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Martes, 11 de Mayo de 2004
Etapa 6: DE CALVOR A PORTOMARÍN


Aunque a esta hora hace fresco, el tiempo es bueno y la mañana promete ser calurosa. También hoy la etapa sería larga y dura. Michel ayuda a bajar la pesada mochila de las sevillanas al taxi que espera en la puerta del albergue y que se encargaría de llevarla hasta Portomarín. Bromeando, le pregunta al taxista que si también podría llevarle a él, a lo que le responde sonriente que, por 20 euros, encantado. Aunque reconoce que no le vendría nada mal, desecha rápidamente la idea.

Yoly, Reyes y Primi se adelantan hacia el bar del pueblo, donde habían tomado las cervezas el día anterior, con intención de ir pidiendo el desayuno. Ya en el pueblo ven como un par de enormes perros ladran furiosos a un campesino gallego quien, al cruzarse con ellos, les comenta que ya le han mordido alguna vez. Primi, intimidado con semejantes ánimos, se plantea si darse o no la vuelta. Decidido aunque temeroso, pasa al lado de los perros con las dos mujeres escondidas, pegadas tras él. Los perros, les miran indiferentes a su paso. Indiferentes también al paso del resto de amigos que, poco a poco, van llegando al bar.

Después del desayuno los peregrinos comienzan a desfilar. Michel, como suele ser ya habitual en él, sale rezagado tras de Primi, que ya andaba un poco remolón, renqueando, "chupando rueda", como él mismo explicaría después. Ángel y Luís el Negro, pletóricos de forma, se han adelantado, seguidos por las amigas sevillanas escoltando y apoyando a Luís Martín, que también algo averiado, tenía intención de buscar una farmacia en Sarria para comprar algún medicamento para sus pies.

Mientras caminan, Primi intenta llamar por el móvil a su amiga Carmen de Leiman para que les vaya preparando una botella de "elixir" enfriándola en el congelador. Carmen no contesta y Michel le comenta que seguramente es por lo temprano de la hora: las 08:30 de la mañana. Tiempo después, Primi efectuaría de nuevo la llamada para la reserva, esta vez con éxito.


Ángel, en Sarria

Michel, siempre tras de Primi, había abandonado el camino introduciéndose en un pinar para, como Primi bien explicaba, "tirar de los pantalones", mientras observaba a Primi alejarse con lentitud cojeando visiblemente del pie izquierdo, seguido de lejos por Katy y Ana que, con buen ritmo, se le acercaban poco a poco.

Una vez de vuelta al camino, Michel, sin saber que ha perdido su toalla seguramente enganchada en algún arbusto, acelera su ritmo y pronto conecta con las amigas madrileñas a quienes saluda. Katy le comenta que tiene intención de animar a su padre, probablemente de la edad de Michel, para que se apunte a hacer el Camino, al igual que lo hace él. Michel les comenta que, con un poco de preparación, seguramente le encantaría hacerlo.

Con intención de conectar con Primi, poco a poco las va dejando atrás, mientras toca su armónica cuando el terreno se hace llano. Ya con él a la vista cerca de Sarria, ve cómo Primi cruza de repente la carretera y abandona el camino. Un minuto después hace lo mismo pues un gran perro se encuentra husmeando en la estrecha vereda.

Entrando en Sarria es Michel quien cruza de nuevo la carretera. Dos enormes perros con sus rabiosos ladridos le han dado un gran susto a pesar de la verja que les separaba. La verja terminaba en una gran puerta abierta por donde temía que salieran los perros. Una vez a salvo, sonriente y curioso, se espera a ver qué hace Primi que viene rezagado. Primi, que ha observado la maniobra de Michel, cruza también la carretera, aunque no evita los feroces ladridos de los perros.


Sarria

Ya en Sarria, Michel, siempre pendiente de Primi que viene rezagado, cojeando y muy despacio, ve cómo se junta con Luís Martín y Reyes, que se habían desviado buscando la farmacia y habían quedado atrás. Sabiendo que Primi llevaría ya compañía y pensando que la etapa era larga, decide acelerar el ritmo. El ascenso por las empinadas cuestas de la ciudad es agotador. El calor es sofocante y la subida se le hace interminable.

Con buen paso deja atrás Barbadelo, Rente y Mercado da Serra. Ya en Leiman, en el Cafe El Gallego o mesón O'Xestelo, le esperan Luís el Negro, Ángel y Yoly, charlando animadamente con Carmen, la gallega más guapa del Camino, y, como diría el propio Michel, ... de España entera.


Mesón O'Xestelo

Después de saludar a Carmen y a su madre, Sara, dispuestos a tomarse un merecido descanso tras los 15 kilómetros recorridos, esperan a Reyes, Luís y Primi tomando unas refrescantes cervezas. Poco tiempo después divisan en la lejanía a Reyes y a Primi y, algo más rezagado, a Luís Martín.


Llegada de Reyes y Primi

La llegada de Luís Martín les hace sonreir. Viene destrozado, arrastrando los pies, como si acabara de finalizar la maratón de Nueva York. Michel le aconseja divertido que aproveche el taxi aparcado en la puerta para que le lleve hasta el final de la etapa, Portomarín, a lo que Luís le contesta sudoroso y sonriente: "pues no es ninguna tontería".


Llegada de Luís Martín. Tras él, el taxi de Raimundo.

Ya todos juntos, después de las correspondientes presentaciones y sin prisa alguna, descansan en el Mesón comentando con Carmen y Sara distintas anécdotas del camino y bromeando con Raimundo, su nuevo amigo taxista. El reportaje fotográfico para la posteridad es impresionante.


Carmen, Primi y Ángel


Carmen y Michel


Carmen y Luís


Carmen y Sara


Sara y Ángel


Con Raimundo, el taxista


Luna


Reyes y Carmen


Reyes, Carmen y Primi


En la terraza


Las mujeres


Despedida. ¡¡¡ Muchas gracias, Carmen !!!

Carmen les comenta que está construyendo una barbacoa en la parte de atrás de la terraza y les invita a su inauguración una vez esté finalizada, aproximadamente en Septiembre.

Después de pinchar varias raciones acompañadas de las correspondientes cervezas, raciones que se convertirían en una espléndida comida, y tomar varios reconfortantes y riquísimos "elixires de café" que Carmen, a petición expresa de Primi, les había enfriado en el congelador, una vez efectuadas las despedidas, comenzaron a desfilar hacia Portomarín sin demasiado entusiasmo.

Aunque Primi ha olvidado de momento su cojera, vuelve a quedarse rezagado con Michel que camina despacio. Comentando la simpatía de Carmen, Sara y Raimundo, pronto llegan a Morgade donde deciden refrescarse con una nueva cerveza en un mesón donde todos los años paran a sellar su "papela".

Sentados en una mesa con sus respectivas cervezas ven llegar a Yolanda, la madrileña, llorando desconsoladamente. Se ha hecho daño en la rodilla y casi no puede andar. Piensa que no va a poder continuar el Camino. Michel intenta consolarla aunque le aconseja que, si no está bien, es mejor que abandone pues si continúa puede producirse una lesión más grave. Ya volverá a repetir en otra ocasión. Ella continúa llorando, inconsolable.

Otros peregrinos van llegando y algunos pasan sin detenerse. Mientras los dos amigos apuran sus cervezas llega una muchacha cargada con enormes mochilas que, decidida, se sienta en su mesa y pide un botellín de agua.


Ely, acompañada por Alfonso y Quico

Mientras toma su agua charlan en inglés con ella. Primi decide adelantarse ya que se sentía tocado y sabía que tendría que ir despacio. Michel se queda practicando su inglés con Ely. Poco tiempo después los dos emprenden la marcha charlando amigablemente. Ella es de Chicago y va a comenzar sus estudios superiores, aunque primero, después del Camino quiere pasar un tiempo por Italia. Le gustaría aprender el italiano además del español. Comentan la fama de los edificios arquitectónicos de Chicago, fama conocida por Michel a través de su hija.

Medio kilómetro después Michel se da cuenta de que ha dejado olvidada su caña en el Mesón de Morgade. Decide regresar por ella mientras Ely continúa su camino. Desanda el camino andado y recoge la caña volviendo a emprender la marcha. Ely va despacio y pronto caminan juntos de nuevo. Continúan charlando de la famosa página web, de sus libros, de los GPS's, y de otros temas referentes al Camino. Ella parece interesada. Michel le anima a escribir sus experiencias y enviárselas para publicarlas en la web. A ella le gustaría.


Ely, con sus pesadas mochilas

Después de varios kilómetros de agradable caminata divisan Portomarín. Michel le explica la historia de la construcción del embalse sobre el río Miño, la subida de parte de las casas del pueblo y de la Iglesia piedra a piedra, todas numeradas, a la parte alta de la ciudad para no quedar sumergidas.

Ely, de vez en cuando, habla por el móvil con su madre y con su hermana, según le explica, mientras caminan el interminable descenso hasta el puente que atraviesa el embalse.

Mientras tanto Primi alcanza a Reyes y Luís, y caminan juntos los últimos kilómetros, mientras les explica la dificultad del largo descenso hasta Portomarín. Ángel les ha llamado para explicarles que quedan pocas literas en el albergue por lo que está buscando un hostal donde pernoctar. El fuerte viento amenaza con llevarse a Reyes cuando cruzan el puente. Siguiendo las indicaciones telefónicas de Ángel pasan por el albergue para sellar y continúan hasta el hostal.


Portomarín

Ya en el puente sobre el río Miño, Michel recibe la llamada de Ángel por el móvil. No hay literas en el albergue por lo que van a contratar un hostal. Michel, conforme con lo del hostal, le explica que pronto llegará.

Siempre acompañado por Ely, cruzan el puente con cuidado pues el viento es fuerte y les empuja con peligro de caer hacia la carretera. Suben la escalinata mientras algunos reporteros les filman y les hacen fotos explicándoles que se trata de un reportaje del Camino.


Iglesia de San Nicolás

Pronto llegan al albergue donde se encuentran con Ángel. Después de indicar a Michel dónde se encuentra el hostal "Portomiño", Ángel ayuda a Ely a buscar alguna litera en el albergue. Ely quiere ver el libro que le ha comentado Michel y se lo pide a Ángel, pero es Primi quien lo lleva en su mochila. Luís el Negro acompaña a Michel hasta la misma puerta del hostal mientras le comenta el susto que les había dado un perro vecino.


Interior de la Iglesia

Cuando llama a la habitación indicada por Luís no le abre nadie por lo que comienza a llamar en todas las puertas. Una de ellas se abre y aparece Reyes que, preparada para la ducha, lucía un gracioso turbante con una toalla en la cabeza, y le indica cuál es la suya. Primi se estaba duchando (las duchas estaban en el pasillo) y por eso no le había abierto.

Primi estaba furioso. El agua fría, los lavabos fuera de la habitación … todo le parecía mal. Había utilizado la toalla del hostal que le correspondía además de la de Michel que, por cierto, ahora no tenía toalla propia pues la había perdido, y ambas estaban mojadas. Había llamado a la mujer del hostal para darle sus quejas. Michel, en un aparte, le dijo a la gallega sonriendo que no le hiciera caso, que estaba exagerando un poquito.

Mientras se duchaba, sus amigos le esperaban en el Bar Rodríguez, (siempre habían comentado que aquel bar era de Ángel, pues se apellida Rodríguez también). Una vez allí tomaron unas cervezas antes de cenar. Ángel comentó a Michel que había encontrado una litera en el albergue para Ely. Pronto se les unieron los gaiteros, Alfonso, y el grupo de amigas de Marbella, Madrid, Toledo y Orense, incluída Yolanda que había podido continuar hasta allí.


En el Mesón "Rodríguez"

Los gaiteros hablaban de la posibilidad de desplazarse todos juntos unos dos kilómetros para cenar unas anguilas. Parece que el hecho de tener que desplazarse dos kilómetros andando o en taxi no convenció al grupo de segovianos y sevillanas por lo que decidieron cenar en el Mesón del Alemán, muy conocido por ellos de otros años. Después resultaría que Quico y sus compañeros cenaron las anguilas muy cerca de allí y que les estuvieron buscando pues tocaron un buen rato la gaita gallega y pasaron un tiempo muy agradable. De todas formas, no les encontraron.


Aparejos de pesca de Luís el Negro

La cena en "el Alemán" fue muy agradable. Luís el Negro les mostraba sonriente su guante de pescar, y les explicaba la extraña técnica que utilizaba, sacando un dedo fuera por uno de los dedos del guante agujereado. Cuando le preguntaron cuándo iba a sacar la caña, con el tema de “te la voy a sacar" y "te la voy a enseñar” se rieron un montón. Después de un par de excelentes “elixires” salieron con intención de dar una vuelta por el pueblo. Hacía una buena noche y apetecía pasear. Cerca de una bonita fuente iluminada Ángel propuso a todos pedir un deseo.


Ángel y Primi, preparando el enredo

Ilusionados con la propuesta de Ángel, pronto estuvieron todos alrededor de la fuente. Mientras Michel repartía monedas de 20 centavos explicando que el deseo se efectuaba lanzando la moneda de espaldas a la fuente y con los ojos cerrados, Primi le pedía la cámara a Luís Martín con la excusa de que él ya había pedido el deseo otros años y se preparaba para tomar la foto.


Petición del deseo

Cuando todo estaba preparado y cada cual en su lugar, Ángel se agacha a la fuente con intención de empapar de agua a todo el que pudiera mientras Primi tomaba la foto, Michel y Luís el Negro salían corriendo y Yoly, Reyes y Luís Martín pedían su deseo con los ojos cerrados. El agua estaba tan baja que Ángel no llegaba por lo que tuvo que tumbarse en la hierba dando la impresión de que se caía dentro de la fuente. Fue una pena que Michel, en su carrera, no llegara a tiempo de empujarle del todo. Al final fue Yolanda quien, estupefacta, se llevó la peor parte. Empapada. Como después diría Primi: "ha sido un buen trabajo en equipo".

Es necesario destacar que Luís Martín, en su perfecto artículo publicado en el GPS-2004 sobre "Un día de entrenamiento" se cuída muy bien de avisar sobre las fuentes y la probable posibilidad de que cualquier despistado puede acabar empapado. Luís, en su afán de pedir su deseo, había olvidado por completo sus propias recomendaciones.

Poco después regresaban al hostal donde después de algunas bromas se retiraron a dormir.

A media noche Primi se levanta, da la luz y comenta en voz alta que hace frio, y sin ninguna contemplación despierta a Michel, profundamente dormido, y prácticamente le obliga a cerrar la ventana al tiempo que él pone en marcha un radiador eléctrico. Poco después, ya a las cuatro de la mañana, vuelve a encender la luz y le grita a Michel que no puede dormir, que ronca mucho, y que ¡¡¡ se vaya a cagar mientras él se duerme !!!. Michel, muy cabreado, le contesta que "¡¡¡ a cagar te vas tú, si quieres !!!" y que le deje dormir en paz de una vez. Poco después es él quien ronca aunque Michel no se entera, pues duerme profundamente.