Domingo, 11 de Mayo de 2008
Hoy la etapa es corta. Gracias a los seis kilómetros que
ayer nos metimos de más, hoy sólo tenemos que recorrer unos veinte.
Me levanto temprano sin que
nadie me despierte. Esta vez he dormido solo en la habitación. Asomado
al balcón contemplo el cielo, limpio, con un sol brillante al que
ya echábamos de menos. Veo salir caminando a Luís Barrio y
a Chema cargados con sus mochilas. Esta es la gran
diferencia de dormir o no junto a Chema. Si duermes
cerca de él, madrugas, quieras que no.
Poco después, desde mi mirador indiscreto,
saludo a Paco, Clara y Fernando que también se marchan. Abajo, en
la cafetería, me esperan Ángel y Luís Martín. Desayunamos.
Luis junto a la Iglesia de San Martín (Siglo XI)
La población de Frómista posee "la diosa de las iglesias
románicas palentinas".
Resulta sorprendente la perfección de sus formas, sus
volúmenes, su exacta y perfecta construcción, su belleza
arquitectónica y su riqueza ornamental. De planta
rectangular, se trata de una iglesia de tres naves, más alta
y doble la central que el resto, con crucero acusado sólo en
alzado y linterna poligonal. El hastial es flanqueado por dos
torrecillas cilíndricas. Tanto la nave como el crucero están
cubiertos por bóvedas de cañón. En el centro del crucero
se levanta el cimborrio octogonal, que en el interior se
refleja en la cúpula sobre trompas. La fachada está ubicada
entre dos torres de planta circular. La sencillez de las
formas arquitectónicas contrasta con la riqueza
escultórica. La decoración se aprecia sobre todo en las
cornisas y modillones. Los temas decorativos tienen un
carácter moralizante y docente. Los capiteles se ocupan de
temas vegetales, zoológicos o historiados. Conserva un
Crucificado románico de comienzos del s. XIII y una talla de
Santiago peregrino del s. XV.
Las obras de la autopista
han ocupado el Camino y nos obligan a dar un buen rodeo por
caminos de barro rojo debido sobre todo a
las lluvias y a las rodadas de los inmensos camiones que transportan los materiales.
Camino hacia Población de Campos
Camino rápido tras Luís y Ángel que
han puesto un buen ritmo, difícil de seguir. El día es espléndido y apetece
caminar. Poco a poco vamos dejando atrás las obras de la autopista y
a grupos de peregrinos que caminan con lentitud.
Población de Campos
Mientras tanto, Luís y Chema y tras ellos Paco y Fernando,
van recortando kilómetros adelantados. Su rápido caminar no les impide
efectuar algunos reportajes fotográficos.
Paco y Fernando, (Peregrinos Asociados, S.A.) llegando
a Revenga de Campos
En Revenga de Campos, precioso
pueblo palentino, nos entretenemos lo justo para efectuar
algunas
fotos, continuando después nuestro camino tras nuestros amigos.
En Revenga de Campos
Poco después, efectuamos una
nueva parada, sin prisa, en un bar del
camino que han construido
de retales. después sabríamos que también han parado allí nuestro amigos. Un sevillano, experto
en estas lides, nos cuenta sus múltiples aventuras (y averías)
en el
camino. El pasado año tuvo que abandonar
por un esguince en la pierna.
Breve parada
Por fín, nos agrupamos en Villalcazar de Sirga, uno
de los centros de peregrinos más importantes del Camino.
Iglesia de
Santa María de la Blanca (Siglo XIII)
Villalcázar de Sirga no
estuvo desde sus orígenes en el camino de peregrinación que se
dirigía a Compostela, ya que desde Frómista a Carrión se pasaba,
en un principio, por la cercana villa de Arconada, pues existía
allí un importante hospital fundado por el conde Gómez Díaz en
1047. Tiempo después, la ruta se modificó y la imagen de la Virgen
Blanca convirtió a la localidad en uno de los centros marianos más
importantes del Camino.
Destaca por su monumentalidad
y riqueza la Iglesia de Santa María, aunque en la población
durante el medievo se levantaban también los templos de San Pedro
y San Cebrián. Al encontrarse en la ruta jacobea no podía faltar
la existencia de varios hospitales; de entre ellos, era bien
conocido el perteneciente a la Orden de Santiago, ubicado en la
villa desde 1527, cuyo escudo aún hoy se conserva exornando su
entrada.
A pesar de su esplendor
pasado, el declinar de esta villa comienza en el siglo XVIII. Sin
embargo, tal vez gracias a que se encuentra en el Camino de
Santiago, recientemente ha experimentado un notable
auge.
Peregrino canadiense
Es temprano y nos quedan seis kilómetros para finalizar la
etapa. No tenemos prisa. Buscamos un lugar donde tomar unas
cervezas y allí, conocemos a un simpático matrimonio canadiense
enamorado del
Camino, de sus monumentos y de sus gentes.
Con el matrimonio
Nos cuentan de su tierra,
helada durante gran parte del año. Les gusta la calidez del clima español y
sus gentes. Van a abandonar el Camino aunque aseguran que volverán.
Después de intercambiar correos electrónicos se despiden y se van.
Tertulia con el matrinonio canadiense
Poco después aparecen nuestras amigas
¿ampurdanesas?, Montse y Esther, y charlamos un rato con ellas.
Con Montse y Esther
Finalizada la tertulia, es hora de
ponerse a caminar. Aunque nos quedan pocos kilómetros nos cuesta
retomar la marcha. La lluvia es suave ahora aunque nos obliga a
abrir los paraguas. Poco a poco, uno tras otro, vamos desfilando.
Mientras, Paco y Fernando han
continuado el Camino. Ya en Carrión de Los Condes, después de desechar un
albergue regido por una comunidad de monjas, han decidido buscar un hostal en
el centro del pueblo. Hay ferias de agricultores y el centro está muy
animado. Nos llaman por el móvil para decirnos que el
hostal está cerca de "la carpa".
Cuando nos juntamos con
ellos, acompañados por Clara, ya tienen
previsto dónde
comer. Un hombre agricultor,
Jesús, muy agradable, comparte nuestra mesa comentando las incidencias y problemas de
las subvenciones del campo. Luís Martín, bien enterado de estos temas,
hace de anfitrión.
Con Jesús
También compartimos la mesa con un
matrimonio con un niño y otra pareja. La comida es sencilla y
el ambiente es agradable. Compartimos la bebida, los postres y, al
final, los "elixires".
Paco con
Clarita y "El Jefe"
Son las 17:00 horas. Algunos quieren ir a
descansar mientras otros planteamos una partida de mus. Animados,
buscamos un local donde nos permitan jugar la partida. No tardando
mucho, entramos en una cafetería donde, si no fumamos, nos
dejan jugar. Acepto un poco a regañadientes. Después pudimos
comprobar que fumaba todo el mundo.
La partida fue rápida. Un cuatro a cero contundente. Mi
amigo Luís Barrio, aunque en principio le cuesta,
tuvo que aceptar sin rechistar la derrota.
Visitando la feria
Visitamos después la feria
de todo tipo de máquinas de agricultura desde las primeras sembradoras
hasta los últimos inventos en la materia, donde no
nos faltó un buen reportaje fotográfico.
Carros
antiguos
Máquinas de
labranza
Luís, sentado
en la "primera máquina de siembra directa"
Arado
antiguo
El peregrino
Fernando
Mediada la tarde visitamos el Monasterio de San Zoilo (Siglo X),
convertido ahora en una hospedería de lujo. Elegante y acogedor.
Tomamos unas cervezas en uno de sus confortables salones y
regresamos al pueblo con intención de cenar algo.
En la entrada
del Monasterio de San Zoilo
Chema
Marcando a Luís el 4 - 0 de la partida de mus
Cenamos en un restaurante
céntrico cerca del Hostal. Frente a nuestra mesa hay una muchacha
sentada a la que me dirijo sonriente y sin darle tiempo a pensar
le digo que prefiero sentarme con ella en lugar de con todos
"estos". Que si la importa. Le hace gracia y me permite
sentarme a su lado.
Nos presentamos. Se llama Esther, es de
Terradillos de Los Templarios, y se encuentra allí cenando con
su amiga María José, que se encuentra en el servicio.
Esther, de Terradillo de Los Templarios
Animados por su simpatía pronto Paco se sienta a
nuestro lado y, en unos momentos aparece, su amiga María
José.
Con Esther y
María José
Interesadas por el tema del
Camino les enseñamos nuestro G.P.S. y les comentamos algunas de
nuestras experiencias en otros Caminos. Esther nos recomienda un
albergue en Terradillos que no es el que Ángel nos ha reservado
telefónicamente. Rápidamente Ángel llama para anular la reserva y
hacer la nueva.
Peregrino de
carrión de Los Condes
Después de la cena nos retiramos al Hostal.
Le dejo a la señora un par de camisetas, pantalones y una
camisa para que me los lave. Suele cobrar 5 euros por lavadora pero
como es poca ropa le parece cobrarme mucho. Al final concretamos
la transacción por 3 euros.