Viernes, 8 de Mayo de 2009
Amanece en Molinaseca. Luis Barrio
nos comenta a Paco y
a mí, dado que dormimos en la misma habitación, su decisión de abandonar
el Camino. Había venido ya tocado por un intenso dolor de lumbago, sencillamente
por la ilusión del Camino, y por haberle convencido Jesús, que traía coche
de apoyo y siempre podría recurrir a él en caso de necesidad, pero, aunque hacía
religiosamente
los estiramientos y ejercicios que su hijo le había aconsejado por las
noches, apenas podía moverse so pena de soportar fuertes dolores.
Definitivamente, después del desayuno, Jesús le acercó a Ponferrada
donde tomaría el autobús de las
9:30, dirección Valladolid, para continuar acto seguido viaje a Madrid.
Paco también anda algo tocado con el tema
del pie achacándolo al ácido úrico, en principio porque, al parecer, cada vez
que roza con algo el dedo del pie derecho ve las estrellas. Veremos cómo
acaba esto.
Mientras desayunamos coincidimos con
una madre y su hija, murcianas residentes en Alemania, que tienen intención
de llegar a Santiago el lunes, día 18.
(Es curioso que
muchos peregrinos proceden de Alemania aunque su ascendencia sea de
otro país y la mayoría huye de los albergues del camino influidos
por el libro escrito por un showman de la televisión alemana que se
tradujo recientemente en español (en León tuvo el acto oficial) y
que en plan jocoso intenta plasmar su aventura en el camino
ahuyentando de alojarse en albergues aduciendo falta de higiene,
picaresca, etc).
Después de desayunar, Jesús se lleva a Luis a Ponferrada,
Chema y Ángel comienzan la etapa y Paco y yo nos vamos de ruta de
iglesias, saliendo después, como es
natural, tres cuartos de hora más tarde, después de saludar al grupo de ciclistas
holandeses que, extrañamente, aún andaban por allí. .
Ya saliendo de Molinaseca contemplamos
una fábrica de embutidos que no nos
habría importado degustar, aunque acabábamos de desayunar.
Nos detenemos cinco minutos
a nuestro paso por Ponferrada para saludar a Beby, antigua peregrina y buena amiga,
que ha salido a nuestro encuentro.
Aunque Ángel le había recomendado a Paco
que fuéramos por la carretera, cuando me lo comentó ya era
demasiado tarde. Paramos en Columbrianos a descansar mientras
esperamos a Chema que se ha acercado al centro de salud a que le
revisen una erupción que le ha salido en la cara. Mientras esperamos, tomamos
unos refrescos con patatas fritas. Jesús se ha unido a nosotros, lo que aprovecha
Paco para dejar la mochila en el coche de apoyo pues anda con los pies
doloridos.
En Columbrianos
Tras las cervezas y algunas fotos en
una curiosa fuente salimos hacia Cacabelos.
Jesús, en la fuente.
Aún recuerdo que a la salida, antes de emprender la subida, un caballero
nos pidió ayuda (y eso que éramos nosotros los necesitados) para
empujar su coche que se había quedado la noche con las luce encendidas,
eso sí, en un coche anexo le esperaba una señora. Pues, aún a
pesar del cansancio, dejamos la mochila y le auxiliamos. (Yo pensaba,
éste nos acerca a Cacabelos, pero vamos ni una palabra, es más, se
volvía hacia Ponferrada).
Volví a tirar
por delante de Paco y llegué a Cacabelos donde los compañeros ya
estaban con unas viandas encima de la mesa. Tras cambiarme, aún
me dio tiempo de salir a buscar a Paco que aún no había llegado.
"Prada a Tope", Cacabelos.
En este local
conocimos a un peregrino que hacía el Camino como acción de
gracias por una operación bastante delicada y que estaba superando
con éxito. Tenía previsto tras llegar a Santiago, bajar hasta
Andalucía, y desde allí seguir por el levante hasta Cataluña,
lugar de procedencia, donde tenía su propio negocio.
Nos nos animaba a intentar conocernos a nosotros mismo y a
crecer interiormente. Un personaje, sin lugar a dudas.
También coincidimos con las
catalanas Ana y Jenna que, viendo lo que devoraban, era preferible
comprarles un vestido que invitarlas a comer.
Tras degustar un atípico
cocido maragato, cafés, postres, aguardiente de cerezas, y licores y hacerme una ITV con
aguja incluida en dos ampollas, salimos deseando llegar a Villafranca del Bierzo.
I.T.V.
Casi saliendo del pueblo echo en falta mi bolsa, con
cámara y credenciales incluidas, y tengo que desandar unos 500
metros para recuperarla.
Camino de Villafranca del Bierzo.
Por fin en Villafranca, Jato, que ya estaba
avisado de nuestra llegada por Jesús, aparte de preparar los
papeles para que se los revisara Paco como en otras ocasiones, había
estado adecentando una habitación para nosotros, aparte del
resto de peregrinos.
Después de una rápida ducha acompaño a Jesús en
busca de Luís Martín, que llega a Ponferrada para unirse a
nosotros.
Paco con un grupo de peregrinos en el Jato.
Ya de vuelta en Villafranca
me quedo lavando algo de ropa mientras el resto de la peña baja
al centro a picar algo. Cuando me uno a ellos aparece también
Sabinne, que se había alojado en un hostal de la
villa.
En Villafranca del Bierzo.
Después de la cena en el
Jato, bastante decepcionante, por cierto, pues nos había
prometido barbacoa y tuvimos que conformarnos con un par de
filetes pasados y repasados, algunos se retiraron
a descansar mientras otros tomamos antes algo en el pueblo.
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