El día amanece con una espesa
niebla que nos hace abrigar contra el frío. A pesar de que los
camiones han estado pasando por la cercana carretera durante
toda la noche, hemos dormido bien. Muy temprano, los peregrinos
comienzan a desfilar mientras nosotros nos preparamos para salir.
Chema en la
puerta del albergue
Cuando salimos no se ve mucho
a través de la intensa niebla. Pensamos
que seguramente hoy haga su aparición la lluvia. Bromeando, Primi me comenta
su temor a que nos ataquen los bandidos salteadores de peregrinos de
los Montes de Oca.
Iglesia de Villafranca
Despues de desayunar
comenzamos la andadura sin fijarnos demasiado en las flechas
indicadoras del camino. Eso nos cuesta una buena subida que, al no
existir una salida, nos obliga a desandar lo andado y vuelta a
empezar, esta vez poniendo más atención.
En el monumento
a José Antonio
Aunque el terreno es ascendente
el frío de la mañana nos ayuda a caminar. La larga subida se hace más llevadera
con la niebla que si tuviéramos que hacerla a pleno sol aunque por
contra nos impide e ver el paisaje que suponemos precioso. Caminamos esta vez juntos
a buen ritmo durante doce largos kilómetros sin parar por un
terreno poblado de grandes pinos cargados de pequeñas piñas.
Chema en San
Juan de Ortega
Visitamos la bonita iglesia
románica de San Juan que él mismo contruyó y donde descansan sus
restos.
En San Juan de Ortega
Descansamos en un bar donde el
único pincho de que disponen son aceitunas que, por cierto,
personalmente me encantan.
Tumba de San
Juan de Ortega
Después de unos botellines de
cerveza con sus correpondientes aceitunas decidimos continuar la que
sería nuestra última etapa.
Primi en un arado prehistórico
La niebla ha despejado un poco
y ahora, aunque sin sol, tenemos buena mañana.
Paco
A buen ritmo, dejamos atrás
muchos peregrinos, ahora desconocidos para nosotros, y nos acercamos
al cartel que anuncia las famosas excavaciones de Atapuerca.
Cerca de Atapuerca
Esperamos a que llegue Paco,
rezagado, y pedimos a un peregrino que nos haga una foto junto
al famoso cartel.
Atapuerca
Poco después llegamos a
un precioso albergue de Atapuerca donde ya Beni nos espera después de
haberse despedido de José Antonio, que ha continuado en
solitario su camino hasta Burgos. Él pretende llegar
hasta Santiago de Compostela.
www.albergueatapuerca.com
Paco enreda con unos petardos
mientras esperamos a nuestro amigo Jesús que viene desde Segovia a
buscarnos y a pasar el sábado en Burgos con nosotros para después
llevarnos a Segovia. Sin embargo, Beni tiene planeado salir
para Madrid esa misma tarde y Primi y yo pretendemos desplazarnos
hoy mismo hasta Segovia.
Paco jugando con sus petardos
La hospitalera me facilita el
teléfono de la Estación de Trenes de Burgos y llamo desde allí mismo
para averiguar los horarios. Tenemos un tren cada hora que nos
acerca a Valladolid. Desde allí podemos tomar un autobús que nos
lleva directamente a Segovia.
El
descanso del peregrino
Mientras tomamos unas cervezas
llega Jesús. Una cuñada de la hospitalera se ofrece, muy amable,
a llevarnos hasta Burgos en su coche. Aceptamos encantados.
Después de despedirnos de nuestros amigos, Beni, Primi y yo partimos
en el coche dirección Burgos mientras ellos, Ángel, Chema, Paco y
Jesús, sin prisas, se quedan a comer en Atapuerca.
El Camino, por este año y para nosotros, ha
concluido.
Burgos: El Cid Campeador
|