CAMINO DE SANTIAGO 2018
Sábado, 05 de Mayo de 2018
Vila do Conde - Marinhas (30 kms)

A las nueve de la mañana de un día muy soleado, tras desayunar en una cafetería cercana al albergue, emprendemos de nuevo la marcha. Nos habían comentado que había dos caminos distintos y que debíamos tomar el de la derecha al finalizar el acueducto romano. Éste, inicialmente formado por 999 arcos, con cerca de 5 km, es el segundo acueducto más extenso de Portugal. Desde el Convento de Santa Clara hasta Terroso (Póvoa de Varzim), lo habían construído con el objetivo de llevar el agua hasta la fuente del monasterio.



Salida de Vila do Conde


Caminamos rápido por las pasarelas en un día espléndido, sin demasiado calor, pues la brisa del Atlántico nos acompaña. A la derecha y al fondo se divisan varias construcciones de las distintas poblaciones que vamos dejando al lado.



Interminables pasarelas de madera


Tras algunos kilómetros sin detenernos, hacemos un alto en la pasarela donde nos tomamos una barra energética y algo de agua, pues hacía verdadero calor. No vemos pasar a nadie. No se ven peregrinos por aquí.



Alto en el Camino


Siguiendo el largo y llano camino por el paseo marítimo, pronto nos encontramos en Povoa de Varzim, donde contemplamos la Iglesia de Nuestra Señora de Lapa. Es un edificio modesto y simple que data de 1772, mandado erigir por la comunidad pesquera del lugar. Aquí es donde los pescadores y sus familias acuden en los momentos más difíciles a venerar a su patrona: Nuestra Señora de la Asunción. Llama la atención que en la parte de atrás tiene un recordatorio a los marineros muertos durante un trágico temporal ocurrido en 1892.



Igreja_da_Lapa, Povoa de Barzim


A mano derecha dejamos la Fortaleza de Nossa Senhora da Conciençao. Toda la zona que vamos contemplando a través del camino de madera entre las dunas se conoce como Parque Eixo Atlántico; es una gran reserva natural protegida situada en la zona de playas de Vila do Conde. Es un ecosistema dunar, también presente en 34 ciudades diferentes de la región norte de Portugal y Galicia. Es un buen lugar para pasear disfrutando del entorno natural de las dunas con el mar como telón de fondo, aunque es obligatorio caminar por las pasarelas de madera para no estropear el ecosistema. Naturalmente, es peatonal.

Así, tras pasar por varias poblaciones paramos a reponer fuerzas en Agucadoura, donde encontramos algunos peregrinos descansando. Una chica alemana, Paulina, otra austriaca, Vecchina, una pareja australiana, madre e hija. Un grupo de peregrinos portugueses que en principio entraron con una chica del Canadá, Angele. Días después coincidiríamos con todos ellos varias veces.

Restaurante Mar do Norte, en Agucadoura


Después del descanso, continuamos el camino, hasta llegar a Apulia donde, de su Iglesia Parroquial de Sao Miguel, sale un montón de gente, con novios incluídos, tras celebrar una boda.



Boda en Sao Miguel, Iglesia Parroquial de Apulia


Continuamos sin detenernos hasta un agradable restaurante de Fao, Chale Tapas Bar, donde la primera idea era tomar unas cervezas pero, tras llamar al albergue de Marinhas para reservar plaza, nos pedimos una gambas al ajillo y algo de carne para comer. Mientras dábamos cuenta de las gambas y las cervezas llegó la peregrina canadiense Angele acompañada de otros peregrinos. Así conocimos a Sofia y Corina, portuguesa y austriaca, que caminaban con un holandés. A estos peregrinos no volvimos a verlos más.



En el Chale Tapas Bar, de Fao


Finalizada la comida y sin prisas, pues ya teníamos reservada plaza en el albergue, retomamos el camino hacia Marinhas; bordeamos el río Cádavo para cruzarlo por el puente metálico de la N-13 que une Fao con Esposende y cruzamos el larguísimo Esposende, donde al parecer era parada de muchos peregrinos que hacían etapas de 20-24 kms.



Puente metálico sobre el río Cádavo


Continuamos por largos trayectos de pasarelas y vemos algún que otro castillo. Ya sólo nos quedan un pocos kilómetros que transcurren fundamentalmente a través de urbanizaciones de viviendas unifamiliares.



Pasarelas y castillo


Por fín llegamos a Marinhas y buscamos el puesto de la Cruz Roja. Sorprendentemente nos dicen que el albergue está completo por lo que no podemos pernoctar allí. Los propios efectivos de la Cruz Roja nos buscan telefónicamente un hotel en Esposende (eran solo 3,5 km, que antes ya habíamos caminado) y un taxi para acercarnos. Una vez instalados en el hotel y arreglados nos bajamos a la localidad a cenar, asi que nos hicimos otros 2 o 3 km entre ida y vuelta.

Por Esposende vimos a algunos peregrinos dispersos. Después de cenar, sobre las 10 de la noche, nos subimos de nuevo al hotel donde pensamos tomar un vinito antes de retirarnos a dormir. Una mujer que debía ser relaciones públicas del Hotel nos invita a entrar en una sala de fiestas donde hay una pequeña orquesta, varias mesas ocupadas y algunas parejas bailando.



En el Salón de Baile del Hotel




En el Salón de Baile del Hotel


El día ha sido muy largo, hemos hecho un montón de kilómetros, y notamos el cansancio, por lo que, una hora mas tarde, estábamos en la cama.