A las 07:15 preparamos las mochilas. Después desayunamos en el bar bajo el albergue. A las ocho comenzamos a caminar. El día se presenta claro pero de fondo una espesa niebla nos aguarda en el Camino. La salida de la capital es larga. Tardamos 45 minutos en abandonar Oviedo.

Alcanzamos Llampaxuga y su Capilla del Carmen donde tomamos un merecido respiro y sellamos la credencial.

La subida al Escamplero es considerable. Llegamos en torno a las 12. Poco después encontramos a Ángel, que se había adelantado, sentado en la terraza de la cafetería del Restaurante el Tendejon de Fernando, al pie de la carretera. Están asfaltando el área de la cafetería con grandes máquinas trabajando con un fuerte calor. Mientras tomamos algunas cervezas llegan y paran, junto a nosotros, algunos peregrinos a quienes pronto conoceríamos. Comienza a llover con fuerza.

Continuamos el Camino con nuestros paraguas bajo la lluvia, que no tarda mucho en parar. Nos detenemos otra vez en la Capilla de Santa Ana, huella visible del antiguo hospital de peregrinos, ya en la entrada de Premoño.

Dejamos atrás, sin detenernos, las termas romanas de Santa Eulalia de Valduno, situadas a tan solo 300 metros del itinerario. Giramos por carretera y atravesamos Puerma. En unos cientos de metros dejamos el asfalto por la izquierda y pasamos junto a la casa conocida como El Fornu.

Una senda de ribera, cruzando la pasarela de las Xanas, nos lleva hasta la AS-234. Prestando atención a este peligroso tramo de carretera, entramos en L'Arache o Laracha.

El día ha clareado y hace buenísimo. Ya en Larache, encontramos el bar-restaurante Aurina, donde paramos a comer. De primero, Ángel un cocido de fabes y patatas, Primi y yo una ensalada; de segundo los tres costillas. Con vino y demás nos sale a 12,50 euros por cabeza.

Finalizada la comida, continuamos el Camino con fuertes subidas y bajadas, disfrutando de las preciosas vistas del Nalón, el más largo y caudaloso de los rios asturianos. El paisaje, a la vera del río, es tranquilo, silencioso, florido e impresionante.

A nuestra llegada a Grado, un minuto antes de entrar en el albergue, se desata un chaparrón formidable. Entramos corriendo al albergue donde rápidamente nos acoplamos dejando nuestras mochilas en las literas. Se ven algunos peregrinos allí alojados.

Después de una pequeña siesta en nuestras literas, salimos a dar una vuelta por la población. La lluvia continúa, incansable, por lo que tenemos que llevar nuestros paraguas. Se ven preciosos palacetes indianos con pinturas espectaculares. Tomamos unas cervezas en un bar en la plaza del Ayuntamiento. Conocemos a Brigitte peregrina irlandesa que ya va por su cuarto camino. Estamos un rato charlando con ella.

Después, otras cervezas, sentados en la terraza de una cafetería junto a otros muchos peregrinos. La lluvia cada vez es más torrencial por lo que algunos abandonan la terraza y vuelven corriendo al albergue.

Tomamos unos pinchos de cena: fabes con almejas y ensalada de bacalao en el Bar Restaurante La Parra. Como se hacen las 22.00 volvemos al Albergue ya que cierran. Antes de las 10:30 ya estamos en la cama.