Rodri, el peregrino mejicano
Cuando salimos del albergue
aún está en la puerta la mujer peregrina que ha perdido sus
bastones. Son las 07:00 de la mañana y, desde las 05:00, ha estado
buscándolos. Ángel echa de menos su móvil y yo el cinto donde llevo la máquina de fotos.
Después de desayunar en una
cafetería cercana al bar donde cenamos anoche comenzamos la etapa
animados pues esta vez la tenemos planificada de sólo 22
kilómetros. Primi se ha dejado el sombrero en la cafetería y
vuelve a buscarlo. Lo tenía puesto en la cabeza un hombre totalmente
ebrio que parece no haber dormido en toda la noche. Mientras tanto
Ángel intenta preguntar por su móvil en el bar donde piensa que se
la cayó pero lo encuentra cerrado. Fumo un cigarrillo mientras
les espero.
Puente de la Reina sobre el río Arga
El tiempo continúa siendo espléndido. Cruzamos el precioso puente de la
Reina y pronto abandonamos el nucleo urbano. Rodri nos acompaña.
Saliendo de Puente la Reina
Mientras caminamos podemos
admirar extensos cultivos de espárragos perfectamente cuidados. Las
plantas se cubren con enormes plásticos seguramente para evitar las
heladas y la acción directa del sol.
Extensas esparragueras
Bajo un sol de justicia
llegamos a Cirauqui dejando atrás grandes plantaciones de viñedos,
muy cuidados, y extensas tierras sembradas de trigo, centeno y cebada.
Viñedos en
Cirauqui
Hacemos un pequeño descanso en Cirauqui
mientras Ángel llama por teléfono desde una casa particular al
bar de Puente la Reina preguntando por su móvil. Efectívamente
lo han recogido allí. El hombre de la casa se ofrece amáblemente
para llevarle en coche a buscarlo. Poco tiempo después nos confirma
que ha recuperado el móvil.
Luís, Chema y Rodri.
Beni
Por mi parte, buscando algo en la mochila mientras efectuamos
la pequeña I.T.V., he encontrado el
cinto que ya daba por desaparecido. Sorprendentemente, aún no hemos perdido nada.
Cuando retomamos el camino llegan Sophie y Taylor.
Les dejamos tomando un bocadillo mientras descansan.
Precioso rincón de Cirauqui
Continuamos el camino después de sellar
nuestras credenciales en Cirauqui. Algunos ciclistas nos van
adelantado con lentitud agotados por la fuerte subida del pueblo.
Primi sellando las credenciales
Poco después de abandonar el
pueblo podemos contemplar lo que en su día fue parte de
una calzada romana.
Luís y Rodri
El paisaje se abre en extensas llanuras de praderas y
sembrados. El terreno es llano y se camina bien bajo una
agradable brisa.
Extensas praderas y sembrados
Primi y yo vamos rezagados
mientras el resto del grupo han llegado a Estella y se disponen a
buscar un restaurante donde comer.
Agotados por el calor nos detenemos de nuevo en
Lorca donde encontramos un par de atractivos bares uno frente a
otro. Miriam, la alemana, está sentada a la puerta de uno de ellos
descansando. Dentro encontramos a Diana pagando alguna
consumición. Primi le muestra nuestro GPS muy
orgulloso.
Poco después continuamos el camino tras Beni que se
ha adelantado. El calor aprieta y de nuevo nos detenemos en un
restaurante en Villatuerta donde están celebrando una boda. Mientras
tomamos unas cervezas vemos en televisión la emocionante salida de
los Fórmula I con Alonso en primera posición.
Ángel y Luís llegando a Estella
Poco después, a las 15:30,
llegamos al albergue de Estella, en mi opinión uno de los mejores de
esta zona del camino, aunque también se cierran sus puertas a las diez de la noche.
Una vez acopladas nuestras mochilas en las literas
salimos rápidamente a comer. El hospitalero nos aconseja un
restaurante cercano y allí nos dirijimos Beni, Primi y yo. Comemos
un menú del peregrino junto con Ándrés, un peregrino que camina en
solitario y que reside en Barcelona aunque realmente es de Córdoba.
Primi en Estella
Andrés nos comenta que le
gusta hacer el Camino sin compañía y que sus etapas son de 40
kilómetros diarios. El pasado año tuvo que abandonar por un
esguince y este año repetía con intención de llegar a Santiago.
Con Karina, después de la comida
Después de la comida aparece
Karina, peregrina austriaca a quien hemos adelantado esta
mañana. También camina sola y busca algo para comer.
Aunque ya la cocina está cerrada puede tomarse unos pinchos.
Ángel con ampollas
Regresamos al albergue con
intención de tomar una buena ducha y salir a dar una vuelta por el
pueblo. Sorpendentemente, Ángel está preocupado por una ampolla que
le ha salido en el pie. Falta de costumbre.
En Estella
Salimos a dar una vuelta por
el pueblo y pronto planteamos una segunda partida de mus. Esta vez
son Chema y Luís quienes pierden y, apabullados, se pasan por la
barra. Ahora somos Paco y yo quienes, muy divertidos,
podemos disfrutar de nuestra victoria.
Luís y Chema
pasándose por la barra
Después del mus volvemos a
caminar por las calles del pueblo mientras Primi se marcha con
intención de lavar a mano algunas camisetas y pantalones. Muy
cuidadoso, tiende la colada en las cuerdas del albergue sin imaginar que por la noche llovería.
Primi haciendo la colada
Mientras paseamos por las
calles del bonito pueblo proponemos a Beni pedir un deseo en una
fuente. Mientras Luís prepara su cámara nos acercamos a la fuente y,
vueltos de espalda, efectuamos el deseo lanzando una moneda. Ángel,
como es su costumbre, pone perdida de agua a Beni mientras yo me retiro corriendo.
Beni pidiendo un deseo
Poco después, cenamos en el
mismo lugar donde hemos comido y regresamos al albergue poco antes de las diez.
Primi, la
"princesita Sofía" y Paco
Ya en el albergue charlamos
con "la princesa" en un acogedor patio mientras muchos peregrinos se
disponen a dormir. Desde el piso de arriba nos llaman la
atención para que nos callemos o hablemos más bajo.
Inesperadamente nos cae encima un chaparrón de agua que
alguien nos ha lanzado desde un balcón y que nos hace salir
corriendo. Después Chema nos contaría, muy divertido, que había sido él.
Primi, muy diligente, ha debido escuchar en sueños
la lluvia y se ha levantado a altas horas de la noche a recoger
mis pantalones del tendedero del patio completamente empapados. Por
mi parte, esta noche no he escuchado
ronquidos.
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