CAMINO DE SANTIAGO 2018
Jueves, 03 de Mayo de 2018
Segovia - Madrid - Oporto (15 kms)

Laura y Primi me vienen a buscar a la Plaza de Correos donde les estoy esperando. Habíamos quedado a las 11:10. A las 11:30 estamos ya en la Estación Guiomar, donde tomaríamos un tren con destino a Madrid. Nos despedimos de Laura y subimos al tren.



En la estación de Guiomar, Segovia


Una vez en el tren, en unos asientos de mesa, entablamos conversación con una mujer con la que charlamos sobre el uso y abuso de los móviles, y la lejanía de la estación, pues a ella la tenían que llevar desde su pueblo de Segovia hasta la misma estación.

Ya en Chamartín no tuvimos problema en llegar a Nuevos Ministerios, pues Laura nos había dejado la tarjeta del metro preparada. Desde aquí y por la línea 8 llegamos a la parada de la terminal 1 del aeropuerto. También sabíamos que antes de abandonar el metro debíamos pagar un suplemento por su uso al aeropuerto, asi que, a través de las maquinitas y cierta ayuda de algún viandante, cargamos los consabidos suplementos utilizando para salir la misma tarjeta; esta circunstancia al parecer no le gustó a uno de los vigilantes pues rápidamente nos pidió la documentación; aclarado el tema el hombre nos dejó marchar sin más problemas.

Cuando intentamos pasar el control policial, a Primi le obligan a quitarse las botas y el cinturón, además de hacerle abrir su maleta, por sospecha de un cierto paquete sólido que portaba. No hubo mucho problema pues era el jabón de lavar la ropa.

Dada la larga cola que había preparada para embarcar, faltando aún aún 40 minutos, y con la seguridad de llevar el billete de preferencia para meter la mochila en cabina, nos fuimos a tomar una cervecita.

Con el temor de llevar mas de 10 kg de peso o que la mochila no cumpliese las medidas establecidas nos fuimos a la cola, donde seleccionaron dos filas, de preferente y no preferente, avanzando mucho más rápida la primera (la nuestra); a todo esto nuestras mochilas seguían en las espaldas, y así siguieron hasta que nos sentamos en nuestros asientos reservados. No hubo necesidad de medidas, ni de peso, ni de cualquier otra cosa.



Embarcando ...


El vuelo resultó bastante entretenido al tener ventanilla y estar el dia soleado; llegamos pronto pues ganábamos una hora al llegar a Portugal. Nada más bajar del avión sacamos directamente unos pasajes de metro. Si no los llevas y te cogen te echan 160 euros, pero en nuestro viaje no habríamos tenido problemas pues no podía entrar el revisor de lo apretados que íbamos.



Rumbo a Oporto


Tras 12 paradas llegamos a la Casa de la Música, donde tuvimos que coger otro autobús, el 53, que nos dejó en la Pousada de Juventude tras 11 nuevas paradas.



El metro de Oporto


El albergue, grandísimo, lo habíamos reservado pues nos venía bien para comenzar nuestro camino el dia siguiente. Pensábamos que saldría mucha gente desde Oporto aunque, al final, solo vimos a dos personas en todo el albergue.



El albergue Pousada de Juventude




El albergue Pousada de Juventude


Nada más acoplarnos salimos a comprar dentífrico, jabón y algunas otras cosas, que por temas de aeropuerto no habíamos llevado. De paso, aprovechamos para tomar unas cervezas con sandwich incluído.



Bar restaurante Douro Chique




Cervecitas




Descansando en la ribera del Duero


Mientras descansamos en las tumbonas del bar, decidimos acercarnos a la Catedral de Oporto por ver si podríamos sellar nuestras credenciales. Nos habían comentado que la Catedral cerraba a las siete de la tarde así que, dándonos mucha prisa, nos metimos los seis kilómetros que nos separaban de la misma. Llegamos unos cinco minutos tarde. Ya estaba cerrada.



La Catedral de Oporto




Frente a la Catedral de Oporto


Mientras bajamos hacia el Puerto sellamos nuestras credenciales en una Oficina de Información. Ya en el Puerto, cerca del Puente de San Luís, nos tomamos una botellita de vinho verde con algunos riquísimos pinchos de bacalao en salsa, como cena.



Puente de San Luís




Vinho verde


Después de la cena regresamos hacia el albergue por donde habíamos venido. Tomamos un café y un cubata malo y llegamos al albergue. A las 4 de la mañana Primi comienza a estornudar de forma impresionante y así se pasa toda la noche. Me despierta y ya no me deja dormir. Parece que se ha constipado. Creo que hemos estado solos en el albergue.

En definitiva, y sin pretenderlo, nos hemos hecho una buena cantidad de kilómetros como aperitivo de lo que nos esperaba a lo largo de los días siguientes.