CAMINO DE SANTIAGO 2015
Jueves, 14 de Mayo de 2015
Etapa 10 - De Soto de Luiña a Cadavedo (23,0 kms)

Abandonamos el albergue sin desayunar en una mañana desapacible y lluviosa; en principio lluvia fina, que arrecia con el paso de los minutos. Hemos tenido que poner las fundas en las mochilas y llevar el paraguas a mano, pues cada vez llueve más. La señalización del camino es escasa y pronto surgen nuestras dudas de por dónde tirar. Gracias a la explicación de ayer de Pepe, el hospitalero, que nos comentó que se están limpiando y preparando los caminos por la zona y que deberíamos dirigirnos hacia Ballota, continuamos adelante aún con nuestras dudas. Algunos peregrinos se han dado la vuelta y tiran por la carretera, más segura y firme.

Hemos salido dispersados y no se ven peregrinos, aunque vamos en contacto con nuestros whatsapp. Ángel ha tomado la delantera, tras él voy yo, Primi viene tras de mí acompañado por Kinga y Theodor, y Paco parece que camina solo por la carretera.

Tras aproximadamente 6 kilómetros y medio, bajo una fuerte lluvia, me cobijo en el Hotel Fornon, en la localidad de Novellana. La cafetería está muy concurrida aunque no de peregrinos. Desde el porche, mientras tomo un café con magdalenas, veo pasar a algunos peregrinos bajo la lluvia.

En un leve receso de la lluvia salgo hacia Castañeras bajo el paraguas con intención de acercarme a su Playa del Silencio. La senda se estrecha en un descenso embarrado y deslizante que dificulta el caminar.

Bajando hacia la Playa del Silencio

Le vereda se abre paso por el monte a través de la espesa vegetación, hasta que cruzamos un pequeño arroyo y comenzamos la fuerte ascensión que nos conduce hasta la carretera ya cerca de Santa Marina. Me resguardo unos minutos de la lluvia en una de las paradas de autobús, y se me acerca Theodor que comenta que se ha mojado las botas al atravesar el riachuelo. Le digo que, muy cerca del paso del riachuelo, había unas rocas para poder cruzarlo sin mojarse. No sé si me ha entendido algo o no.

Hacia la Playa del Silencio

En una pequeña cafetería de Santa Marina, a pie de carretera, encuentro a Ángel que me hace señas para que me acerque. Mientras tomamos un tentenpié vemos que se acerca Primi, empapado y preparando una parva impresionante en la cafetería, con su mochila, sus botas y camisetas mojadas, su paraguas chorreando agua, etc. Nos comenta que le ha costado mucho poner la funda en su mochila, que se le ha enredado uno de los cordones y no consigue sacarlo. Unas mujeres de la localidad que colocaban carteles publicitarios le ayudan a sacar el cordón. Así, solucionado el problema, se pone de nuevo en marcha. Poco después llega Kinga a la cafetería que, con su sombrerito azul, se sienta con nosotros, ayudando con sus cosas a ampliar la parva de Primi.

Subida a Santa Marina

El tiempo ha mejorado algo, ha salido el sol, y caminamos dejando atrás Ballota hasta llegar a Cadavedo. La carretera es larga. Al fondo, a lo lejos, divisamos un par de peregrinas que caminan muy deprisa y que parece imposible alcanzarlas a nuestro paso. Un par de kilómetros antes de Cadavedo le comento a Ángel que voy a ver si las alcanzo acelerando mi ritmo hasta llegar junto a ellas. Una de ellas no es peregrina y se aparta del camino dejándonos charlando a Stephanie y a mí. Caminando ambos muy rápido, me comenta que hace etapas de más de 40 kilómetros por día y que se dirige hoy hasta Luarca. En Cadavedo nos despedimos, pues ella continúa y yo me paro en la soleada terraza del restaurante Parrilla El Casino, a esperar a mis compañeros.

Parrilla El Casino

Primi ha venido por la costa admirando los idílicos acantilados y llega a Cadavedo acompañado por Kinga, que se va al refugio.

Parrilla El Casino

Pronto llega Ángel al restaurante pues venía tras de mí, y luego Primi y Paco. Comemos en la terraza donde hemos preparado un tenderete con nuestras camisetas al sol. La comida no estaba muy allá, aunque nos tomamos una buena fuente de garbanzos con callos que, aunque parecía muchísimo, Paco y Primi dieron buena cuenta de ella. Ángel y yo comimos una exquisita merluza a la cazuela.

Exquisita merluza a la cazuela

Finalizada la comida recorremos la localidad en busca de los Apartamentos Casa Carin, donde se nos ofrece el piso superior de una casa nueva, con dos habitaciones dobles y una individual, que disponen de baño compartido. El precio, 18 euros, incluye sábanas y juego de toallas. Se puede hacer uso de la cocina y hay salón comedor. La casa dispone de amplio jardín con muebles, terraza techada y barbacoa.

Apartamentos Casa Carin

Angel había recomendado visitar la ermita de La Regalina, fuera de la ruta unos dos kilómetros pero, después de tantas subidas y bajadas por los bosques, no nos quedaban demasiadas ganas de movernos.

Paco en el apartamento de Casa Carin

Después de disfrutar de nuestra preciosa casa con una buena siesta, hacer la colada, y dar un paseo hacia una antigua Torre convertida en Hostal, donde no nos quisieron dar ni una sóla caña pues era sólo para huéspedes del Hotel, nos fuímos al restaurante Mesón La Granda donde tomamos unas sidras, cenamos viendo el partido, y nos encontramos con Theodor y un matrimonio alemán que estaban alojados en nuestra urbanización, donde también pernoctaba un matrimonio canadiense que habíamos conocido en Soto de Luiña.

Mesón La Granda

Cena en el Mesón La Granda

Después de la cena y el partido, nos fuimos a dormir.

Descanso en el apartamento de Casa Carin