CAMINO DE SANTIAGO 2018
Domingo, 06 de Mayo de 2018
Marinhas - Viana do Castelo (25 kms)

Tras un opíparo desayuno en el hotel, donde también se alojaron algunos peregrinos más a juzgar por su forma de vestir, partimos de nuevo a realizar los 3,5 kms que hicimos ayer, primero con intención de agradecer a los chicos de la Cruz Roja de Marinhas su ayuda. Volvimos a divisar el fuerte, el faro y la iglesia Matriz de Esponsende. Desafortunamente en la Cruz Roja habían cambiado el turno, lógico por otra parte, y estaban otros compañeros a los que no obstante les transmitimos nuestra gratitud.

Desde Marinhas teníamos dos opciones: o a través de la montaña, o a través de la carretera. Decidimos tomar esta última con intención de tomar lo antes posible el camino del litoral.

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Iglesia de San Bartolomé do Mar


En esta iglesia se celebra una multisecular romería cada 24 de agosto que presenta características sin par, como el ritual de la ofrenda del gallo negro o el baño santo en el mar. La iglesia es barroca del siglo XVIII, de gran simplicidad planimétrica, formal y decorativa. Presenta planta longitudinal y fachada terminada en un pequeño patio protegido por balaustrada, flanqueada por dos torres cuadrangulares.

A unos seis kilómetros llegamos a Antas donde vemos una piedra inaugurada en 2010 que marca el Camino de la Costa.



Antas; Esposende 2010


Después de caminar otras dos horas por carretera y viendo la costa cada vez más lejana decidimos desviarnos hacia las playas lejanas en busca de un camino por el litoral. Tras andar un par de kilómetros totalmente rectos llegamos a la playa pero no encontramos ningún camino señalizado y la gente que preguntábamos no tenia ni idea del camino del litoral, así que seguimos a la aventura por caminos orientándonos por nuestra propia lógica. Así llegamos a un camping donde ni siquiera nos ofrecieron agua, cuanto más una cerveza. Al menos nos dieron información que a media hora había un pueblo al que llegamos para tomar unas cervezas y algo de picar. Eran cerca de las 12:30.



Ponte do Sebastiao (Rio Neiva)


Puestos en marcha nuevamente localizamos las famosas flechas del camino, no sin antes darnos una buena caminata por las calles del pueblo (no teníamos que haber abandonado la carretera). En esto estábamos cuando volvimos a ver al chico brasileño que conocimos en Vila de Conde. El paso del río Neiva, donde había un grupo de peregrinos almorzando o descansando, por lo general bastante caudaloso, se realiza por una pontella o plataforma de losas de granito, sin barandilla, como debía hacerse ya en épocas romanas y medievales. No es difícil, pues hay anchura suficiente, pero en días de lluvia puede estar resbaladizo. Recomendamos cruzar con decisión y disfrutar del lugar, que es precioso. Cruzado el rio, subimos una larguísima cuesta hasta llegar a la iglesia de Santiago de Castelo do Neiva.



Fuerte subida hacia la iglesia de Santiago de Castelo do Neiva


Primi se ha adelantado en la subida y cuando llego a la Iglesia ya no está. Sólo una peregrina extranjera se encuentra en la nave, al parecer rezando. Poco después sabría que se llama Francisca y que es alemana.



Junto a la iglesia de Santiago de Castelo do Neiva




Iglesia de Santiago de Castelo do Neiva


Después de sellar mis credenciales comienzo el descenso hacia el antiguo monasterio benedictino de São Romão de Neiva. Data del siglo XI, si bien de éste sólo queda el recuerdo, pues fue reconstruido íntegramente en el s. XVII. De esta época se conserva la iglesia, con fachada barroca y decorada con molduras curvas, volutas, pináculos y expresivas formas vegetales. En su interior, de nave única, destaca el retablo mayor, fechado en 1665 y que fue trasladado desde otro monasterio cercano a Braga; también es interesante el claustro neoclásico, de dos pisos y en orden toscano.



Monasterio benedictino de São Romão de Neiva


Cerca del Monasterio hay un agradable jardín con cesped, mesa y bancos de piedra, y con una fuente. Decido pararme un rato a descansar. La subida ha sido agotadora y el calor aprieta por lo que se agradece el agua.



Agradable jardín


Hablo por teléfono con Primi. Se encuentra esperándome en un bar en Chafé, freguesia portuguesa, a kilómetro y medio aproximadamente. Cuando llego al bar hay varios peregrinos por allí a los que no conocemos. Sentados en una terraza comentamos las incidencias de la subida mientras tomamos unas cervezas. Poco mas tarde llega Francisca, la peregrina alemana que estaba rezando en la Iglesia de Santiago de Castelo do Neiva y toma asiento a nuestro lado. Un matrimonio de peregrinos alemanes se acercan a Francisca y la invitan a tomar un taxi hasta el próximo albergue. Ella se levanta, se despide, y se va con ellos.



En un bar en Chafé


Puestos de nuevo en marcha entramos en la freguesía de Vila Nova de Anha. Llegamos ante la iglesia parroquial de São Tiago. Frente a ella, hay una pequeña capilla neoclásica, donde sellamos las credenciales.



Iglesia parroquial de São Tiago y capilla neoclásica


Dejamos atrás Darque y entramos, por fín, en Viana cruzando el río Lima por el puente Eiffel, de 560 metros de longitud; fue construido por el famoso ingeniero francés en 1878, diez años antes de la torre Eiffel en París. Por su tablero superior circulan coches y peatones, mientras que el inferior es para los trenes. Fueron necesarios mas de 2.000.000 de kilos de hierro para su construcción. Hasta entonces el paso del río se hacía con barcas.



Puente Eiffel, Viana do Castelo


De nuevo me he quedado rezagado. Primi va mucho más rápido, por lo que llega al albergue al menos una hora antes que yo. Toma alojamiento para los dos, hace la colada, se ducha, deshace la mochila y sale a esperarme hasta que me presento en el albergue. Una vez acoplados, salimos a dar una vuelta por Viana.



En busca del albergue




Albergue de peregrinos São João da Cruz dos Caminhos


Teníamos intención de visitar la famosa basílica del Sagrado Corazón, en lo alto del monte Santa Luzía, por ver la desembocadura del rio Lima, pero el funicular hacía su última ruta a las 18:00 horas por lo que ya era tarde, y andando, eran 6 kms de fuerte subida, total que decidimos dar una vuelta por el pueblo visitando el edificio medieval del Ayuntamiento, el hospital viejo, el museo del traje y la Sé-catedral, además de tomar unas cervezas en la imponente Praça da República.



La fontana




Praça da República


Después de dar una buena vuelta por la población buscamos un restaurante donde poder cenar. Encontramos uno en un parque al lado de la Estatua de la diosa Viana y allí cenamos entre otras cosas el plato típico "Francesinha No Bolo Do Caco".



El Menú




Plato típico: Francesinha No Bolo Do Caco




Estatua de Viana


Cuando regresamos al albergue nos sorprende encontrar la puerta cerrada. Aún no eran las diez de la noche por lo que llamamos varias veces al timbre, pero sin resultado. Después de media hora esperando por si alguien entraba o salía, llamando al timpre, llamando a unos teléfonos que tenían puestos para casos de urgencia y a otros que teníamos nosotros, sin ningún resultado, decidimos avisar a la policía. Preguntando a algunos vecinos nos acercamos a un cercano Cuartel de la Policía Municipal y explicamos el tema a varios policías. Una pareja, hombre y mujer, se prestaron amablemente a acompañarnos hasta el albergue en un coche patrulla. Llamaron por teléfono e intentaron abrir la puerta; todo ello sin resultado. Decidimos dar una vuelta alrededor del edificio y encontramos en la parte trasera un patio abierto por el que, acompañados por los policías, entramos por fín en el albergue. Agradecidos, nos despedimos de la pareja y nos metimos en nuestras literas a dormir.