CAMINO DE SANTIAGO 2019
Jueves, 27 de Junio de 2019
Olveiroa - Corcubión - 24,0 kms

Los pronósticos de tiempo son bastante buenos, aunque refresca de madrugada. Nos levantamos en torno a las 7 de la mañana. Había parte de los clientes de nuestra habitación del albergue que ya se habían marchado, pero todavía quedaban tres o cuatro. La incomodidad para organizar las mochilas en un espacio tan pequeño era evidente por lo que estábamos deseando salir de allí.

Poco antes de salir surgió un pequeño incidente con un peregrino belga, pues decía que le habían quitado sus zapatos. Vino la encargada del albergue, pero allí los zapatos no aparecían. El peregrino se debatía entre desesperación e incredulidad, porque para que querría otro sus botas, que además estaban rotas. Por fin el misterio se resolvió pues Primi se dio cuenta de que había traído del zapatero otras botas que no eran las suyas, puesto que al ponérselas le estaban grandes, es decir, no había cogido sus botas sino otras que no le correspondían (las del peregrino belga) y, al final, se aclaró el malentendido. Ofreció sus disculpas al peregrino y entre risas y demás, el asunto quedó como una anécdota más del Camino.

Nos fuimos a desayunar hasta As Pías, donde un grupo de ciclistas entrados en años estaba preparándose para partir; todavía salimos delante de ellos para descubrir que eran de Cataluña con esteladas en sus bicis y equipajes, símbolo de que eran independentistas.



Desayuno en As Pías


A partir de aquí comenzó nuestra caminata del día. La etapa se planteaba dura porque la primera y segunda opciones de parar están entre 4 y 5 kms y a partir de ahí 15 kms sin un posible bar. Asumimos la situación y nos hicimos hasta Cee prácticamente de un tirón.



Mañana gris y desapacible


El camino comienza con una fuerte subida que desemboca en una senda que se dirige al embalse do Castrelo. Continua subiendo por la ladera de la montaña, con unas impresionantes vistas del río Xallas, para entrar en Logoso en la ladera del monte Castrelo.



Río Xallas


En Logoso había gran algarabía de gente en un bar con albergue que era el último sitio antes de Cee para poder tomar algo; Primi llevaba un par de galletas energéticas y agua para soportar los casi 17 kms que faltaban. Allí tuvimos ocasión de saludar a los del Bierzo, a las chicas de Jaén, también a Sabina y su hijo, que habían pernoctado allí y no se les veía con mucha prisa para ponerse a andar.

Continuamos hacia adelante por un paisaje de pinos y eucaliptos hasta la bifurcación donde podemos elegir entre ir hacia Finisterre o Muxía (este camino ya lo hizo Primi el año pasado, pero en dirección inversa, es decir desde Finisterre a Dumbria). En este cruce se nos juntó otro peregrino que iba hacia Finisterre. Este punto es objeto de muchas fotografías pues se da la circunstancia que compañeros que te han acompañado desde Santiago aquí pueden dirigirse a Muxía.



Bifurcación Finisterre - Muxía




Grupo de Salas de Los Infantes




Grupo de Salas de Los Infantes


Primi había cogido un buen ritmo dejándo atrás a Ángel y a su nuevo compañero. Sin perder el ritmo ve a una peregrina haciendo fotos a un montón de conejos a la que le felicita por la idea. Así alcanza tanto el cruceiro de Marco do Couto como la ermita de Nuestra Señora de las Nieves donde para al avituallamiento. Allí se encuentra al grupo de estudiantes, que ya eran una constante en su paseo diario, a quienes saluda mientras toma unas fotografías.



Cruceiro de Marco do Couto




Ermita de Nuestra Señora de las Nieves


Pasaron tanto el peregrino que venía antes con Ángel así como la fotógrafa de conejos, también pasó Angel sin pararse por temor a quedarse frio. El grupo estudiantil también partió así que, como Primi no pensaba quedarse solo, pues hizo lo mismo.



El grupo de Salas de los Infantes


Subimos el monte do Lousado, por cómodas pistas, hasta que a la altura del cruceiro de la Armada se divisa por primera vez el mar.

En este trayecto alcanzamos a la peregrina de las fotos de los conejos; se llama Andrea, de Suiza, viene al camino por un motivo bastante personal. Vive en la parte alemana pero nació en la francesa; tiene una niña de 5 años (nos enseñó una foto y Primi hizo lo propio con su nieta de la misma edad).

También adelantamos al matrimonio de Guadalajara, que teníamos perdido y que más tarde pararía en Cee donde nosotros; a otra peregrina italiana, Cristina, que tenía el tobillo destrozado y, aparte de ir muy despacio debía pararse para apoyarse sobre el stick y poder descansar; nos reímos un rato al relatarnos que viajaba con 3 amigas; le hicimos la observación de qué poco amigas serían si la habían dejado sola. Dado su paso en una de estas paradas seguimos adelante, aunque todavía pudimos saludarla más tarde.



Bajando hacia Ceé




Playa en Ceé


Nada más bajar la cuesta de Ceé, en el bar junto al cruceiro, que, por cierto, ha sido modernizado, hicimos la correspondiente parada, pues los pies estaban ya bastante cansados. Unas cervezas y una ración de empanada de atún nos hicieron de puente para continuar hasta Corcubión, ya que desde ayer sabíamos que los albergues de Cee estaban todos completos.



Grupo de Salas de los Infantes, Burgos


Como no hay mal que por bien no venga, ya tenemos avanzados unos kilómetros de la etapa de mañana y la llegada al Hotel Praia da Quenxe nos sorprendió, porque en cierto modo es un hotel que tiene habilitada una planta en plan albergue.



Hotel-albergue y apartamentos Praia da Quenxe, Corcubión


Aquí estaban los chicos y las madres de Burgos. Son de Salas de los Infantes y la organizadora principal, Marta, vive en San Sebastián. Pero no son de ningún colegio, son hijos de amigos. Hablamos con el jefe del hotel-albergue, para organizar las literas; las madres, entre ellas Marta, muy amable nos dejó dos literas bajas para nosotros; en este trance llega una peregrina catalana (Ana, que iba con el grupo de Jaén), que también tenía una reserva a través de “Booking”. Entre unas cosas y otras al final el jefe nos asignó a nosotros la habitación 204, una habitación normal doble de hotel por el mismo precio de 12 euros cada uno. Una doble satisfacción, tanto para nosotros como sobre todo para los chicos. Y ahí dejo eso.



Grupo de Salas de los Infantes, Burgos


Comimos allí mismo un poco de pulpo, unos chipirones y una ensalada, regados con las correspondientes cervezas. A continuación, nos subimos a duchar y echar la siesta; eran poco más de las 4 de la tarde. Después de la siesta paseíto por la playa, en la Costa de la Morte, que tenemos a pie de obra, hasta el Hotel Las Hortensias y vuelta de nuevo a Praia da Quenxe.

Cuando bajo a la terraza del hotel-albergue me encuentro con Marta y una compañera tomándose un café, a las que me ofrezco a invitar por el favor que nos habían hecho con las literas.



Primi, contemplando la Costa da Morte


Mientras toman el café, ambas amigas me explican cómo a Marta se le ocurrió la idea de organizar un tramo del Camino durante unos días con algunos jóvenes del pueblo, para lo que se juntó con algunas madres con el fin de preparar el trayecto.

Una vez que llega Ángel, decidimos ir a cenar al restaurante del Hotel Las Hortensias, al lado de la cristalera mirando al mar, lo cual fue un acierto porque nos puso una sartén de almejas con pulpo que estaban buenísimas. Las zamburiñas y los chipirones a la plancha también.



Cena en Hotel Las Hortensias: almejas con pulpo




Cena en Hotel Las Hortensias: zamburiñas


Ya anocheciendo iniciamos el regreso al Hotel Praia da Quenxe, y cuando llegamos al bar estaba en el descanso del partido España - Francia sub 21 de fútbol. Nos quedamos a verle hasta el final porque España ganó 4-1. Nos tomamos unos vinitos allí, con el camarero y el jefe, y nos fuimos a la cama.