En este primer día del viaje, lo más destacable es la ausencia de uno de los nuestros, Michel, que por motivos ajenos a su voluntad, no ha podido acompañarnos.

El viaje en tren resultó bastante tedioso debido a que el tren iba lleno de gente y duró 6 horas; parece que tarda lo mismo desde Segovia a Orense que desde aquí a Ferrol, tanto por la orografía gallega, que le impide alcanzar velocidades más altas, como por el número de paradas que realiza.

Me llamó la atención las paradas en Betanzos-Infesta y Betanzos-Cidade. Reseñable es la estación de Puebla de Sanabria, una de las más bonitas de España, pero con servicios precarios.

La compañía tampoco fue la que elegiríamos para un viaje tan largo, pero ésta no entraba en el precio del billete; dos gallegas, madre e hija, (la madre no sabía hablar castellano y se le entendía, pues, a medias). Venían de casa de unos parientes en La Manga del Mar Menor.

Sobre las 22:30 y tras alojarnos en el hostal La Frontera salimos a cenar algo por la zona; aterrizamos en la terraza del restaurante Zahara perteneciente a un complejo, que estaba bastante bien.

Como anécdota, habíamos pedido un primer plato, y como segundo, unas tostas de huevo con jamón; nos trajeron dos sartenes que no podíamos con ellas. Al comentar Angel que si eso era lo que figuraba en la carta respondieron que sí, pero al llegar la cuenta, consideramos que se habían equivocado, con lo que nos cobraron solamente una de ellas.

Eran casi las 12 de la noche cuando empezó a chispear por lo que, en vez de dar una vuelta por Ferrol, decidimos retirarnos a dormir.