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CAPÍTULO XII: LAS CASCADAS
VIAJE AL PARQUE NACIONAL DE ORDESA Y MONTE PERDIDO (PIRINEOS) DEL 15 AL 18 DE AGOSTO DE 1996



Asistentes: Paco, Marisa, Elena, Ana, Francisco y Blanca; Miguel-Angel Marqués ; Michel y Carlos; Moña, Pablo, Lourdes y Alejandro; Angel y Juan Pablo. TOTAL ......15
Alojamiento:

En el pueblo de Escalona, a 10 Km. de Ainsa por la carretera de Bielsa.

Casa de Turismo Rural "DORO". Tfno. 974 / 50.50.83

Situada en la plaza del pueblo, antes de la iglesia y junto al Restaurante "El Revestido".

Reservadas: 2 habitaciones con cama de matrimonio y 4 habitaciones dobles. En alguna de las habitaciones se puede poner una cama supletoria. Todas las habitaciones tienen baño.

Precio: 3.000 ptas. habitación/noche. *Pag. 114 "Guía de servicios turísticos de Aragón".

Casa de Turismo Rural "MARCO". Tfno. 974 / 50.50.40

Situada en la C/ Mayor s/n.

Reservadas: 2 habitaciones dobles para las noches del 16 y 17 y 1 doble para la noche del 15, porque tiene unos clientes que se van el 16. Todas las habitaciones tienen baño.

Precio: 3.200 ptas. habitación/noche. *Pag. 114 "Guía de servicios turísticos de Aragón".

Las dueñas de las dos casas se conocen y me han dicho que no nos preocupemos que la noche del 15 nos acoplamos todos.

Distancias:

P.N. de ORDESA - MONTE PERDIDO.

Distancias kilométricas: Parc.Acum.

NACIONAL-110.

Segovia - Sto. Tomé del Puerto 58 58

Sto.Tomé del Puerto - Riaza 16 74

Riaza - Ayllón 21 95

Ayllón - Burgo de Osma 40 135

Burgo de Osma - Soria 58 193

NACIONAL-122.

Soria - Agreda 59 252

Agreda - Tarazona (**) 15 267

Tarazona - Gallur 36 303

AUTOPISTA (A-68).

Gallur - Zaragoza 45 348

CARR. AUTONOMICA ARAGON (A-123).

Zaragoza - Zuera 27 375

NACIONAL-330.

Zuera - Almudevar 28 403

Almudevar - Huesca 20 423

Huesca - Barbastro (prov. 240) 51 478

Barbastro - El Grado (Aut.138) 18 496

El Grado - Ainsa (Aut. 138) 33 529

Ainsa - Escalona 10 539

======

Huesca - Sabiñánigo 56 479

CARR. PROVINCIAL - 260.

Sabiñánigo - Biescas 15 494

Biescas - Broto - Torla 25 519

======

RUTAS POR LA ZONA:

Broto - Ainsa (prov. 260) 44

Ainsa - Bielsa (Aut. 138) 36

Bielsa - Parador N.M.Perdido 12

(**) RUTA ALTERNATIVA: 267

Tarazona - antes de Tudela (121-C) 17 284

Tudela - Tafalla (A-68, A-15) 52 336

Tafalla - Pamplona 35 371

Pamplona-Nardues-Lumbier (240) 36 407

Lumbier - Embalse de Yesa 35 442

Embalse de Yesa - Jaca 43 485

Jaca - Sabiñánigo 14 499

CARR. PROVINCIAL - 260.

Sabiñánigo - Biescas 15 514

Biescas - Broto - Torla 25 539

Desde TORLA, unos 10 Km. de carretera de montaña que se interna en el Parque Nacional de Ordesa, hasta el Refugio de Ordesa. A partir de aquí, excursiones a pié a la zona de las cascadas del río Arazas (Cola del Caballo, etc.).

Desde BIELSA, 12 Km. de carretera de montaña nos llevan hasta el Parador Nacional de Monte Perdido. A partir de aquí, excursiones a pié hasta el Ibón de Marboré, por la cara norte del Monte Perdido y pasando por el Balcón de Pineta.

PLAN DEL VIAJE:

Jueves, 15 de agosto de 1.996.

Salimos por la mañana pronto (sobre las 8) en dirección Soria-Zaragoza-Huesca. Desde allí, tomamos la Nac. 240 en dirección a Barbastro, por donde comeremos. A partir de aquí, siguiendo el curso del río Cinca, por los pantanos de Grado I y Mediano hasta Ainsa y Escalona. En total unos 540 Km.

Como nos quedará un poco tiempo, por la tarde podemos dar una vuelta por la Garganta de Añisclo, cenamos y a dormir.

Viernes 16 de agosto de 1.996.

Nos levantamos pronto y nada mas desayunar cogemos los coches en dirección a Broto y Torla (45-50 Km. de carretera de montaña), desde donde nos adentramos en el P.N. de Ordesa hasta donde está situado el Refugio.

Dejamos los coches y empieza la caminata subiendo (un rato con buena pendiente) hasta la llamada "Faja de Pelay", siguiendo el curso de río Arazas, y llegando hasta el circo de Soaso, haciendo la ida por la parte alta y la vuelta por la parte baja. En total unas 6 o 7 horas de marcha, por una zona de cascadas y teniendo de frente la cara sur del Monte Perdido.

A la vuelta, si venimos bien de tiempo, podemos hacer una parada por el camino, llegada a la casa rural, cena y cama.

Sábado, 17 de agosto de 1.996.

Desde Escalona, cogemos la carretera autonómica 138 en dirección a Bielsa (26 Km.) y desde allí por la carretera de montaña que lleva hasta el Parador Nacional de Monte Perdido. Dejamos los coches y cogemos el camino en dirección al Balcón de Pineta, desde donde las vistas deben ser impresionantes, pero hasta llegar allí debe haber algunos tramos con pendiente bastante fuerte. Un cuarto de hora mas de marcha y nos presentamos en el Ibón de Marboré, donde podemos comer y descansar. Estamos en la cara norte de Monte Perdido, a unos 2.500 m. de altitud.

La vuelta se hace por el mismo camino, y si andamos bien de tiempo, podemos dar una vuelta por las Gargantas de Escuain.

Domingo, 18 de agosto de 1.996.

Podemos hacer la vuelta por Jaca, siguiendo el curso del río Aragón, hasta el embalse de Yesa. Desde aquí cogemos un desvío que a través de 43 Km. nos lleva hasta Tafalla, donde tomamos la autopista A-15 durante 42 Km. Nos salimos en Castejón y cogemos la carretera 113, que en un tramo de 43 Km. nos lleva hasta Ágreda, y por Soria, hasta Segovia.

LUGARES VISITADOS:

PARQUE NACIONAL DE ORDESA: Cañón de Añisclo; Valle de Ordesa y circo de Soaso; Valle y circo de Pineta; Monte Perdido y lago helado de Marboré.
INTRODUCCIÓN Y ANTECEDENTES.

El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, es uno de los nueve Parques Nacionales españoles. Desde que el cronista y fotógrafo francés Lucien Briet visitara por primera vez en 1891 el Valle de Ordesa, la protección y divulgación de sus excepcionales valores naturales centraron el esfuerzo de este incansable pirineista. Su libro Bellezas del Alto Aragón (publicado en 1913), y las constantes reivindicaciones ante las autoridades españolas para que protegiesen este enclave dan buena muestra de ello.

Tras la aprobación en 1916 (por iniciativa del Marques de Villaviciosa de Asturias), de la Ley de Parques Nacionales, se procede a la declaración de los primeros Espacios Protegidos del Estado: el Parque Nacional de la Montaña de Covadonga (julio de 1918) y el Parque Nacional del Valle de Ordesa (agosto de 1918), que protegió 2.100 ha. del Valle de Arazas.

F - 1 : Vista aérea del cañón de Añisclo.

A finales de los años 70, a raíz del proyecto de inundación del Cañón de Añisclo para la construcción de un pantano, instituciones y colectivos ciudadanos realizaron importantes movilizaciones para intentar salvar este enclave. Como consecuencia de ello, las obras se paralizaron, consiguiéndose en 1982 la ampliación de los límites del PARQUE NACIONAL, pasando su superficie de 2.100 a 15.608 Hectáreas. Se protegen de este modo el Cañón de Añisclo, el Macizo de Monte Perdido, el Circo de Pineta y las Gargantas de Escuaín. Además, el Parque cambia su nombre a partir de entonces, pasando a denominarse PARQUE NACIONAL DE ORDESA Y MONTE PERDIDO.

Con la promulgación en 1989 de la Ley de Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestre, se imponen nuevos planteamientos en la conservación de los Espacios Naturales. Con el objetivo de ordenar el uso público de los recursos en la zona impulsando el desarrollo social, económico y cultural de los municipios con territorio en el PARQUE, la Ley exige la elaboración de un Plan Rector de Uso y Gestión. Redactado por el ICONA y modificado en sucesivas ocasiones por las numerosas alegaciones a los diferentes borradores, el PRUG de Ordesa y Monte Perdido se aprobó en el Consejo de Ministros el 17 de agosto de 1995.

Además de la Zona Periférica de Protección (en la que sólo se permiten los usos y aprovechamientos tradicionales), y el Área de Influencia Socioeconómica, el PRUG ha ordenado el territorio del Parque en cuatro zonas en función del valor de los elementos naturales presentes en ellas y atendiendo a una gradación de los usos y actividades permitidas. Estas zonas son: Reserva, de Uso Restringido, de Uso Moderado y de Uso Especial.

La señalización del PARQUE, recuperación de senderos, restauración de edificios, ejecución de infraestructuras de acceso, limitación del número de visitantes y creación de Centros y Puntos de Información en Torla, Fanlo, Escalona, Bielsa, Tella, Puértolas y Escuaín, son algunas de las actuaciones propuestas para contribuir a la protección, conservación y difusión de los valores naturales que alberga.

La zona de influencia comprende los términos municipales de Torla, Broto, Fanlo, Tella-Sin y Bielsa. Supone una unidad geográfica de primer orden y domina su orografía el macizo del Monte Perdido (3.355 m.) siendo el macizo calcáreo más alto de Europa, con las Tres Sorores (Monte Perdido, Cilindro y Soum de Rammond) de donde derivan a modo de brazos los valles de Ordesa, Añisclo, Escuain y Pineta, excavados respectivamente por los ríos Arazas, Bellos, Yaga y Cinca.

La complicada historia geológica y morfológica y el clima riguroso han dado como resultado su elevada altitud y pendientes escarpadas. Este área es asentamiento tradicional de gentes que han luchado cotidianamente ante los rigores naturales, utilizando una forma tan racional y respetuosa el medio natural, que han hecho posible su conservación hasta hoy en día, por lo que ha merecido el más alto grado legislativo de protección. Esto es, Parque Nacional.

EL ENTORNO CULTURAL: EL SOBRARBE

La cultura y las tradiciones del Parque están íntimamente ligadas a las de la Comarca del Sobrarbe. Tierra llena de atractivo, donde la historia medieval de la Reconquista hacia el sur se halla grabada en los restos de castillos, casas-fortaleza, ermitas, etc.

Ainsa, es paso obligado entre Francia y España por Bielsa y lugar de encuentro entre las gentes de la montaña y las de la tierra baja.

Boltaña, a orillas del Ara, es en la actualidad el centro funcional de la comarca, cabecera de partido judicial. Al igual que Ainsa, alberga magníficos motivos de arquitectura popular.

El Sobrarbe fue junto con la Jacetania, comarca enormemente vinculada a la gestación de lo que seria el Reino de Aragón. Alrededor del Parque Nacional existe todo un -paisaje pirenaico humanizado-. Los pueblos aparecen como un desafío a las fuerzas naturales que les rodean. Casas con tejado de losa y paredes de piedra, grandes chimeneas con "espantabrujas", cocinas-hogares con cadieras (bancos de madera alrededor de un fuego central). La mano del hombre ha ido modelando el paisaje. Terrazas y fajas donde poder cultivar y recoger la hierba, pequeñas presas para aprovechar la fuerza del agua, mallatas para que el ganado pernocte. Las gentes de la montaña han debido organizarse para llegar a un equilibrio con la Naturaleza: Mancomunidades, cofradías, reglamentos, métodos de caza, tratados sobre pastos (patzerias). La vida depende aquí del respeto al entorno.

Un gran número de fiestas y romerías, en las que se conservan aun hoy en día antiguas tradiciones, dan color al calendario de estos valles. Romerías en Primavera, fiestas patronales en verano y otoño, y únicamente los carnavales en invierno.

FLORA Y FAUNA.

Entre los aspectos naturales de más interés dentro del Parque las plantas ocupan un lugar central por su variedad, su belleza y su exclusividad. El bosque tapiza generalmente las vertientes inferiores de los valles. El haya, el abeto, el pino silvestre son especies dominantes y su distribución depende de la orientación y características de cada valle. A la orilla de los ríos, aparece la vegetación de ribera, amante de la humedad, con sauces, abedules, fresnos, etc. Encinas y hayas se mezclan en Añisclo, el pino silvestre gana terrenos antiguamente aprovechados en Escuain y el pino negro emplea todas sus estrategias para sobrevivir en el límite de la vegetación arbórea. Los bosques ocupan el 18 % de la superficie del Parque Nacional.

Innumerable variedad de flores crecen por todos los rincones del Parque, en las altas cimas, entre las fisuras de la roca, a la sombra de los hayedos. Primulas, gencianas, iris, siemprevivas, saxifagas, potentillas, merenderas, son algunas de las más singulares. En el Parque Nacional encontraremos un verdadero muestrario de plantas entre las más de 1.500 especies de flora pirenaica.

Los animales ocupan un lugar central en la naturaleza del Parque por su rareza, su belleza y ser este uno de sus últimos reductos. Una amplia muestra de la fauna pirenaica, especialmente ligada a los hábitats de alta montaña desarbolada, se halla presente en el Parque. Se han catalogado, como propias, hasta el presente un total de 5 especies de anfibios, 8 de reptiles, 65 aves nidificantes, así como 32 mamiferos. Quebrantahuesos, águila real, chova piquiroja, buitre leonado, desafían el vértigo sobrevolando el Parque. Trucha común, tritón pirenaico, nutria, ... habitan en las frías aguas de ríos y torrentes. Bucardo, marmota y sarrio recorren hasta los últimos rincones de sus laderas. El bucardo (Capra pyrenaica pyrenaica) forma una colonia de unos 30 ejemplares únicos de esta subespecie de cabra española.

El observar los animales no es fácil y sobre todo no deben ser molestados en épocas y lugares sensibles: celo, nidificación, sesteaderos, ...

F - 2 : Torrentes en el Parque Nacional de Ordesa.
EL AGUA.

A partir del mes de mayo, la fusión de las nieves de las altas crestas del macizo y las lluvias primaverales, hacen renacer los ríos y torrentes helados por el invierno. El agua debido a su torrencialidad y fuerza erosiva ha modelado bellas cascadas y profundas cavidades. El hielo tiene su máximo exponente en dos lugares del Parque: el glaciar norte de Monte Perdido y la Gruta helada de Casteret.

El parque recibe anualmente en forma de lluvia o nieve entre 900 mm. y 2.000 mm de agua.

EL PAISAJE.

El paisaje que contrasta entre la extrema aridez de los desiertos kársticos y la permanente presencia del agua saltando en cascadas y atravesando valles cubiertos por una vegetación exuberante, constituyen un patrimonio excepcional que debe ser protegido y conservado.

Ensalzado por ilustres pireneistas como Rammond, Schraeder, Briet, Mallada y tantos otros, fue este paisaje el determinante para su declaración como Parque Nacional en 1918 (Valle de Ordesa).

El cañón de Añisclo, constituye uno de los mayores exponentes de la erosión fluvial en el Pirineo.

L' Ainsa, Fanlo y Torla.
AINSA.

Situada en la confluencia de los ríos Cinca y Ara creando un bello y curioso paisaje por esta circunstancia, se alza la medieval Ainsa. Está declarado Conjunto Artístico-Histórico pues con sus calles estrechas y empedradas y sus casas señoriales te trasladan a siglos atrás, sin ninguna dificultad, imaginando los cascos de los caballos chocando con las piedras y el brillo de las espadas.

A una altitud de 580 m y con 1500  habitantes, Ainsa posee una situación privilegiada entre Francia, el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, la Sierra de Guara y el valle de Benasque.  

Ainsa ostenta la capitalidad de la comarca del Sobrarbe, siendo centro de servicios y contando con una interesante oferta a nivel turístico y comercial. Ainsa consta de dos núcleos claramente diferenciados, la parte comercial y moderna surgida en torno al cruce de carreteras y el casco antiguo medieval.

En cuanto a su historia se fecha en el año 724 como el de la Reconquista. En las montañas que rodeaban Jaca se refugiaron las gentes que huían de la dominación musulmana. Al mando de Garci-Ximeno, se organizaron militarmente y se deslizaron hasta Ainsa acometiendo su Reconquista. Según la leyenda de la Cruz del Sobrarbe, la batalla fue ganada con la ayuda de una cruz luminosa aparecida misteriosamente sobre una Carrasca; señal que animo a las tropas cristianas a reconquistar la ciudad.  La victoria es conmemorada todavía en nuestros días con la fiesta de La Morisma. A lo largo de la historia, la villa gozaría de numerosos privilegios otorgados por diversos monarcas: la Carta Puebla de Alfonso I el Batallador en 1124 concedió a los Ainsetanos los Beneficios del célebre Fuero de Jaca; el derecho de portazgo, de celebrar ferias, de aduana, de elegir su propia Justicia, de crear su propia Escuela de Gramática, etc.

La iglesia parroquial está puesta bajo la advocación de Santa María, siendo uno de los templos más sobresalientes de todo el Sobrarbe y caracterizándose por su sobriedad y desnudez.  Su construcción se inicio a finales del S.XI y debió terminarse en la segunda mitad del S. XII. Su consagración tuvo lugar en 1181.

El resto más importante del castillo que existió en Ainsa en el medievo, es la torre del Homenaje (S.XI). El aspecto actual de la fortaleza, responde al de la ciudadela mandada construir por Felipe II dentro de la política de fortificación de las más importantes plazas pirenaicas, como prevención ante posibles incursiones francesas. Se desconoce quien la construyó, aunque se sabe que en 1610 estaba ya terminada.

La representación de la Morisma tiene lugar cada dos años, el fin de semana anterior al 14 de septiembre en la Plaza Mayor. Es un drama histórico de gran valor; el texto, hasta hace poco transmitido oralmente, es en forma de verso irregular. 

FANLO.

Municipio de la provincia de Huesca situado a 117 km. al N de su capital, a 1.320 m de altitud, con 44 habitantes y 187,31 km²; protegido al norte por la Sierra de las Cutas. Destacan la iglesia, levantada en el siglo XV, y Caba Ruba, típica construcción pirenaica. Trabajos de boj.

TORLA.

Municipio de la provincia de Huesca situado a 96 km. al N de la capital, a los pies de la Sierra de las Cutas, a 1.032 m de altitud; cuenta con 363 habitantes sobre 146,38 km², y está regado por el río Ara. Entre su patrimonio artístico destaca la Iglesia parroquial, erigida sobre un gran peñasco y de estilo románico. De su estructura original sólo conserva la portada con cinco arquivoltas de medio punto y un atrio cubierto con una complicada bóveda. También hay que mencionar la Casa de los Viú, típica casa noble de estilo altoaragonés.

La fiesta principal es "El Pilar", 12 de octubre, con el tradicional palotiau.

Bielsa.

Municipio de la provincia de Huesca situado 151 km. al noreste de la capital, en la confluencia de los ríos Barrosa y Cinca, a 1.053 m de altitud, con 426 habitantes y 202,05 km². Las principales manifestaciones de su patrimonio artístico son las siguientes: Iglesia de Javierre, románica del siglo XII que posee un interesante frontal franco-gótico del XV; Iglesia parroquial, erigida en el siglo XV; Ermita de Pineta, que presenta un ventanal prerrománico; Ayuntamiento, edificio renacentista del siglo XVI con bello ventanal plateresco.

Situada en un impresionante paraje natural dominado por la Sierra de Espierba, Sierra de Liena y Sierra Marqués.

El folklore está presidido por el Carnaval, en el mes de febrero. Popular festejo caracterizado por el simbolismo de sus más destacados protagonistas entre los que sobresalen los trangas, jóvenes con faldas y camisas de colores, con cabeza y espalda cubiertos con una piel de carnero y una gran cornamenta, la cara de negro y dientes hechos de patata, con un cencerro en la cintura y con la tranga en la mano con la que golpean el suelo, que simbolizan la fertilidad; y las madamas, jóvenes solteras con falda de lazos y cintas que simbolizan la pureza. Además de otros tantos como el amontato, el caballet, los galuchos, las garretas y el cornelio, muñeco que simboliza el carnaval y es quemado el último día.

La fiesta principal es la Asunción de la Virgen, el 15 de agosto.

El Monasterio de Piedra.

Conjunto monumental de la provincia de Zaragoza perteneciente al municipio de Nuévalos situado a 17 km. de Alhama de Aragón y a 27 de Calatayud, en medio de un desierto y próximo al nacimiento del río Piedra, del que toma su nombre.

HISTORIA

Monasterio cisterciense fundado por Alfonso II de Aragón y su esposa doña Sancha en el 1194 quienes encomendaron al monasterio de Poblet la construcción del nuevo edificio. Existe un documento del año 1195 en donde el citado monarca hace donación del castillo llamado de Piedra y de los términos a él contiguos al abad Gaufrido de Rocaberti, cabeza de los doce monjes que el 10 de mayo del año 1194 partieron de Poblet para fundar un nuevo monasterio. Además de estas donaciones Alfonso II también debió facilitar cuantiosas sumas de dinero para satisfacer los gastos de las obras; favores que continuaron otorgando don Pedro II el Católico, don Jaime I el Conquistador, don Alfonso II el Casto y don Jaime II, entre otros. Durante el reinado de Pedro IV se produjeron algunas diferencias entres los monjes y los vecinos de los pueblos de la comarca, por lo que, en el 1335, el rey recibió bajo su protección al monasterio con sus bienes y vasallos. A imitación de los reyes, los pontífices dispensaron también su protección al monasterio de Piedra desde que Inocencio III expidió bula en el año 1201 en la que confirmaba las posesiones del monasterio. En el año 1835 el monasterio fue incendiado y saqueado por lo que quedó destruido en su mayor parte, no obstante volvió a ser reedificado. En la actualidad, parte de sus dependencias están habilitadas como Parador de Turismo.

Arte Cisterciense.

PATRIMONIO ARTÍSTICO

La obras comenzadas por don Gaufrido de Rocaberti en los años 1194 y 1195, concluyeron en el 1218 siendo abad don Ximeno Martínez y reinando en Aragón Jaime I el Conquistador. Todo el recinto está cerrado por una muralla de piedra de mampostería salpicada de torres almenadas, unas de planta cuadrada y otras circulares. De la primitiva fábrica del monasterio subsisten el ábside de la antigua iglesia; la sala capitular, que es una copia en pequeño de la de Poblet, de forma cuadrada, tiene nueve tramos de crucería que se apoyan en cuatro pilares fasciculados centrales, algunos de los cuales guardan restos de policromías antiguas; el refectorio, cubierto con bóveda de crucería y un gran ventanal y rosetón en lo alto del muro; la hostería y la torre del homenaje, de planta cuadrada, remate con terraza almenada y, hacia la mitad de la fachada, un matacán. Todas estas construcciones datan del siglo XIII. La iglesia, por su parte, presenta en la fachada su original estilo arquitectónico románico-bizantino, en tanto que en el resto del templo muestra elementos góticos y renacentistas completados con añadidos barrocos de la renovación de que fue objeto en el siglo XVIII. Consta de tres naves y cinco ábsides. El ingreso tiene forma de arco y está decorado con frescos del siglo XVI. También merecen destacarse el claustro gótico, con bóveda de crucería, y la magnífica doble escalera del siglo XIV.

FLORA Y FAUNA

Parque Natural que en contraste con la sobriedad del resto del paisaje sirve de pintoresco y encantador entorno. El río Piedra antes de llegar al monasterio se divide en dos ramales, uno riega la huerta y el otro da lugar a una multitud de cascadas y arroyos que van a parar al torrente de los Mirlos que, a su vez, se derrama en la llamada Cola de Caballo, de 50 m de altura, y con una magnífica gruta. Cada cascada o lago tiene su propio nombre, así por ejemplo encontramos la Cascada de Iris, la de los Fresnos, de unos 62 m con diez cascadas escalonadas, el Baño de Diana, la Cascada Caprichosa, la Solitaria, etc. además de varias grutas y lagos tan espectaculares como el del Espejo o de la Peña del Diablo. Aprovechando esta abundancia de agua se ha instalado una piscifactoría.

EXPERIENCIAS DEL VIAJE:

Antes de salir:

Mari Carmen y Raquel, por diferentes motivos, dijeron hace unos días que no podían venir; Mariví, estuvo indecisa hasta última hora, pero al final no vino; por otra parte Moña avisó hace unos días de que vendría su sobrino Alejandro.

Jueves, 15 de Agosto de 1.996.

Habíamos quedado a las 8 de la mañana en la Plaza Oriental y fuimos puntuales casi todos, excepto Michel, que como sobre las ocho y veinte no había llegado le llamamos por teléfono a casa. Estaba levantado y dijo que venía enseguida; mientras llegaba estrenamos la cámara de fotos de Miguel-Angel haciéndonos una foto con el Acueducto de fondo. En definitiva, Michel se retrasó tres cuartos de hora por lo que salimos sobre las nueve menos cuarto en dirección a Soria.

La mañana era espléndida, lucía el sol, no hacía demasiado calor y no se veía ni una nube, por lo que las perspectivas para el viaje eran excelentes. Quedamos en parar en Tarazona, para tomar unos cafés y así lo hicimos; estuvimos una media hora en un bar de carretera y continuamos ruta en dirección a Zaragoza. Antes de llegar a la autopista, algunos se dieron una vuelta por el pueblo de Gallur, por lo que nos despistamos unos de otros; Michel y yo entramos directamente a la autopista mientras que Paco y Miguel-Angel lo hicieron un poco después y a pesar de que les fuimos esperando no nos alcanzaron, por lo que pensamos que habían ido por la carretera nacional, que posiblemente hubiera sido lo mas acertado, porque pagar 755 ptas. por 48 Km. de autopista en llano es bastante caro. Salimos de la autopista en Zaragoza para tomar la dirección a Huesca, y al llegar a Huesca capital, como estaba un poco confusa la señalización para la carretera de Barbastro nos hicimos un poco lío, pero gracias a los walki-talki que llevábamos en los coches nos mantuvimos en contacto y después de atravesar Huesca tomamos la dirección correcta. Llegamos a Barbastro, nos metemos en el pueblo y seguíamos sin tener noticias de Paco y Miguel Angel, por lo que en una especie de parque decidimos sentarnos en una terraza para tomarnos unas cervezas y comer, ya que eran cerca de las tres de la tarde. Cuando nos estamos sentando en la terraza llega Miguel-Angel y poco después Paco, por lo que volvemos a reagruparnos.

Aunque tenían carta de platos combinados, el camarero nos dice que está lleno el restaurante y que le han dicho en la cocina que tardarán entre una hora y hora y media en servirnos, por lo que decidimos ir a comer a otro sitio; nos indicó que podíamos comer en el restaurante Aneto, junto a la estación de autobuses, que estaba relativamente cerca de allí, y así lo hicimos; el servicio era malo y lento, pero llenamos el estómago, que era de lo que se trataba, por 17.500 ptas. los 15, es decir, que salimos a 1.167 ptas. cada uno.

Al regresar de nuevo a los coches pasamos junto a una fuente y dado que el momento era propicio, porque hacía bastante calor, hubo algún que otro remojón.

Sobre las cinco de la tarde salimos en dirección a L'Ainsa y Escalona, donde llegamos sobre las seis y cuarto; poco antes de llegar, Blanca se pone a llorar porque dice que se ha clavado un alambre del walki-talki, lo cual nos obligó a parar junto al pantano de El Grado, donde estuvimos unos 5 minutos y como vimos que era cosa de poco la dijimos que aguantase hasta que llegásemos, que ya faltaba poco. Al llegar a Escalona, bajamos los equipajes, nos distribuimos las habitaciones, tuvimos una pequeña disputa con el dueño del restaurante El Revestido, porque decía que habíamos aparcado en una propiedad suya y no podían aparcar sus clientes o tenían que hacer bastantes maniobras para salir, pero le tranquilizamos diciendo que nos íbamos a marchar enseguida.

Poco antes de las 7 de la tarde cogimos nuevamente los coches para ir hacia el "Cañón de Añisclo", formado por el río Bellos que desemboca en el Cinca en el mismo pueblo de Escalona; al cabo de dos o tres kilómetros ya entramos en el cañón, donde el río se encajona entre murallones impresionantes y la carretera se estrecha por el desfiladero, hasta que llegamos a un punto en el que una señal de tráfico indica que a partir de ahí la carretera es de una sola dirección, por lo que no podemos regresar por ella. Paramos los coches, porque según los mapas de carreteras para regresar de nuevo a Escalona había que recorrer al menos 60 Km. por unas carreteras que suponíamos bastante estrechas y tortuosas y mas teniendo en cuenta que en un par de horas se nos hacía de noche. No obstante, decidimos seguir adelante, hasta el puente y ermita de San Urbez, donde sabíamos que había un pequeño aparcamiento; la carretera se estrecha cada vez mas, hay tramos en los que vas debajo de la roca e incluso se pasa por algunos túneles excavados para salvar lo accidentado del terreno y entonces nos explicamos el porque no podía ser de doble dirección; por la derecha, todo el trayecto con quitamiedos, los cortados hacia el río; por la izquierda, el murallón de roca.

Por fin llegamos a una zona un poco mas ancha, que permitía aparcar en el margen izquierdo de la carretera y donde ya había bastantes coches; unos 200 m. mas y llegamos a un pequeño aparcamiento donde encontramos hueco para dejar los coches. Nos bajamos y empezamos a caminar por una senda que salía del mismo aparcamiento, que al principio era ancha, pero en 5 minutos de marcha se estrechaba en una zona de abundante vegetación. Al poco rato vemos venir a unos muchachos con trajes de neopreno, que nos dijeron que venían de una cueva cercana, por lo que los chicos ya estaban pensando en maldades; la senda baja en dirección al río, haciendo recovecos entre la vegetación; antes de llegar al río se oían gritos y chapuzones, por lo que los chicos aceleraron la marcha y cuando llegamos al río estaban junto a unos muchachos que, con sus trajes de neopreno, se tiraban desde unas rocas a las pozas y bodones que se forman en las torrenteras, a una altura que calculamos entre 10 y 12 metros. Estamos en un barranco lateral formado por el río Aso, que se junta con el Bellos muy cerca de la Ermita. Hicimos algunas fotos y pensamos en regresar, pero los chicos se adelantaron y se metieron por otro camino; nos sentamos un rato a esperarles y de repente nos gritan desde el otro lado del desfiladero. Habían encontrado un camino que atravesaba el río Aso por encima de una cascada saltando de piedra en piedra; como no era muy peligroso (estaba acondicionado artificialmente el paso) y el panorama era excelente decidimos seguir por ese camino; estuvimos un rato encima de la cascada, haciendo algunas fotos y continuamos en dirección a la ermita de San Urbez. El camino sigue entre la vegetación, con pequeños sube y baja y llega hasta el río Bellos que se cruza por un puente y continua cuesta arriba hacia la ermita; aunque el paseo había sido corto, el calor y la humedad nos hicieron sudar, por lo que los chicos querían darse un baño aunque fuera en calzoncillos; como ya era un poco tarde y el sol solo se veía en las cumbres de la Loma de los Sestrales, no les dejamos; llegamos hasta la ermita, que consiste en poco mas de un muro construido aprovechando una oquedad en la roca, a la que se llega subiendo una escalera, y junto a ella había una fuente, donde llenamos las cantimploras y continuamos hacia los coches atravesando el río por un puente nuevo construido junto al puente de San Urbez, donde el fondo por el que discurre el cauce se ve unos 200 metros mas abajo, en un tajo que no tendrá mas de 4 ó 5 metros de ancho.

Llegamos a los coches cerca de las 9 de la noche y seguimos por la carretera, cuesta arriba y con bastantes baches pensando que podíamos tardar 2 horas en regresar a Escalona; pero no habíamos recorrido ni tres km. cuando vemos un indicador a Escalona; nos paramos, porque esa carretera no venía en los mapas, y decidimos seguirla. Se habían acabado los baches y la carretera seguía ascendiendo por la Sierra de las Fuebas hasta los Llanos de Larviesa, entre los términos de Vió y Buerba; aunque estaba anocheciendo, se veía una bonita panorámica. A partir de ese momento, la carretera empieza a bajar y en 20 ó 25 minutos estábamos en Escalona.

Nos duchamos, deshicimos las maletas y bajamos a cenar al restaurante "El Revestido", ya que no vimos otro a mano y además tenía una terraza en la calle y como la temperatura era buena nos sentamos allí; tenían menús y platos combinados, el servicio no era muy bueno, pero la comida si estaba bien, por lo que nos apañamos allí, teniendo en cuenta, además, que en Escalona no hay mucha mas oferta. La cena nos salió por 17.000 ptas. los 15, es decir a 1.133 ptas. cada uno. Después se fueron todos a la cama menos Michel, Paco, Miguel-Angel y yo, ya que se empeñaron en darme unas clases de mus y a ello nos pusimos con unos whiskys; Michel y yo una pareja y Paco con Miguel-Angel la otra. Perdimos los primeros y sobre la 1,30 nos fuimos a la cama.


Viernes, 16 de Agosto de 1.996.

Amanece un día espléndido, ya que desde la ventana de la habitación vemos el sol dando de plano en las cumbres y además no se ven nubes.

Quedamos a desayunar a las 9 de la mañana y ya se encargó Miguel-Angel de despertarnos a todos con tiempo suficiente; no obstante, cuando terminamos de desayunar eran cerca de las 10. A continuación fuimos a comprar el material para los bocadillos en una tienda cercana y como tenían libros y planos también compramos alguno. Una vez distribuidos los bocadillos nos fuimos a los coches, que estaban todos juntos en una especie de aparcamiento cercano, para dirigirnos a Torla vía L'Ainsa y Broto; salimos Michel y yo y al cabo de un par de kilómetros nos damos cuenta de que Paco y Miguel-Angel no vienen, por lo que nos paramos al margen de la carretera para esperarles. Al cabo de 10 minutos seguían sin venir, por lo que Michel se volvió al aparcamiento para ver si habían salido; cuando llegó allí vio que ya no estaban, por lo que volvió a la carretera donde yo estaba esperando y decidimos dirigirnos a Torla por el Cañón de Añisclo y Fanlo, sabiendo que había peor carretera pero eran unos 20 Km. menos, por lo que pensamos que tardaríamos menos en llegar.

Desde el puente de San Urbez (donde habíamos estado la tarde anterior) hasta Fanlo la carretera es infernal, ya que tiene cantidad de baches y zonas en las que está muy descarnada, por lo que no íbamos a mas de 20 Km. por hora; en un recodo paramos en una fuente donde había varios coches aparcados con gente que se estaba poniendo los trajes de neopreno; llenamos las cantimploras y continuamos ruta. La carretera de bajada desde Fanlo hasta Sarvisé y Broto está en mejores condiciones, aunque sigue siendo estrecha y tiene tramos junto al precipicio; los 4 ó 5 últimos kilómetros por en valle de Broto hasta Torla tienen buen firme y es algo mas ancha, pero también hay bastantes curvas y en ese momento había tráfico.

Al llegar a Torla, sobre las 11 y cuarto, hay una caseta de información del Parque Nacional de Ordesa, y un guarda que estaba allí nos paró y nos dijo que no se podía subir al aparcamiento del Parque porque estaba lleno y la Guardia Civil tenía cortado el acceso 3 Km. mas adelante; que posiblemente mas tarde volverían a dejar pasar, pero sin precisar a que hora. Aparcamos los coches junto a la caseta y estuvimos un rato esperando para ver si llegaban Paco y Miguel-Angel; como estábamos a pleno sol y no llegaban decidimos, Michel y yo, dar una vuelta por el pueblo de Torla con Blanca, Francisco y Lourdes, ya que Carlos prefirió quedarse en los coches; en el pueblo, que es bonito a pesar de estar muy adaptado para el turismo, nos metimos en una Oficina de Información, donde había planos del Parque Nacional en relieve y unos paneles con diapositivas sobre las cumbres y glaciares así como una exposición de pintura; seguimos en dirección a la plaza, donde hay varios hoteles y restaurantes y donde nos tomamos unas cervezas y refrescos; después de hacernos algunas fotos volvimos de nuevo a los coches y el guarda nos dice que sigue cerrado el acceso. Michel y yo nos dimos una vuelta por la carretera y comentamos el llegar con los coches hasta donde fuera posible y a partir de allí intentar subir andando, puesto que donde estábamos no hacíamos nada. Así lo hicimos y al pasar junto a la entrada de un camping vimos aparcados los coches de Paco y Miguel-Angel; llegamos con los coches hasta el puente de Los Navarros, donde la Guardia Civil obligaba a dar la vuelta, y aparcamos al margen de la carretera, cerca ya del puente, pusimos pie a tierra e iniciamos la subida de 5 Km. hasta el aparcamiento.

Al principio daba el sol, pero un poco mas adelante la carretera se interna en el arbolado y no se hacía muy pesada; nos encontramos con unos que bajaban y les preguntamos que cuanto se tardaba en llegar al aparcamiento, y nos contestaron que mas de 1 hora; seguimos adelante y los chicos ya empezaban a echar de menos el agua (nos habíamos dejado la cantimplora en el coche y no pensamos en bajar a por ella porque sabíamos que arriba había un bar); menos mal que junto a la carretera había un par de chorreras que nos vinieron estupendamente para beber y refrescarnos. Un poco mas adelante un coche que bajaba paró, y nos dijeron que nos estaban esperando en el bar del aparcamiento, donde llegamos sobre las 2 y diez de la tarde y allí estaban Paco, Marisa, Ana y Moña; nos comentaron que Miguel-Angel se había ido con Elena y los chicos a hacer la ruta del río Arazas, con intención de llegar a la cascada de la Cola del Caballo, por lo que nos tomamos unos refrescos en el bar e inmediatamente decidimos ir a su encuentro; delante, Michel, Carlos Francisco y yo; Paco dijo que ya nos alcanzaría y Marisa, Moña, Ana, Lourdes y Blanca que irían mas despacio.

El camino discurre entre una densa vegetación de hayas, al principio llano y mas adelante empieza a empinarse la cuesta, en una buena parte pegado al río, por lo que parábamos en los miradores que hay en varias cascadas, esperando a Paco y aprovechando para descansar un poco y hacernos algunas fotos, ya que el panorama merece realmente la pena; el río trae bastante caudal, a pesar de estar en Agosto y paramos en la Cascada del Abanico, en la Cascada de la Cueva y en la Cascada del Estrecho, donde estuvimos un buen rato y allí nos dio alcance Paco. Un poco mas adelante intentamos situarnos en la base de una cascada por lo que seguimos el margen del río saltando entre las piedras, pero llegamos a un sitio en que se ponía un poco peligroso y dimos marcha atrás.

Continuamos la senda y poco a poco, a medida que íbamos subiendo, los árboles van desapareciendo, dando paso a una vegetación de tipo helechos y matorral; al poco rato vemos al fondo una serie de cascadas pequeñas y preguntamos a unos que volvían si eran las Gradas de Soaso; nos dijeron que sí y que se tardaba en llegar poco mas de un cuarto de hora, y media hora mas hasta la cascada de la Cola del Caballo. Al llegar a las Gradas de Soaso hicimos un intento de parada, para comernos allí los bocadillos, porque Francisco parece que estaba un poco cansado; había bastante gente por allí e hicimos el tramo despacio, contemplando las formas que había dado el agua a la roca caliza, formando unos 20 ó 30 escalones, en unos casos de un metro de altura y en otros pueden llegar hasta los tres metros. Al llegar a la última Grada, el camino entra en una zona completamente llana, de pradera verde con algunas piedras sueltas y al fondo se ve perfectamente el Circo de Soaso, en cuyo extremo está la cascada de la Cola de Caballo, que desde allí no se veía porque se esconde detrás de un espolón de roca.

F - 3 : Parte del grupo en la cascada de la Cola de Caballo.

Por los paredones del circo, con un desnivel casi vertical cercano a los 500 metros, descienden pequeñas cascadas, que parece que salen directamente de la roca y que dan lugar a una serie de arroyos que culminan en el río Arazas. Al otro lado del río, y también a una altura considerable, se divisaba la gente que estaba haciendo la ruta del Valle de Ordesa por la Faja de Pelay, ya descendiendo. Al cabo de un rato llegamos a la cascada de la Cola del Caballo y allí nos encontramos con Miguel- Angel, Elena, Pablo, Juan-Pablo y Alejandro, que ya se habían comido los bocadillos y algunos de ellos incluso se habían bañado en la poza que se forma con la caída del agua, a pesar de que esta estaba helada; nosotros llegamos sudando, sobre las 5 de la tarde, y antes de empezar con los bocadillos nos hicimos algunas fotos y Paco y yo nos dimos el chapuzón correspondiente, pero sin meternos en el río, es decir, salpicándonos agua el uno al otro. Echamos un pequeño rapapolvos a Miguel-Angel, por haber venido por el cañón de Añisclo, cuando el día anterior quedamos en venir por L'Ainsa y Broto, pero él me había entendido por la mañana que como la carretera del cañón era el camino mas corto, habíamos decidido venir por allí; Paco se "subió a mi carro", y esto fue lo que peor sentó a Miguel-Angel, pero al final todo se quedó en un malentendido sin mayores trascendencias.

F - 4 : El circo de Soaso.

Estuvimos allí poco mas de media hora y emprendimos la ruta de regreso por el mismo camino; volviendo un poco la vista atrás, se veía una serie de montañeros que estaban subiendo por las clavijas, suponemos que en dirección al refugio de Góriz. Al llegar a las Gradas de Soaso nos encontramos con Marisa, Moña, Lourdes y Blanca; nos entretuvimos un poco con ellas porque Blanca parece que quería seguir hasta la Cola de Caballo, pero como teníamos los coches en el Puente de los Navarros, es decir, nos faltaban cerca de 15 Km. para llegar hasta ellos, Miguel Angel y yo junto con los chicos bajamos mas deprisa, con la intención de hacer autostop desde el aparcamiento para que alguien nos bajase a por dos coches, y cuando llegasen los demás tenerlos arriba; Michel se adelantó un poco, mientras los chicos se iban metiendo por atajos y en uno de ellos Francisco se cayó de bruces, pero no debió hacerse mucho daño porque siguió haciendo lo mismo detrás de Juan-Pablo. Al llegar a la zona de las cascadas de la Cueva y del Estrecho Miguel-Angel y yo cogimos un atajo que nos llevó hasta un puente que cruzaba a la margen izquierda del río, según se baja y donde estaban Carlos, Pablo y Alejandro, por lo que el resto del recorrido lo hicimos por un camino diferente al que habíamos venido, y que discurre bajo un bosque de hayas con una senda bien trazada; como seguía río abajo pensamos que en algún sitio habría otro puente para poder cruzar, como efectivamente así sucedió, y creo que este si que fue un buen atajo, porque aproximadamente a las 8 y media de la tarde estábamos en el aparcamiento, donde íbamos pendientes de si arrancaba algún coche para pedirles que nos bajasen. Antes de llegar al final vimos una pareja que arrancaba y les dijimos que si nos podían bajar, a lo cual accedieron y en poco mas de 10 minutos estábamos en nuestros coches, con los cuales subimos de nuevo hasta el aparcamiento. Al llegar allí ya estaban los chicos con Michel en el bar, por lo que nos sentamos todos, tomando unas buenas cervezas a esperar a que llegasen Paco, Marisa, Moña, Elena, Ana, Lourdes y Blanca. Al poco rato se presentaron todos ellos en el bar y Paco venía con las piernas como si estuviese montando a caballo, pero lo que en realidad le pasaba es que estaba "escocido". Calculo que entre ida y vuelta nos habíamos dado una caminata de 29 Km.

Bajé a Paco y a Michel a por sus coches e iniciamos el camino de regreso a Escalona por la carretera de Broto, Boltaña, L'Ainsa; hasta Sarvisé fuimos todos juntos, unos detrás de otros, pero estaba anocheciendo y ya no se apreciaba bien cual era el coche que llevabas detrás; al llegar a Boltaña era prácticamente de noche y yo me di cuenta de que los que venían detrás no eran Michel y Miguel-Angel, pero pensé que se habían retrasado un poco y que llegarían 5 minutos después, por lo que no le di mas importancia. Paco y yo llegamos a Escalona sobre las 10 y cuarto, dijimos al del restaurante que nos fuese preparando la mesa para los 15 y nos subimos a dar una ducha. Una vez duchado, y viendo que no venían los demás, me bajé a la carretera, donde estuve unos tres cuartos de hora esperando y seguían sin llegar, por lo que pensando que les había pasado algo llamé a Paco para ver si salíamos en su busca. Tomamos nota del teléfono del restaurante, donde se quedaba Marisa y cogimos el coche en dirección a L'Ainsa, muy despacio y fijándonos en las matrículas de los que venían de frente, ya que la noche era cerrada y no se veía que tipo de coches eran. Íbamos pensando en preguntar en el cuartel de la Guardia Civil, por si sabían de algún accidente, pero llegando al centro de L'Ainsa, junto a la gasolinera, les vemos que se cruzan con nosotros; les pitamos, dimos media vuelta y regresamos a Escalona. Al llegar allí nos explicaron que se habían equivocado de carretera, y en vez de tomar la de Escalona se fueron en dirección a Barbastro; que cuando habían recorrido mas de 30 Km. por la carretera de Barbastro parece que a Michel no le sonaba el camino y paró, y allí fue cuando se dieron cuenta de que se habían equivocado, por lo que dieron media vuelta. Miguel-Angel, que consiguió dormir a los chicos, dijo que Moña le iba dando mucha conversación y por eso no se preocupó mas que de seguir a Michel, sin fijarse en los pueblos ni en los indicadores. Al final todo quedó en anécdota, pero con la recomendación de que para otra vez se estudien los mapas antes de meterse en carretera.

Por fin nos sentamos a cenar cerca de las 12 de la noche, comentando las incidencias del día, sobre todo en lo que a despistes se refiere, a pesar de los cuales aprovechamos bastante bien el tiempo, porque hicimos todo lo que teníamos previsto hacer; la cena nos salió por 15.000 ptas., es decir, a 1.000 ptas. cada uno, y a pesar de la paliza que teníamos encima, decidieron darme la segunda lección de mus, esta vez con Paco como maestro, por lo que pedimos los whiskys correspondientes y "a jugar". Perdimos el maestro y el alumno, como era de esperar, y nos fuimos a la cama cerca de las 2 de la mañana.

Sábado, 17 de Agosto de 1.996.

Nos levantamos sobre las ocho y cuarto, para estar desayunados sobre las nueve; mientras terminaban de desayunar los últimos, otros hicimos las compras del pan, chorizo y queso para los bocadillos, que repartimos convenientemente en las mochilas. Igual que ayer, el día amanece espléndido.

Sobre las nueve y cuarto tomamos la carretera en dirección a Bielsa, a unos 25 Km. de Escalona por buena carretera, parando poco antes de llegar para repostar gasolina; llegamos a Bielsa y dejamos los coches a la entrada del pueblo, en un aparcamiento habilitado al efecto; cruzamos el río Cinca y ya en el pueblo unos fuimos al Cajero, otros a comprar una pila para la cámara de fotos, otros compraron fruta, postales, etc. En resumidas cuentas que estuvimos por allí un rato de compras.

Desde allí, por la carretera que discurre por el valle de Pineta, aguas arriba del río Cinca, nos dirigimos al Parador Nacional de Turismo (unos 12 Km.), donde llegamos aproximadamente a las 11 de la mañana; aparcamos y enseguida observamos que el panorama es impresionante, pues se ve todo el Circo de Pineta, de paredes verticales por las que discurren numerosas cascadas que tienen su origen en lo mas alto de la roca, destacando entre todas ellas la llamada cascada del Cinca, aunque debido a la distancia y altitud a la que se encuentra no se aprecia en toda su magnitud.

Nos ponemos en marcha bajando por unas escaleras que hay justo al principio del aparcamiento y que nos dejan junto a un puente para atravesar el río; a partir de ese momento nos metemos en un denso bosque, con numerosas sendas lo que da lugar a la división del grupo en varios; Paco empieza a ponerse nervioso porque no controla a toda su familia y tenemos que hacer un par de paradas para reagruparnos; en una de estas paradas nos encontramos con un abuelete a quien dijimos que pensábamos llegar hasta el Lago de Marboré, y él nos dio una descripción bastante detallada de la ruta a seguir y de que el tiempo que se podía tardar en llegar era de unas 4 horas; llegamos a una pista forestal bastante ancha que seguimos cuesta arriba, hasta llegar a una fuente situada junto a un puente, donde nos refrescamos y hacemos algunas fotos. Allí empieza la zona denominada "El Felqueral", donde el camino, que sigue entre helechos y vegetación, se empina bastante y empieza a descolgarse gente del grupo. Tras cuarto de hora o 20 min. de subida hacemos una primera parada a la sombra y prácticamente volvemos a reagruparnos todos, pero algunas dicen que sigamos adelante que ellas van mas despacio.

A partir de aquí se forma un primer grupo integrado por Miguel-Angel, Carlos, Juan-Pablo, Pablo, Alejandro y Angel y tratamos de que los chicos subiesen a nuestro ritmo, ya que no conocíamos el camino y se podían despistar de nosotros; la vegetación empezaba a escasear, el sol pegaba de plano y la pendiente era fuerte, por lo que el esfuerzo era notable; llegamos a una zona donde había un grupo de gente descansando, justo enfrente de la cascada del Cinca y les pedimos que nos hicieran un par de fotos. La senda, con bastantes piedras sueltas, empieza a describir una serie de "Zetas" para salvar mas cómodamente el desnivel, pero ello alarga bastante el camino; no obstante pensamos que tiene que pasar al otro lado de la montaña por algún sitio, porque dada la verticalidad de las paredes que tenemos enfrente parece imposible que se pueda subir, salvo que sea escalando.

Llegamos a una zona de pradera, que parece que invitaba a tumbarse y decidimos hacer una parada para descansar y de paso sacar algunas fotos con el Valle de Pineta de fondo, ya que la vista era espléndida; estuvimos un buen rato allí sentados en la hierba (aunque tenía algunos cardos) y vemos venir a Michel, Moña y Lourdes y un poco detrás a Paco con Elena, Francisco y Blanca, por lo que decidimos esperarles hasta que llegasen; aunque nos reagrupamos de nuevo, ellos también necesitaban descansar y estuvieron allí un rato mas. Los que ya habíamos descansado continuamos ascendiendo, y al poco rato el camino cruza por una de las cascadas, lo que aprovechamos para refrescarnos; seguimos adelante por una zona bastante mas rocosa y mirando hacia arriba no se veían mas que los imponentes muros de roca, pero no se distinguía la gente que iba delante de nosotros por el camino, lo cual nos hacía pensar que por algún vericueto pasaría al otro lado de la pared.

De repente el camino da un giro, para salvar una especie de espolón, y se esconde detrás de este, por lo que ya no se ve el valle; pero lo que si se aprecia es lo que nos queda por subir, ya que se ve a la gente como hormiguitas mucho mas arriba, transitando por las "zetas" que describe la senda y que ayudan a salvar el fuerte desnivel que tienen estas terrazas rocosas bajo el Balcón de Pineta. Los chicos ya no aguantan mas a nuestro paso (o mejor dicho, nosotros no aguantamos el suyo) y se escapan hacia delante; poco a poco les vamos perdiendo de vista y Miguel-Angel y yo continuamos a nuestro paso, haciendo las correspondientes paradas especialmente cuando cruzábamos alguna cascada; hubo un tramo, aproximadamente media hora antes de llegar al Balcón de Pineta, que a mi se me hizo especialmente duro, pero no tratando de forzar el ritmo de marcha se puede llegar a cualquier parte.

Por fin llegamos al Balcón de Pineta, desde donde la vista es impresionante; mirando hacia abajo se ve el valle en toda su extensión, aunque debido a la altura a la que estamos (unos 2.600 m.) no se aprecia ni el Parador, que debe estar sobre los 1.400 m.; a nuestra derecha, la Sierra de las Tucas, con la Punta de las Olas, el Pico inferior de Añisclo o de la Suca y las Tres Marías, como alturas mas importantes; a nuestra espalda la cruz de hierro, símbolo del Balcón y Las Tres Sorores (Cilindro, Monte Perdido y Sum de Rammond), etc. Le dije a Miguel-Angel que parásemos para hacer una foto y me contestó que lo que quería era llegar de una vez al Lago de Marboré, donde pararíamos un buen rato y haríamos todas las fotos que quisiésemos. Por tanto seguimos ruta junto a la cruz, por una zona bastante llana aunque muy pedregosa, con grandes bloques de roca partidos por los hielos; un poco mas adelante entramos en un nevero, de cuyos extremos salían pequeños arroyos que mas abajo se van juntando y formando las cascadas; otra zona de roca y otro nevero, este ya cuesta arriba y aunque la nieve estaba bastante dura, no metíamos la pata pero resbalábamos con facilidad; al fondo de este nevero se ve un muro que forma uno de los extremos del Lago de Marboré; damos un pequeño rodeo para subir al muro y desde allí se ve prácticamente todo el Lago; tratamos de localizar a los chicos y los vemos resguardados bajo una roca a continuación de otro nevero. Todo ello a los pies del glaciar del Monte Perdido, que según la literatura al respecto la parte baja tiene un espesor de unos 45 metros de hielo, 1.500 m. de anchura y unos 400 ó 500 m. de fondo; la parte alta, muy cercana a la cumbre, es algo menor.

F - 5 : En el lago helado de Marboré.

Llegamos a la roca donde estaban los chicos, tumbados al sol como los lagartos, y nos dijeron que llevaban allí cerca de media hora; eran aproximadamente las tres y veinte de la tarde. Vimos que Alejandro no estaba bien; estaba tumbado en el suelo, encogido y dando vueltas; le preguntamos que es lo que le pasaba y nos contestó que tenía muy revuelto el estómago, con ganas de vomitar y que estaba mareado, por lo que en esas condiciones no podía bajar; no había comido nada ni tenía ganas de comer; le preguntamos que si había bebido mucha agua por el camino y nos dijo que sí, que en una de las cascadas se había pegado un buen atracón y que además, como él vive a nivel del mar, es posible que también le estuviese afectando la altura; tratamos de animarle diciéndole que ya que tenía tantas ganas de ver la nieve, allí tenía cantidad, pero el hombre no estaba para bromas. Carlos, Pablo y Juan-Pablo diciendo que se bañaban, pero en el fondo no se atrevían porque cerca de la mitad de lago era un bloque de hielo, y solo con meter la mano 10 ó 15 segundos se apreciaba que el agua estaba muy cerca de los cero grados.

Nos quitamos las botas y metimos los pies en el lago; no aguantábamos mas de 15 ó 20 segundos y además los sacábamos doloridos; entre tanto, Alejandro empezó a vomitar y lógicamente no echaba mas que agua; el hombre se movía de un lado a otro de la roca, pero seguía sin encontrarse nada bien. Después de descansar un rato sacamos los bocadillos y él no quiso comer nada; transcurrida una media hora desde que habíamos llegado Miguel-Angel y yo, vemos aparecer por el muro a Michel, Moña y Lourdes; llegaron donde estábamos nosotros y nos dijeron que Paco se había dado media vuelta con Elena, Francisco y Blanca, por lo que no subiría hasta allí nadie mas del grupo; aunque hacía sol, después de un rato allí parados nos quedábamos fríos, por lo que teníamos que juntarnos mucho a la roca para que no nos diese la brisa del glaciar, además de ponernos alguna otra camiseta o chubasquero. Desde allí veíamos una cordada de montañeros bajando por el glaciar.

Mientras estábamos con los bocadillos, Carlos, que estaba encima de la roca, dice que ha oído truenos; con el sol que hacía, sin verse ni una nube, le dijimos que si estaba tonto. En realidad no fueron truenos lo que oyó, sino una masa de hielo desprenderse del glaciar.

Michel decía que tenía los dedos de las manos dormidos, que no los notaba; Moña se puso a curar una ampolla que tenía Juan-Pablo en el pie, con el método del hilo y entre unas cosas y otras, foto por aquí y foto por allá. Pero el caso de Alejandro empezaba a preocuparnos a todos, ya que se acercaba la hora de bajar y el chico no mejoraba; Moña sacó un aspirina y se la dio, para ver si vomitaba del todo, pero ni con esas. Le fuimos mentalizando diciéndole que allí no nos podíamos quedar, que le ayudaríamos a bajar como fuese, pero que se levantase para ver si aguantaba un rato de pie.

Eran sobre las 5 de la tarde cuando empezamos el camino de vuelta; sujetando un poco a Alejandro por un brazo llegamos hasta el muro (3 minutos) y seguía diciendo que no podía; nos paramos e hicimos algunas fotos. Michel seguía con los dedos de las manos dormidos y Miguel-Angel, que dio varios estornudos, dijo que se estaba acatarrando, por lo que Moña sacó de nuevo las aspirinas y les dio una a cada uno. Seguimos adelante y al cabo de otros 3 ó 4 minutos Alejandro se tumbó en una roca, en medio de los dos neveros, diciendo que tenía ganas de vomitar; nos paramos nuevamente y estuvimos allí un rato; no se si vomitó o que, pero el caso es que se levantó diciendo que ya se encontraba mejor, por lo que despacio a través de la nieve reanudamos la marcha hacia el Balcón de Pineta y desde allí iniciamos la bajada de todo el Circo de Pineta por el mismo camino que habíamos subido; Carlos, Pablo, Juan-Pablo y yo delante, parando en todas las cascadas para reagruparnos y echar buenos tragos de agua; también aprovechábamos la coyuntura para hacer algunas fotos, y aunque en las cuestas abajo se cargan las rodillas, el camino se hace con mas alegría que a la subida, al menos para la mayoría, porque siempre hay excepciones. A pesar de ser mas de las 7 de la tarde seguía subiendo gente con tiendas de campaña.

Al llegar a la altura de la cascada del Cinca, sale un pequeño camino que va hasta su base, por lo que los chicos y yo nos fuimos hasta allí y vimos que Alejandro venía con nosotros, buena señal de que ya se encontraba bastante bien, aunque con ruidos en el estómago, porque no había comido nada; llegamos a la base de la cascada, desde donde se ve el tramo inferior y los chicos querían bajar hasta el mismo borde del agua. No les dejé porque caía con mucha fuerza y podíamos tener algún disgusto. Estando allí llegó un hombre, con pinta de ermitaño, al que habíamos estado viendo durante toda la bajada, y llevaba una especie de bastón largo cuya empuñadura nos llamaba la atención porque se trataba de la cabeza de un caballo bastante grande; nos pidió que le sacásemos una foto y así lo hicimos.

Cogimos un atajo para volver al camino principal y vimos a los demás bajando por el; les esperamos sentados en una roca y nos comentaron que Moña había tenido un amago de caída, es decir, que no se si llegó a dar con el culo en el suelo o no. Ya todos juntos atravesamos la zona de "El Felqueral" hasta llegar al puente que cruza el Cinca, donde nos paramos un rato junto a la fuente, que algunos aprovechamos para beber todo el agua del mundo; eran cerca de las 8 y media de la tarde y pensando que los Pacos nos podían estar esperando en el Parador reanudamos la cuesta abajo por la pista y luego por el bosque, hasta que cruzamos nuevamente el río Cinca y subimos las escalerillas que dan acceso al aparcamiento; vimos que no estaba el coche de Paco (nos había dejado una nota diciendo que había regresado a Escalona) y nos metimos al Parador a tomar unas cervezas y a desocupar las vejigas de tanto agua como habíamos bebido.

Cuando salimos ya estaba anocheciendo; cogimos los coches y viaje de vuelta hasta Escalona, dejando a Michel en medio para que no ocurriese lo del día anterior. Llegamos a Escalona sobre las 10,15, comentamos un poco con Paco alguna de las incidencias y nos subimos a duchar. Sobre las 11 y media estábamos cenando en "El Revestido", que esa noche nos cobró 18.000 ptas., es decir a 1.200 ptas. cada uno, y después de cenar la obligada partida de mus. Los chicos ya habían estado hablando durante el día que ellos también iban a echar una partida después de cenar, por lo que nos quitaron la mesa, tapete y baraja del bar. Esa noche jugué de pareja con Miguel-Angel, quien me fue introduciendo en la técnica de las señas, pero ocurrió lo mismo que las noches anteriores, que el que juega conmigo pierde. Eran las 2 de la mañana cuando nos íbamos a la cama y los chicos seguían con su partida de mus, por lo que les dejamos allí y nosotros nos subimos a las habitaciones. Dicen que subieron a las 2 y media, pero yo la verdad no me enteré de cuando entro Juan-Pablo en la habitación porque ya me había dormido.

Domingo, 18 de Agosto de 1.996.

Nos levantamos sobre las nueve menos cuarto, es decir, un poco mas tarde que otros días, e igualmente lucía el sol. Terminamos de hacer las maletas y bajamos a desayunar. Mientras los últimos terminaban de desayunar hicimos las cuentas necesarias para pagar las habitaciones y distribuir el resto de gastos del viaje, pues ya solo nos quedaba la comida de hoy. También estudiamos la ruta de regreso, que en principio pensábamos hacer por Broto y Jaca, pero Miguel-Angel sugirió una visita al Monasterio de Piedra, con lo que todos estuvimos de acuerdo. Antes de reanudar el viaje intentamos sacar el carrete de la nueva cámara de Miguel-Angel, que ya el día anterior nos había dado problemas con el arrastre; como no sabíamos como se desbloqueaba, se abrió la cámara y ocurrió lo que tenía que ocurrir, que se veló todo el carrete.

F - 6 : En la plaza del pueblo de L' Ainsa.

Sobre las 10 de la mañana cogimos los coches en dirección a L'Ainsa, con intención de ver un poco el pueblo y hacer algunas compras; paramos en L'Ainsa, Michel que iba delante en la parte nueva del pueblo y los demás subimos a la zona del Castillo, donde han habilitado un aparcamiento. Cruzamos el patio de armas del castillo, semi en ruinas y donde había montado un escenario como si hubiese habido actuación la noche anterior, y atravesamos al otro lado de la muralla donde había una serie de tenderetes de baratijas hasta llegar a la plaza, preciosa, de origen medieval con soportales y exquisita pavimentación, en la que al fondo a la izquierda está situada la iglesia parroquial, de estilo románico del siglo XII y considerada como una de las muestras mas representativas del arte medieval desarrollado en los valles del Pirineo Aragonés; por allí hicimos algunas compras de láminas, postales, etc. entramos en la iglesia, en un pequeño claustro junto a la entrada principal, donde hicimos algunas fotos, y en una oficina de turismo que había allí, donde compramos por 100 ptas. un folleto de casas rurales de la zona. Llegó Michel con Carlos por allí, y ya todos juntos bajamos hacia la parte nueva del pueblo, donde compramos unos "pastillos" (especie de tortas rellenas de dulce de melocotón o de manzana) que eran algo típico de allí, algunas cosas mas y seguimos ruta para tratar de llegar a comer al Monasterio de Piedra.

Pasamos junto a Barbastro, Huesca capital y llegando a Zaragoza tomamos la Nacional II (autovía) en dirección a Madrid y a la altura de Calatayud, donde aparecieron nubarrones negros y algunos relámpagos, tomamos la desviación hacia el Monasterio de Piedra; en ese tramo ya nos cayó un chaparrón tormentoso, pero no tuvo importancia porque estábamos en los coches. Llegamos sobre las 3,15 de la tarde, un poco nublado el panorama, y lo primero que hicimos fue sentarnos a comer, previas las cañas correspondientes. Había buen menú (4 ó 5 primeros y otros tantos segundos), por lo que no necesitamos carta; casi todos los mayores comimos migas de primer plato. En total nos salió la comida por 17.925 ptas., es decir algo menos de 1.200 ptas. cada uno. Durante la comida cayó otro chaparrón, pero al salir del restaurante lucía un sol espléndido, por lo que llevamos los chubasqueros al coche y entramos a visitar el parque natural (800 ptas. los mayores y 600 ptas. los menores de 12 años).

Una vez dentro, parece mentira que en ese paraje un tanto tosco y desolado, haya tantísimo agua formando cascadas, lagos, estanques y mas cascadas, unas cayendo verticales de la roca y otras entre una exuberante vegetación; hicimos el recorrido según estaba indicado, entramos en la cueva de la cascada de la Cola del Caballo, que parece el reino de la humedad porque todas las paredes gotean agua; al salir de la cueva empezó nuevamente a llover, lo que nos obligó a resguardarnos en unos entrantes en la roca; continuamos por los estanques de la piscifactoría, donde parece que escampaba y se veían perfectamente las truchas, en unos estanques las mas grandes, hasta de medio metro y en otros los alevines; llegamos hasta el lago de cristal, así llamado por que en el se reflejan los paredones calizos que están enfrente, y cuyo fondo está cubierto por una densa vegetación. A partir de este momento empieza nuevamente a llover con bastante fuerza, y hacemos el resto del recorrido (nos faltaba casi la mitad) bajo la lluvia, por lo que al llegar a la salida estamos calados hasta los huesos. Llegamos a los coches, nos secamos y cambiamos y sobre las siete y media de la tarde emprendemos la última etapa del viaje de regreso por la Nacional II hasta Madrid, con bastante tráfico sobre todo en la zona de Alcalá de Henares y Torrejón, por lo que nos perdimos de vista unos a otros aunque a ratos íbamos juntos. Al llegar a Barajas cogimos a M-40 que da un rodeo a todo Madrid por el Sur hasta llegar a la carretera de la Coruña y tras una parada en la Pasarela de Villalba llegamos a casa sobre las 11 y cuarto de la noche.

En resumen, los objetivos que nos habíamos propuesto para el viaje se habían cumplido, ya que hicimos las marchas previstas hasta el final aunque un poco apresuradamente porque las iniciamos tarde, sobre todo la del Valle de Ordesa, ya que si hubiésemos llegado media hora antes no habría estado cerrado el acceso al aparcamiento, habríamos ganado mas de dos horas y nos habríamos ahorrado 5 Km. cuesta arriba por la carretera asfaltada. Por otra parte, ha quedado claro que hay que estudiarse un poco los mapas antes de ponerse en ruta, porque así se evitan confusiones de carreteras y no se pierde el tiempo. Pero supongo que estas cosas nos servirán de experiencia para futuras excursiones.