresar por la otra parte del Pantano. Para ello subimos hacia una carretera que sabemos que cruza el río y la seguimos en dirección opuesta a la que hemos traído.

Según vamos siguiendo la carretera nos sorprende el encuentro con un ciclista que desciende despacio y se para a nuestro lado. Resulta ser nuestro compañero y amigo Pedro Lázaro. Después de saludarnos, tan sorprendido él como nosotros, nos comenta que vienen tras él dos compañeros y que anda esperándolos extrañado de su tardanza.

Como vemos que tardan decidimos acercarnos hasta ellos acompañados por Pedro. Nos encontramos con Jesús Etreros, también compañero y amigo, y otro compañero. Andan dedicados a cortar con una pequeña sierra manual unas ramas de un tronco de pino enorme atravesado en su ruta de ciclistas que les hace dar un pequeño rodeo, por lo que intentan apartarlo de su ruta cortándole alguna de sus ramas. Ni cortos ni perezosos, somos seis, pensamos que entre todos podemos apartar el tronco del pino con nuestras manos. En dos minutos hemos apartado el tronco, donde ya no les molesta, sin hacer uso de la sierra.

12:15 Dejamos a los ciclistas y continuamos nuestra marcha después de preguntar a Pedro la mejor manera de acercarnos al Pantano por ese lado.

Siguiendo las instrucciones de Pedro, ascendemos por la carretera hasta una pequeña pradera donde nos ha indicado que debemos abandonarla por la derecha hasta encontrar una valla que nos marcará el camino.

Encontrada la valla de alambre, mientras continuamos caminando rodeándola y descendiendo, Paco se detiene a recoger algunos saludables y perfectos níscalos.

Descendemos hasta encontrar el riachuelo que alimenta al Pantano y, una vez cruzado por un pequeño puente de madera, retomamos una pequeña subida que nos situa ya en el camino del Pantano de regreso a Revenga.

Quince minutos después, cruzamos la carretera de Revenga para detenernos en el Restaurante Mariano, donde tomamos unas bien merecidas cervezas. Acto seguido montamos en el coche y regresamos a Segovia dando por concluida la andadura.

En total hemos invertido unas 03 horas y media. Aunque la jornada ha sido agotadora, todos pensamos que que ha merecido la pena.

Michel, en Segovia, a 09 de Diciembre de 2020