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Mi Primer Camino
(Rodrigo)


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Miércoles, 11 de Mayo de 2005
Etapa 7: DE MORGADE A PALAS DE REI

A la mañana siguiente nos despierta un sol radiante que entra por las ventanas. Las vistas de los verdes prados y los montes que rodean el hostal son preciosas. Mientras recogemos nuestras cosas, comentamos los diferentes ronquidos que cada uno ha escuchado a lo largo de la noche. Finalmente la decisión es única y consensuada: los tres, en algún momento de la noche, hemos roncado plácidamente.

Michel decide retirar peso de su mochila abandonando allí, muy bien colocados, sus viejos y queridos pantalones vaqueros que tantas veces le han acompañado en sus diferentes escapadas pero que, en ese momento, continúan empapados de agua.

Vista desde el Hostal de Morgade

Poco a poco vamos agrupándonos abajo con intención de desayunar. Ángel, siempre bien organizado, termina su desayuno y emprende la marcha con intención de conectar con el grupo de Portomarín. Michel y yo, desayunamos despacio y, viendo que el grupo de sevillanos andaba rezagado con sus duchas y desayunos pausados, decidimos emprender la andadura tras él.

Hacia Ferreiros

El albergue de Ferreiros se ve muy concurrido. Muchos peregrinos preparando su partida y otros visitantes que se han acercado en autobuses y furgonetas, saludan a nuestro paso y les correspondemos amablemente. Después de sellar, continuamos hacia Portomarín.

Albergue de Ferreiros

Ferreiros

El tiempo es agradable para caminar y lo hacemos charlando animados y a buen paso. Sabíamos que esta etapa sería de las más largas ya que el día anterior habíamos parado mucho antes de lo previsto. De cualquier manera, pensábamos que había sido un acierto parar en Morgade. Nunca antes lo habíamos hecho y ahora sabíamos que merecía la pena.

Flores

Poco a poco, pero a buen ritmo, nos acercamos a Portomarín. Sabíamos por Ángel que los componentes de nuestro grupo que habían dormido en Portomarín andaba ya muy lejos arrastrados seguramente por Mauri. Por otro lado, nos seguía, pensábamos que muy lejos, el grupo de sevillanos.

Rebaño de cabras

Muy cerca del puente Yoly nos sorprende con su llamada. Ella y Rodri están aproximándose al pueblo y nos pregunta por dónde andamos. Cuando nos giramos les vemos que vienen muy cerca tras de nosotros. Los cuatro cruzamos el puente juntos mientras hacemos algunas fotos. El resto del grupo vienen muy retrasados tras ellos.

Portomarín

Sin subir al pueblo continuamos hacia Gonzar. Intentamos avanzar lo más posible ya que la etapa es muy larga y el calor aprieta.

Subida a Portomarín

En el fuerte ascenso que se nos presenta nada más pasar Portomarín (Michel lo llama "un Miura" desde la primera vez que lo subió hace unos años con Jesús), voy adelantándome hasta perderlos. Rodri sube con fuerza tras de mí dejando rezagados a Michel que, agotado, descansa continuamente esperando a Yolanda, aprovechando que viene tras él tranquila y a su paso.

La subida es agotadora y el calor sofocante. Michel, a través de mensajes por el móvil, me pide reiteradamente que pare en el primer sitio que encuentre abierto. Intento parar en Gonzar pero el bar donde otros años hemos descansado parece cerrado. Mientras continuamos en busca de otro bar, Ángel nos llama. Nos espera en Castromaior acompañado de Luis y Marino. Cuando llegamos por fin, agotados por el calor, a Castromaior Ángel y sus compañeros han continuado y se encuentran lejos, cerca de Eirexe, donde proyectan comer.

Descanso en Castromaior

Ya en Castromaior descargo mi pesada mochila y pido unas cervezas mientras llegan Yoly, Rodri y Michel. Hemos caminado durante 4 horas continuas a lo largo de 20 kilómetros. Sentados en una mesa de la terraza, muy cansados, vemos pasar a muchos peregrinos que nos saludan a su paso. Algunos se detienen para probar nuestro queso y chorizo y después continúan su camino.

Cruceiro de Lameiros

Después de un largo descanso decidimos continuar con intención de encontrarnos con Ángel y su grupo en Eirexe. Michel se va rezagando de nuevo obsesionado con sus fotos de iglesias y cruceiros.

Ligonde

Después de una larga y silenciosa caminata divisamos por fin a lo lejos el Mesón de Mary Luz y a Ángel, Marino y Luis que salen y se disponen a continuar su camino. Llevaban como tres horas esperándonos. Les hago señas, les llamo por el móvil, y les llamo a pleno pulmón, pero la distancia es elevada y no me oyen y la cobertura es mala. Vemos cómo, mientras nosotros nos acercamos, ellos se alejan sin remedio.

Eirexe: Casa Mary Luz

Ya en el mesón de nuestra buena amiga Mary Luz, madre de Sandra, chiquilla a la que hace unos años intenté enseñar algo de matemáticas pues tenía un importante examen al día siguiente, decidimos comer algo y tomarnos un merecido descanso. Mary Luz se queja malhumorada de que es tarde para hacernos la comida pero conseguimos que nos sirva unas lentejas buenísimas y unos buenos platos de carne, además de nuestro tocino crudo preferido de otros años.

Michel conversa muy interesado con ella sobre la posibilidad de convertir el Mesón en Albergue para peregrinos. Mary Luz le comenta que la mayoría de los albergues de la zona son ilegales y que están poniendo elevadas multas a sus propietarios. Es difícil obtener una licencia porque son muchos los que ya han edificado sin ella. Ahora pagan unos por otros. Teme que, en cualquier momento, les obliguen a derribar lo que ya han construido. El grupo retrasado de sevillanos, Reyes, Paloma, Angustias y Ramón, nos encuentran finalizando la comida. Ellos ya habían parado a comer. Mary Luz le predice a Reyes mirándola de perfil que el bebé será una niña cuando nazca. Meses después comprobaríamos que esta predicción no fue muy exacta.

Lestedo

Mientras tanto, Pilar, Mauri y Dioni han llegado a Palas de Rei, muy adelantados. Puestos en contacto con Ángel, que también está ya en Palas con Luis y Marino, nos comenta lo habitual: el albergue está completo y tendremos que dormir en algún hostal. Acostumbrados a esta situación dejamos de preocuparnos. Ya encontraríamos algo.

Palas: I.T.V. y estiramientos

Otra vez en camino el tiempo vuelve a empeorar. Comienza a llover y apretamos el paso. Los sevillanos se han rezagado mientras la lluvia se hace cada vez más intensa. Con ánimo de protegernos un poco y ahora ya sin prisas pues sabemos lo del albergue nos detenemos en el Mesón de Brea, precioso restaurante rústico. Pedimos unas cañas mientras nos cambiamos de camiseta y descansamos.

Dioni

Cuando deja de llover salimos de nuevo al Camino. Los sevillanos han pasado sin detenerse y ya deben estar llegando a Palas. Yoly nos llama para decirnos que tienen una habitación contratada en el Hostal Barcelona para nosotros aunque la cama es de matrimonio. Michel bromea sobre su inminente salida del armario advirtiéndome que tenga cuidado si es que vamos a dormir juntos.

Marina

Cuando por fín llegamos a Palas de Rei ya todo el mundo se encuentra allí. Saludamos a Marina, chiquilla a la que hacía tiempo no veíamos y que nos prepara uno de sus porros a petición de Michel. Mientras tomamos unas cervezas Luis nos comenta que ha conocido a un simpático grupo procedente de las Islas Canarias. Pilar nos increpa, algo enfadada, porque no nos ha visto en todo el día pero, en realidad, somos nosotros quienes no la hemos visto a ella. Siempre ha ido muy adelantada y sin esperarnos. Poco después Michel y yo nos vamos al hostal con intención de ducharnos y prepararnos para la cena.

Reyes: I.T.V.

En el hostal hay mucha actividad de cuidados intensivos. Linimentos, masajes, vaselina, tiritas ... todo es necesario para relajar los tendones y curar las ampollas. La caminata ha sido muy larga y hay que cuidarse. Ramón me da un masaje en la otra pierta para completar el trabajo iniciado por Reyes y yo, a mi vez, efectúo unas pequeñas curas a Paloma y a Reyes.

Luís

Michel y yo bajamos a la cena mientras los sevillanos, exceptuando a Yoly, deciden comer en el mismo hostal unos bocadillos y retirarse a descansar.

Cena en Palas

Mientras cenamos y comentamos las incidencias de la jornada, Mauri debe retirarse una venda que se ha ajustado demasiado en un pie y le está poniendo los dedos morados. Una vez finalizada la cena, Pilar y el resto de compañeros que dormirían en el albergue se retiran temerosos de que puedan cerrarlo. Michel, Yolanda y yo aún tomamos un cubata antes de subir al hostal a dormir.

Cena en Palas

Ya en la habitación bromeo con Michel durante un rato sobre el tema de la cama de matrimonio donde deberemos dormir. Él, con un palo de su caña articulada en la mano, me amenaza seriamente advirtiéndome que va a dormir con él en la mano por si acaso. Muy divertidos y agotados, pronto caemos profundamente dormidos.