Jueves, 10 de Mayo de 2001.
La
noche había sido corta para algunos de los amigos. Habían llegado tarde pero ya de
madrugada se encontraban despiertos. Por la mañana, cuando el movimiento de
peregrinos fue ya general,
Michel, desde su litera, toca en su armónica "La respuesta está en el viento", de
Bob Dylan. Un simpático inglés se le aproxima, saca una armónica diminuta con sólo
tres tonos y toca de maravilla ¡¡¡ Oh, Susana !!!, dejándole boquiabierto. A punto
estuvo de decirle: "te compro la armónica", pero quizás lo temprano de la hora no le
dejó pensar con claridad. Evidentemente se la habría comprado.
Albergue de Ribadiso do Baixo
Despejados ya, aunque era muy temprano, Michel se fue decidido a
meter los pies en el agua del río, recordando el año anterior cuando, junto con Pilar,
la linda zaragozana, y su amiga Poli, eslovena, había disfrutado de aquel remanso
encantador. La mujer belga, extraña en su indumentaria pero simpática como ella sola,
le comentó que mucha gente pensaba que era brasileña. Su español era bastante bueno.
Llegaría a Santiago el mismo día que ellos.
Después de asearse, los cuatro amigos comienzan su caminata hacia
Arzúa. Michel, que había guardado en su mochila la botella de orujo, medio llena,
que les había regalado Alfonso, el enfermero aragonés, comentaba las incidencias del
día anterior. Como cada mañana, el tiempo era espléndido. Aún no habían visto una
gota de lluvia desde que habían comenzado el Camino. Bajo un puente por donde pasaba
la vía del tren, Carmen, la simpática mujer del restaurante de la noche anterior,
paró su vehículo, saludando a Primi que se había adelantado. Unos metros más atrás
volvió a detener el coche para preguntar por Michel, al que con una gran sonrisa le
dijo: ¡¡¡ Vaya, hoy tienes mejor cara que anoche !!!. Sonrientes y agradecidos por su
amabilidad y simpatía, se despidieron de ella prometiendo llamarla cuando llegaran a
Santiago.
Después de desayunar en Arzúa, donde Michel perdió a sus amigos
mientras entraba en la sacristía parroquial a poner un sello, continuó el Camino sin
saber si iba delante o detrás de ellos. La soleada mañana invitaba a caminar. Repleto
de fuerzas, sin ni siquiera una ampolla, recordaba el año anterior cuando sus pies se
le habían hinchado tanto. El peso de su mochila era llevadero, no le molestaba en
absoluto. Decidido a conectar con sus amigos apretó el paso. No tardando mucho divisó
a Primi a lo lejos. Pronto estaría con él.
Grupo de peregrinos en "El Carro"
Unas horas después, ambos amigos llegaban a un bar instalado en un
puesto de helados donde poco a poco muchos peregrinos conocidos fueron llegando.
Tomando unas cervezas preguntaron el nombre a todos e hicieron una lista. Michel,
por su parte, les entregó la dirección de su página del Camino, donde en un tiempo
podrían verse en algunas fotos.
La amable mujer del bar y su marido les comentaron su intención de
construir allí mismo un restaurante y su miedo de que no les fuera muy rentable.
Tenían un hijo trabajando en la Caixa en Pontevedra.
Lista de peregrinos: Kathrina (alemana), Marcia (brasileña), Joaquin
(alemán), Xavi, Xavier (catalán), Alfonso (maño), Ananía (venezolana) ...
Después de descansar, poco a poco todos fueron desfilando. Tiempo
después, los cuatro amigos pararían a comer en Santa Irene, muy cerca ya de O
Pedrouzo (Arca). Michel, pleno de facultades físicas, se había adelantado esta vez el
primero. La llegada a Arca (O Pedrouzo) le sorprendió tan pronto que, sin dudarlo,
continuó su camino sin darse cuenta que se pasaba. Tres kilómetros más allá,
contemplando dudoso el km 16 en un mojón del Camino, preguntó a un labriego gallego,
quien le indicó que se había pasado. Tuvo que desandar lo andado. Cuando llegó de
nuevo al refugio, una vez que preguntó a un simpático peregrino francés que le
acompañó hasta el mismo, allí estaban tumbados en la puerta muchos de sus amigos.
La muchacha belga, su amigo, el matrimonio de Mallorca, Primi, y muchos otros.
Refugio de Arca (O Pedrouzo)
Cansado pero contento subió al albergue acompañado por Primi con
intención de ducharse. Ananía y su marido, Xavier, estaban allí. Entre Primi y Michel,
con sus canciones de Estopa, corridos mejicanos y alguna que otra balada peruana,
sorprendieron a Ananía, que les preguntó si podrían cantarla aquellas canciones
después. Una vez aseados se dirigieron al restaurante "Compás", donde ya les
esperaban Ángel y Jesús. Tomando unas cervezas con Ananía y Xavier, se les acercó un
simpático perrillo, "chiuaua", según les diría después su dueña.
Con el "chiuaua"
La cena, acompañados
por Ananía y Xavier, fue muy agradable. Consuelo, la muchacha que les atendió resultó
ser muy simpática.
Cena con Ananía y Xavier
Michel, Consuelo y Ananía
Joaquin, el alemán, y sus amigos comparten la mesa de al lado.
Joaquín y sus amigos alemanes
Finalizada la cena, después de comentar el resultado del partido de
fútbol de la noche anterior, prepararon ¡¡¡ por fín !!! una nueva partida al "mus".
Esta vez el éxito de Primi y Michel fue total. Apabullados, Ángel y Jesús salieron
del restaurante sin casi decir "buenas noches", mientras Michel y Primi les cantaban
aquella canción de Estopa ... "No me preguntes si anoche ...", canción que ya
escucharían en cada momento por tierras gallegas.
Esta vez les toca a Jesús y a Ángel
El propietario del restaurante, Santiago, gran aficionado al mus,
empeñado en jugar una partida con la pareja de campeones, juega con su hija (Xiomara)
de compañera. Primi, exultante,
les dió p'al pelo varias veces. Un cinco a cero dejaba el tema aclarado por completo.
Xiomara, Michel y Santiago
Después de despedirse de padre e hija, y del "chiuaua", regresaron
al refugio, muy contentos. El éxito les había sonreído aquella noche. Ahora serían
campeones de mus indiscutibles de Galicia.
COMPÁS - RESTAURANTE Y HABITACIONES
Santiago y Xiomara
Pedrouzo (ARCA)
Teléf. 981 51 13 09
O PINO (A Coruña)
Poco después regresarían al acogedor albergue y no tardarían en caer
profundamente dormidos.
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