Cuando despierto
encuentro mis pantalones húmedos colgados
de la litera. Ha llovido durante la noche aunque yo
únicamente me he enterado por los comentarios de Primi. Como ya
es habitual, tengo la mochila hecha un desastre y tardo una eternidad
en colocarla. Antes de salir desayunamos en el albergue junto a
muchos otros peregrinos. Cada cual se prepara su desayuno,
café, leche, café con leche ...
hay galletas, tostadas, mantequilla y algunas cosas más. Es el primer
albergue que encontramos donde el desayuno va incluido en el
precio. Después, cada uno se encarga de dejar limpio su
vaso y su cubierto.
A las 08:00 de la mañana, caminamos sin prisa hacia
las afueras de Estella después de sacar los paraguas de la
mochila y poner las fundas. El cielo está muy nublado y nos tememos
algún chaparrón. Nada más comenzar la etapa Paco se vuelve hacia
el albergue desandando unos 200 metros. Comenta que le hacen
daño las botas y quiere hacerse una pequeña I.T.V.
Chema en la famosa "fuente del vino"
Dejamos atrás el pueblecito de Ayegui y pocos kilómetos después nos detenemos en la famosa "fuente del vino
de Irache" donde no podemos dejar de probarlo a pesar de la
hora tan temprana. El vino no está mal pero realmente no apetece mucho a estas horas.
Michel, Luís, una peregrina, y Ángel
Nos hacemos
algunas fotos y rápidamente continuamos hacia el Monasterio
de Irache, precioso monasterio benedictino reconstruido sobre las ruinas de otro del Siglo X.
Paco en la fuente del vino
Mientras tanto, Paco, rezagado, también se detiene a probar el sabroso
vinillo.
De nuevo nos detenemos un momento en el Monasterio para tomar alguna foto y
continuamos caminando bajo un cielo muy nublado que inevitablemente nos
suelta un pequeño chaparrón que nos obliga a abrir por
primera vez nuestros paraguas aunque sólo durante cinco o diez minutos.
Monasterio de Irache
Camino tras Ángel que va
imponiendo su acostumbrado ritmo rápido y pronto perdemos de
vista al resto del grupo que se ha ido fragmentando por
detrás. Aunque ha refrescado, ha dejado de llover y
apetece caminar. Un agradable olor a tierra mojada impregna
el aire mientras vamos dejando atrás inmensos trigales cargados de rojas amapolas.
Paco y los trigales
El camino es llano, el sol
anda oculto tras las nubes y el tiempo es muy agradable.
Llevamos un buen ritmo mientras cruzamos los interminables trigales y las
extensas praderas con hierbas crecidas y ahora mojadas por la lluvia.
Curioso peregrino
Fuente de los moros
Dejamos atrás la curiosa
Fuente de los Moros y los extensos viñedos, con sus cepas perfectamente alineadas y bien cuidadas
de malas hierbas, y nos detenemos en Villamayor de Monjardín
con intención de sellar nuestras credenciales en
el albergue Hogar de Monjardín.
Viñedos
Ángel se adelanta buscando un
bar en el pueblo donde
refrescarnos mientras yo espero a Primi, que viene un poco retrasado, para
indicarle dónde debe sellar nuestras credenciales. Cuando caminamos
tras Ángel seguimos las indicaciones de un cartel que nos dirige a
las afueras del pueblo hacia unas bodegas. Pensando que Ángel ha
seguido esas mismas indicaciones abandonamos el pueblo y continuamos el camino.
Mientras tanto, Ángel ha encontrado un bar en el pueblo y nos
espera mientras toma un bocata y una cerveza. Primi y yo, después
de un par de kilómetros de descenso, extrañados al no encontrar la
bodega ni a Ángel, le llamamos para ver dónde se ha metido.
Iglesia de
Santa María en
Los Arcos
Sin ánimo de volver sobre
nuestros pasos continuamos hacia Los Arcos bajo un sol de justicia y sin agua.
En una terraza en Los Arcos
En Los Arcos, descansamos en
una terraza al pie de la preciosa Iglesia de Santa María, del siglo
XV. Un gran chaparrón nos obliga a resguardarnos rápidamente en la
cafetería aunque a los dos minutos vuelve a brillar el sol y nosotros, después de secar las
sillas, volvemos a sentarnos en la terraza. Rodri nos acompaña mientras
Beni y Paco vienen algo retrasados.
Campanario de
la Iglesia de Santa María
Después de tomar algunos
bocadillos con las correspondientes cervezas decidimos
continuar nuestro camino con intención de comer
en Torres del Río. Primi
se ha dejado el paraguas en la cafetería y llama a
Paco por si aún está a tiempo de recogerlo. Paco acaba de llegar a
Los Arcos y, efectivamente, encuentra el paraguas. Poco después llega Beni.
Nos comentan que van a quedarse allí a descansar durante un buen rato y aprovechar para comer algo.
Nubes en el camino
Mientras tanto, Rodri, Chema, Ángel,
Luís, Primi y yo continuamos hacia Torres del Río a buen ritmo. El
cielo está nublado y amenazan lluvias.
Rodri y Chema
Poco antes de llegar a Sansol nos cae un fuerte chaparrón que nos obliga a desplegar
nuestros paraguas y cubrir las mochilas con sus fundas. Primi no
tiene paraguas y se resguarda como puede con un impermeable.
En la puerta de
un cementerio ...
El fuerte aguacero dura poco
tiempo y pronto brilla el sol con fuerza. Chema, que se ha
adelantado, continua el camino sin fijarse en las flechas amarillas
que lo marcan. Ángel, le sigue a distancia, distraido mientras
seca su paraguas al aire. Luís y Rodri, detrás, continuan tras
ellos sin hacer caso a las señales. Cuando llego con Primi a una
caseta donde se ven claramente muchas flechas amarillas indicando el
camino en otra dirección nos paramos ante la duda.
Una familia china, padre, madre e hijo se han
detenido también y nos preguntan la dirección a seguir extrañados
del camino que han tomado Chema y los demás tras él. Después
sabríamos que, aunque son chinos, proceden de Brasil. El joven,
Khan, decide continuar con sus padres siguiendo la dirección que
indican las flechas. Nosotros continuamos tras ellos mientras
llamamos a Ángel que, sorprendido, avisa a su vez a Chema para que
retroceda. Poco después desandarían el camino para seguir tras
nuestros pasos.
Sansol
Nos detenemos en Sansol,
pueblecito distante aproximadamente un kilómetro de Torres del Río, con
intención de buscar un restaurante para comer. En el albergue,
donde aún quedan algunas plazas libres, nos comentan que no hay
restaurante en el pueblo aunque sí un bar pero que no abre hasta las seis de
la tarde por lo que decidimos continuar hasta Torres.
Torres del Río
El albergue de Torres del Río está
cerrado. Existe otro albergue privado, Casa Mari, pero le encontramos
lleno. Sólo nos ofertan dos o tres colchonetas en el suelo y al aire libre, en una terraza.
Torres del Río
Después de estudiar diversas alternativas: volver
a Los Arcos, volver a Sansol o continuar hasta
Viana, Rodri, Primi y yo decidimos quedarnos en el
privado de Torres del Río, en las colchonetas, mientras que Ángel ha
reservado tres literas en Sansol para Luís, Chema y él mismo.
Ante esta situación, Paco decide quedarse en el
albergue de Los Arcos, donde hay plazas libres. Beni también se
queda allí.
Antes de volver a Sansol comemos unas
tortillas en el albergue de Torres mientras nos cae un nuevo
chaparrón también de corta duración que nos hace pensar en qué
sucederá si llueve así durante la noche. Cuando Ángel, Chema y Luís
regresan al albergue de Sansol nosotros acoplamos las colchonetas en
la terraza retirando un montón de botas que han dejado allí los
peregrinos para evitar los olores en el interior del albergue y
nos damos una buena ducha.
Diana y Miriam
Después, Rodri se queda en el
albergue mientras Primi y yo nos acercamos otra vez a Sansol, esta
vez en zapatillas, con intención de reunirnos a cenar con nuestros amigos.
Es pronto, el bar está cerrado y no hay nada
que hacer. Mientras esperamos que lo abran charlamos con las
alemanas, Miriam y Diana, quienes, sentadas en un banco al sol,
esperan la hora del primer turno para cenar en el albergue. A
Diana algo le ha sentado mal y lleva los pies con sarpullidos
rojos seguramente de origen alérgico. Han comprado una crema en
la farmacia y esperan sus resultados.
Diana nos comenta que ha corrido algún que otro
maratón pero que no es lo mismo que caminar todos los días en
el Camino de Santiago.
El albergue de Sansol
Pasamos un rato en el bar
echando una intrascendente partida al mus con intercambio de
jugadores, ya que somos cinco, mientras miramos ta retransmisión de
una corrida de toros en la televisión.
Peregrino
francés fregando los platos
Poco después regresamos al albergue con intención
de cenar. El primer turno ya ha finalizado y mientras nos preparan
la cena Chema charla en francés con un par de peregrinos que están
fregando los cacharros.
La cena
Nuestros amigos de Sansol nos
invitan a la agradable cena y, poco después, el encargado del
albergue nos acerca en coche a Primi y a mi a
nuestro albergue de Torres del Río pues nos han asegurado que
después de las diez ya no se puede entrar. A las diez menos cinco
encontramos la puerta cerrada y es Rodri quien nos abre después de llamar un par de veces.
Nuestras colchonetas al raso
Dormimos al raso en una
noche agradable en la que se pueden contar millones de
estrellas. No hace frío. Tenemos un campanario muy cercano con
un reloj que me despierta sobresaltado cada vez que marca
las horas. Aunque me parece que no he pegado ojo, Primi ha
debido despertarme también en alguna ocasión pues roncaba. Por si
esto fuera poco, ya a las cinco de la mañana han comenzado a
desfilar los primeros peregrinos. De todas formas, aún sin dormir
mucho, nos hemos levantado perfectamente descansados.
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