Antes de salir desayunamos en el albergue junto a muchos otros peregrinos. Cada cual se prepara su desayuno, café, leche, café con leche ... hay galletas, tostadas, mantequilla y algunas cosas más. Es el primer albergue que encontramos donde el desayuno va incluido en el precio. Después, cada uno se encarga de dejar limpio su vaso y sus cubiertos.

A las 08:00 de la mañana, caminamos sin prisa hacia las afueras de Estella. El cielo está claro y presumimos que va a hacer calor. Dejamos atrás el pueblecito de Ayegui y pocos kilómetos después nos detenemos en la famosa "fuente del vino de Irache" donde no podemos dejar de probarlo a pesar de la hora tan temprana. El vino no está mal pero realmente no apetece mucho a estas horas. Nos hacemos algunas fotos y rápidamente continuamos hacia el Monasterio de Irache, precioso monasterio benedictino reconstruido sobre las ruinas de otro del Siglo X.

De nuevo nos detenemos un momento en el cercano Monasterio para tomar alguna foto.

Continuamos caminando despacio bajo un cielo despejado que invita a caminar. Seguimos sin parar hasta Ázqueta, localidad donde vive Pablo Sanz Zudaire, apodado Pablito el de las Varas. Mítico en el Camino, Pablito construye y ofrece desde 1986 varas de avellano a los peregrinos que se acercan hasta su casa. En Ázqueta nos detenemos a descansar en un bar con alguna tumbonas justo al lado del Camino.

Camino tras Primi a un ritmo lento mientras vamos dejando atrás inmensos campos cultivados de cereales.

Dejamos atrás la famosa Fuente de los Moros y los extensos viñedos, con sus cepas perfectamente alineadas y bien cuidadas de malas hierbas, y nos detenemos en Villamayor de Monjardín con intención de sellar nuestras credenciales en el albergue Hogar de Monjardín.

Ya en Los Arcos, descansamos bajo el brillante sol en una terraza al pie de la preciosa Iglesia de Santa María, del siglo XV. Después de un largo descanso continuamos el Camino bajo un sol radiante. Nos detenemos en Sansol, pueblecito distante aproximadamente un kilómetro de Torres del Río, con intención de buscar un lugar donde comer. En el albergue nos comentan que no hay restaurante en el pueblo aunque sí un bar pero que no abre hasta las seis de la tarde por lo que decidimos continuar hasta Torres del Rio. Un rápido descenso nos sitúa a las puertas de esta población.

Llegados a una bonita plaza nos acoplamos en el Albergue Casa Mariela, que tiene bar y una pequeña tienda anexa. Nos alojan en una habitación con 8 literas dobles para 16 personas. En principio, la habitación se encuentra vacía, aunque poco después nos acompañarían cuatro peregrinas italianas con las que Primi pudo practicar algo de su italiano. Poco después daríamos una vuelta por la localidad.

Subiendo sus empinadas calles vamos a dar con la iglesia del Santo Sepulcro, templo octogonal del siglo XII.

Nos acercamos, dando un paseo, hasta el Albergue Casa Mari, donde dormimos al raso hace unos años. Tomamos algún chato antes de buscar un lugar donde cenar.

Poco después regresamos a la plaza de nuestro albergue donde cenamos en la terraza junto a un grupo de peregrinos que, acompañados por un par de monjas, cantan algunas canciones de tipo religioso. Después de una pequeña tertulia, nos vamos a dormir.