Nos levantamos sobre las 07:20 y tras hacer las mochilas, desayunos, etc., nos pusimos en marcha sobre las 08:15. El día amaneció un poco nublado.

Tras superar los pueblos de Villares de Orbigo y Santibañez de Valdeiglesias, en un pequeño alto en el trazado del Camino que sigue a Santibañez nos encontramos con una serie de figuras que escoltan a una cruz labrada. Como en otros tantos lugares, los peregrinos han ido depositando piedras a su paso.

Continuamos hacia San Justo de la Vega, deteniéndonos unos minutos en el excelente mirador del Crucero de Santo Toribio desde donde se divisa Astorga.

Llegamos a San Justo de la Vega sobre las 10:50. Michel que viene con un poco de retraso llegó sobre las 11:30. Nos paramos a la entrada del pueblo en el bar el Caño, donde estuvimos cerca de una hora.

Continuamos en dirección Astorga y antes de llegar adelantamos a una pareja de Barcelona y a las chicas de Mallorca, que se han detenido en el pequeño puente de origen romano que cruza el río Jerga. Poco después, encontramos una espectacular pasarela construida con rampas a tres niveles para cruzar las vias del tren de la linea Palencia - La Coruña.

Atravesamos Astorga parando únicamente para sacar algunas fotos y continuamos con la idea de comernos un cocido maragato en Castrillo de los Polvazares.

Al llegar a Murias de Rechivaldo le pregunto a un paisano si es buena idea acercarse hasta Castrillo de los Polvazares para comernos un cocido maragato y me dice que es muy probable que esten todos los restaurantes cerrados al ser lunes. Por este motivo decido quedarnos en Murias donde sí que está abierto un restaurante con cocido maragato: el Mesón Asturcen. Me llego hasta allí y me confirma el dueño que efectivamente tienen el cocido y que es su especialidad. Me quedo tomando una caña esperando a Michel y Primi, que llegan más de media hora después y nos comemos el cocido maragato, por cierto, exagerado y excelente, al precio de 18 euros persona.

Para hacer la digestión continuamos el camino hasta Santa Catalina de Somoza, donde no queda una plaza libre en ninguno de los dos albergues (El Caminante y San Blas). La alternativa son 4 km más hasta El Ganso, donde previamente llamo para ver si quedan plazas en el albergue Gabino (único del pueblo) y me confirman que sí, por lo que reanudamos la marcha.

En torno a las 6 de la tarde llego a El Ganso; Albergue Gabino. No está el hospitalero, pero veo camas vacías en la planta superior por lo que me instalo en una de ellas. Reservo otras dos para Michel y Primi que llegan una hora después, cuando yo ya estoy duchado.

Sigue chispeando. Después de las duchas, unas cervezas en el Cow-Boy y un poco de charla con Ramiro, que no hace mas que despotricar de los vecinos porque le han quitado parte del negocio.

Después nos fuimos al bar del vecino, que tiene un pequeño comedor y da algo de cenar. Así es como le hacen la competencia a Ramiro. Había varios peregrinos cenando, entre ellos Bettina y Hanne-Lise con un suizo llamado Iván. Como todavía estabamos haciendo la digestion del cocido nos conformamos con un poco de jamón y queso.

Nos enteramos de que el pueblo tiene unos 12 o 14 habitantes y esta noche eramos mas de 20 peregrinos. A las 21:30 nos fuimos a la cama.