CAMINO DE SANTIAGO 2019
Miércoles, 26 de Junio de 2019
Vilaserio - Olveiroa - 21 kms

Durante la noche anterior habíamos oído llover y efectivamente al levantarnos estaba bastante nublado; se notaba que había llovido, pero en ese momento ya no llovía. Dudamos si poner las fundas o no y sacar o no los paraguas, y al final decidimos salir sin funda y sin sacar los paraguas. Bajamos a desayunar al bar junto al albergue y, dado el tamaño de las tostadas que se gastan por estos lares, pedimos solo media para cada uno.



Camino por el Concello de Mazaricos


Estamos en el Concello de Mazaricos y en torno a las 8 de la mañana nos pusimos a caminar. No habían pasado 20 minutos de marcha y ya estaba lloviendo, por lo que tuvimos que hacer una incómoda parada para colocar la funda y sacar el paraguas. Así estuvo durante las dos o tres horas siguientes, intercambiando entre carretera y caminos rurales; pasamos el río Maroñas, la aldea de As Mariñas, con dos bellos hórreos, donde se habrían albergado algunos peregrinos que conocimos el día anterior.



Nos acompaña la lluvia


También vemos un cruceiro con pousadoiro, una especie de mesa donde depositaban el féretro camino del cementerio para rezarle un responso.



Cruceiro con pousadoiro


Pasamos un peligroso cruce de la carretera general con un bar, en el que no paramos, intentando hacer los mejores tiempos a esta hora de la mañana. De vez en cuando nos cruzábamos con peregrinos que marchaban en sentido inverso hacia Santiago.

Por fin decidimos hacer una parada en un bar a la altura de Lago, después de subir un puerto de primera especial y volverlo a bajar. Descansamos un buen rato en el bar, resguardados del agua y tomando unas cervezas y un pincho de empanada de atún, junto a un grupo de escolares y sus profesoras, que hacían esta ruta como actividad complementaria.

Este grupo se marchó y al poco rato llegan una serie de chavales jóvenes, de entre 17 y 18 años, alborotando y en 3 taxis. Eran casi todos chicos menos una chica. Mantenemos conversación con ellos y nos dicen que son de Arganda del Rey (Madrid), qué son un grupo más numeroso donde cada uno se organiza como puede. Que ellos han venido desde Negreira en taxi porque la mañana estaba hoy nubosa y muy lluviosa. Preparan un jaleo en el bar de muchísimo cuidado, y la camarera que tenía una pachorra que no podía con ella, no les hacía ni caso. Por eso ellos se alborotaban cada vez un poquito más.

Pasada hora y media de descanso, de secar paraguas, camisetas y demás, decidimos reanudar la marcha en dirección a Olveiroa para donde nos quedan aproximadamente 7 kms. Nos aproximamos al Concello de Dumbría, bastante extenso y rico debido a la cantidad de generadores eólicos que posee.

Atravesamos el rio Xallas por el Ponte Olveiroa, que da nombre a la población; lugar histórico de cuando las tropas napoleónicas avanzaban hacia Ceé, pero al estar mal organizados fueron derrotados por estas tierras.



Ponte Olveira


Ya no llueve, el camino es bastante llano y se hace muy agradable el paseo. Llegando a Olveiroa se nota que hay bastante gente en el albergue bar casa Manola, que tiene una terraza bastante grande y se ve movimiento de peregrinos.

Avanzando un poco más llegamos al complejo casa Loncho que es hotel, albergue, bar restaurante y de todo. Confirmamos la reserva y nos sentamos en una mesa para tomar unas cervezas y picar algo.



Horreo




Complejo Casa Loncho




Complejo Casa Loncho


Vimos que sacaban unos platos de lentejas y nos apuntamos a ello. Allí conocimos a Greta de Estonia y a Magdalena, alemana de Dormund. También conocimos a un grupo del Bierzo, otro de Jaén, y a un peregrino que lleva una guitarra sobre una especie de carricoche y debe montar una verbena por donde para.



Peregrino con guitarra


Primi mantiene una conversación con Sandra, aquella peregrina que portaba más peso del reglamentario, y cuyos planes son llegar primero a Muxía y luego a Finisterre. Casualmente comparte habitación con nosotros.



Con la peregrina Sandra


Nos dimos un paseo por la población, sellando en el albergue municipal, donde recuerdo haber dormido un año. Después nos acercamos hasta As Pías. al restaurante Lareira, donde cenamos aquella noche de 2010 con el jefe. Ahora lo lleva su hijo.

Nos quedamos a cenar, muy bien por cierto y muy bien de precio; un plato de caldo gallego y una abundante ración de raya que estaba buenísima incluido postre y café.



Restaurante Lareira




Cena en Restaurante Lareira


Había allí una familia de ciclistas madre, padre, hijos y algunos amigos también con hijos y las correspondientes bicicletas. Se pusieron las botas con la cena. Son de Collado Mediano de la sierra de Madrid.

Con el estómago bastante lleno en torno a las 10 de la noche nos retiramos a la cama.