DE A GUARDA A BAIONA: Jueves, 06 de Mayo de 2010


Desayunamos muy temprano. A las 07:15 se une a nosotros Luís Barrio. Bajamos a la Estación de Autobuses de Vigo en dos taxis. El autobús para A Guarda saldría a las 08:00 y tardaría entre una hora y hora y media. El trayecto resulta cómodo y entretenido por la belleza del paisaje.

En la Estación de Autobuses de Vigo

Nada más descender del autobús nos dirigimos caminando al Ayuntamiento de A Guarda con intención de informarnos de estos tramos del camino y de sellar nuestras credenciales.

Plaza del Reló de A Guarda

Nos recibe, muy amable, Rosalía, funcionaria del Ayuntamiento. Nos comenta que somos de los primeros peregrinos que pasamos por allí porque este tramo lo han inaugurado oficialmente este mismo año.

Ayuntamiento de A Guarda: Rosalía

A la salida del Ayuntamiento nos saluda Antonio, concejal de cultura, quien nos comenta que cada fin de semana, con el fin de promocionar este Camino, realizan excursiones de peregrinos de la zona. Les acercan en autobús al punto de partida, realizan caminando la etapa, y les recoge de nuevo el autobús en el punto de llegada para llevarlos a su lugar de origen. Encontraremos al grupo, de entre 100 a 150 peregrinos, más adelante.

Plaza y Torre del Reló: Antonio, concejal de cultura

Abandonamos A Guarda para, siguiendo las indicaciones del Camino, dirigirnos hacia la costa. La ruta está perfectamente indicada y avanzamos rápido en una mañana espléndida para caminar. Según ya imaginábamos, no se ven peregrinos por la zona.

  


  


Preciosos paisajes

El terreno es llano y pronto alcanzamos el Atlántico. El agua está bastante fría aunque el buen tiempo invita a meter los pies. Los paisajes son preciosos. En algunas zonas la vegetación es espesa con todo tipo de flora donde abundan los verdes helechos.

  


Hermosas flores

Continuamos sin detenernos siguiendo la recortada costa. Dejamos atrás O Rosal y nos dirigimos hacia la población de Oia.

Cartel anunciador del Camiño Portugués Da Costa

Pronto divisamos, a lo lejos, la silueta inconfundible del Monasterio de Santa María de Oia.

Monasterio de Santa María de Oia

Ya en la entrada de Oia, encontramos una cafetería estanco donde decidimos efectuar un descanso. Tomamos unas cañas con patatas fritas en el Cafe Bar Puerto, situado en una posición privilegiada frente al mar. Tendemos las mojadas camisetas al sol para su secado.

Unas vecinas, asomadas a la ventana del primer piso del bar, nos informan de que no se puede visitar el Monasterio de Santa María de Oia porque hay que pedir hora para ello. Hoy está cerrado.

  


  


Descanso e I.T.V.

Después de un prolongado descanso, recogemos nuestras cosas para continuar el camino. Dejamos atrás el Monasterio y la población de Oia para adentrarnos en una carretera que, paralela a la costa, nos acerca poco a poco a Baiona.

Ángel

Ángel y Luís se adelantan mientras Paco, Primi y yo, que nos vamos retrasando, paramos a comer algo en el Restaurante 'Aguncheiro' que encontramos al lado de la carretera. Después de la comida, tomamos el correspondiente 'elixir del Santo', mientras charlamos en la sobremesa con la responsable del establecimiento.

Restaurante Aguncheiro

Continuamos el Camino hasta detenernos de nuevo en el Restaurante 'O Peñasco' donde se habían detenido a comer Ángel y Luís y nos estaban esperando. Les acompañamos tomando un nuevo elixir hasta que decidimos continuiar el camino.

Primi en el O Peñasco

El camino continúa por la carretera paralela a la costa. El tiempo es espléndido y, poco a poco, nos vamos acercando a Baiona. Primi y yo nos hemos quedado rezagados de nuevo. Vamos parando haciendo fotos. A nuestra izquierda se nos presentan hermosas vistas del Atlántico. A la derecha, en las laderas de la montaña, aún se divisan restos de las trincheras de la guerra española.

Restos de trincheras

La larga marcha que llevamos acumulada va haciendo mella en nuestras fuerzas. Caminamos con lentitud, sin prisas, aprovechando cualquier excusa para parar. Aunque sabemos que estamos llegando al final de la etapa nos cuesta caminar.

Saltamonte peregrino

Desde la carretera puede observarse la belleza del hermoso Faro de Cabo Silleiro que funciona desde 1.924, año en que sustituyó el anterior de 1.862 del que aún se conserva la estructura de su antiguo edificio.

Faro de Cabo Silleiro

Por fin divisamos las primeras construcciones de Baiona. Animados por la cercanía caminamos más decididos. Entramos en la preciosa población decididos a parar a tomar algunas cañas y descansar. Por el móvil sabemos que Ángel, Luís y Paco han llegado al hotel Bahía Bayona que tenemos contratado. Primi y yo tomamos un par de jarras de cerveza sentados cómodamente en una terraza frente al mar.

Por fin, en Baiona

  


Puerto de Baiona

Poco después nos acercamos al Hotel Bahía Bayona que, por cierto, se encuentra en la otra punta del pueblo. Nos atienden amablemente Olivia y Bea pues, advertidas por nuestros compañeros, nos están esperando. Después de ducharnos salimos, ahora todos juntos, en busca de un lugar donde cenar conocido por Luís y en el que degustamos buenas gambas a la plancha y merluza.

Cena en Baiona

Finalizada la cena salimos a dar una vuelta por el paseo marítimo y nos vamos al Hotel a dormir.