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CAPÍTULO XVI: EL NARANJO DE BULNES
VIAJE A VEGA URRIELLO-CABRALES (PICOS DE EUROPA): DEL 23 AL 25 DE MAYO DE 1997



Asistentes: Paco y Francisco; Jesús; Michel y Carlos; Jesús de Santos (padre e hijo); Alfonso y Héctor; Miguel-Angel Marqués; Angel y Juan-Pablo. TOTAL.......... 12
Alojamiento:

En el Hotel Torrecerredo, situado en las afueras de Arenas de Cabrales. Tfnos: 98/584.66.40 y 98/584.66.56. Se trata de un hotel familiar, con capacidad para 34 personas en 16 habitaciones todas con baño, teléfono y calefacción.

Nos han hecho una oferta al Grupo de empresa de la Caja (hasta el 15 de Junio) de 2 noches, 2 desayunos y 2 cenas al precio de 6.000 ptas. por persona. En estas condiciones tenemos hecha la reserva para los 12. Si alguien mas quiere apuntarse, tiene que decirlo cuanto antes, ya que han hecho la misma oferta a otras Cajas y está bastante ocupado.

El Hotel tiene, además, una empresa de turismo activo llamada "Torre-Tours", que ofrece todo tipo de servicios en los Picos (Land-Rover, caballos, rafting, etc.).

Distancias:

Segovia - Valladolid = 110 Km.

Valladolid - Palencia = 47 Km.

Palencia - Herrera de Pisuerga = 72 Km.

Herrera de Pisuerga - Cervera de P. = 40 Km.

Cervera de Pisuerga - Piedrasluengas= 27 Km.

Pto. de Piedrasluengas - Potes = 30 Km.

Potes - Panes = 35 Km.

Panes - Arenas de Cabrales = 25 Km.

TOTAL SEGOVIA-CABRALES = 386 Km.

Arenas de Cabrales - Poncebos = 6 Km.

Poncebos - Sotres = 15 Km.

PLAN DEL VIAJE

Viernes, 23 de Mayo de 1997:

Salida de Segovia a las 3 de la tarde; parada en la gasolinera de Herrera de Pisuerga para reagrupamiento; continuamos viaje y nueva parada al bajar el puerto de Piedrasluengas en el cruce Ojedo-Potes; continuamos viaje por el desfiladero de La Hermida hasta Panes y desde allí tomamos la comarcal 114 hasta Arenas de Cabrales. Si tenemos tiempo, nos podemos dar una vuelta por el pueblo y tomar unos chatos antes de cenar. Después, cena, partida (en su caso), y a dormir.

Sábado, 24 de Mayo de 1997:

Nos levantamos pronto, entre 8 y 8 y media de la mañana, desayunamos, compramos el pan (el chorizo es mejor llevarlo de casa, porque si empezamos a ir a la compra nos entretenemos) y las latas de Fanta o cerveza y cogemos los coches en dirección a Poncebos y Sotres (21 Km. aproximadamente).

Un poco antes de llegar a Sotres nos desviamos por la pista forestal de los Invernales del Texu, en dirección al Collado de Pandébano (el año pasado estaba bastante decente para los coches), donde aparcamos, cargamos las mochilas y empezamos la marcha en dirección al Refugio de Vega Urriello, a los pies del Naranjo de Bulnes; no vamos a entrar en detalles de como es la marcha porque casi todos lo conocéis y los que no lo conocen, seguro que se sorprenderán al llegar al Collado Vallejo.

Comemos en el Refugio, nos damos una vuelta por la Vega y por la tarde regresamos a los coches. Si hiciese muy bueno, podíamos dejar algún coche a la ida en Poncebos y hacer el regreso por Bulnes, pero estos detalles se decidirán sobre la marcha.

Llegamos al hotel, nos atusamos, damos una vuelta, cena, partida y cama.

Domingo, 25 de Mayo de 1997:

Nos levantamos pronto, como siempre y después de desayunar y liquidar las cuentas con el Hotel, tenemos dos opciones:

A.- Nos vamos a la costa, para dar una vuelta por los acantilados de Vidiago, playas de Celorio y Barro, comemos por la zona de Colunga ó Villaviciosa y regresamos por Oviedo.

B.- Nos vamos a los Lagos de Covadonga a dar un paseo hasta el Mirador del Rey, nos tomamos un chorizo a la sidra y volvemos por Cangas de Onís y Desfiladero de los Beyos, para llegar a comer a Oseja de Sajambre. Después, regresamos a Segovia por Riaño-Benavente.

En cualquier caso, llegaremos a casa sobre las 10 de la noche.


LUGARES VISITADOS

Puerto de Piedrasluengas.
Cabrales (Arenas y Camarmeña). (ver Cap. VII).
Pandébano, Collado Vallejo, Vega Urriello y Naranjo de Bulnes (ver Cap. X).

Comentario de la ruta: Se trata sin duda de una de las rutas más bonitas de Picos de Europa, pasando por dos refugios, el refugio de la Terenosa y el refugio de Vega de Urriello, en la base del Naranjo de Bulnes.

F - 1 : Vista del Naranjo de Bulnes desde el Collado Vallejo.

Poco antes de llegar a Sotres, en la curva cerrada que hace la carretera, parte la pista que sube a Áliva. Seguir por ella hasta unas cabañas dispersas en la ladera que desciende al Duje (Invernales de Cabao). Allí descender hasta el río y cruzar un puente de piedra (860 m.) para tomar la senda que asciende por la ladera opuesta hasta el Collado Pandébano. El recorrido es agradable y sin fuertes pendientes, discurriendo al principio a la sombra de un bosque de hayas y después a través de los prados que coronan el Collado.

Un poco antes de llegar a lo alto, se encuentran unas cabañas a la derecha. Es aconsejable seguir el sendero que pasa por ellas, más cómodo que otras sendas más directas marcadas por el ganado. Desde el Collado Pandébano (1212m. y una hora desde Sotres) seguimos hacia el refugio de la Terenosa. Cruzamos el amplio rellano del Collado en dirección SO, viendo al frente y a lo lejos los Albos. Pronto se encuentra una buena senda que conduce a la majada de la Terenosa, donde se encuentra el refugio entre otras cabañas.

Una vez en el refugio de la Terenosa (1315m.) coger una senda bien marcada que se dirige hacia el Collado Vallejo, y desde aquí primero cuesta abajo y luego cuesta arriba hacia la Vega de Urriello (1953m.). Este es el tramo más duro del recorrido (3 h. desde el refugio) pero sin duda el más bonito. A la Vega de Urriello accederemos por el refugio, en cuyas proximidades encontramos magníficas vistas del Naranjo de Bulnes. Para volver, hacerlo por el mismo camino por el que hemos subido.

Lagos de Covadonga y Mirador del Rey (ver Cap. XI).

EXPERIENCIAS DEL VIAJE

En cuanto a la lista de asistentes, una sola baja, la de Raúl, que se quedó en casa por motivos de estudios.

Viernes, 23 de Mayo de 1997:

Habíamos quedado sobre las tres y cuarto de la tarde en la Vera Cruz y en esta ocasión la puntualidad británica falló, ya que algunos si estuvimos presentes a la hora, pero otros, por diversas razones, llegaron cerca de las 4 de la tarde. El cielo estaba nuboso pero no llovía. Nos entretuvimos un poco mas mientras Carlos conectaba las antenas y los "walkis" en los coches y por tanto, empezamos el viaje con retraso.

Jesús Martín, se había marchado por la mañana el solito y ya quedamos con él que nos esperaba en el Hotel.

Llevamos, por tanto, tres coches: el de Paco, con Miguel-Angel Marqués, Héctor y Francisco; el de Michel, con Carlos y Alfonso y el de Jesús de Santos con Juan-Pablo, Jesusete, Jesús y yo. Subimos desde la Vera Cruz hasta Zamarramala y cogemos la carretera de Valladolid; pasamos por la circunvalación de Valladolid para coger la autovía de Palencia, todo ello sin incidentes. Pero poco antes de llegar a Palencia, yo, que iba delante con el coche de Jesús de Santos y en animada conversación, me pasé la desviación a Santander y continuamos en dirección a Burgos. Nos dimos cuenta según estábamos pasando la señal, pero ya no podíamos retroceder, por lo que continuamos 8 ó 10 Km. por la autovía de Burgos hasta que encontramos una nueva desviación. Una vez que habíamos salido de la autovía paramos en un cruce, para reagruparnos y, como no, para empezar con el cachondeo de que había metido la pata, etc. Y que casualidad, se para en el "Stop" que había en el cruce un coche blanco y empieza a saludar a Jesús; este correspondió al saludo, cruzaron unas palabras y se despidieron. Hasta en la provincia de Palencia le salen conocidos.

Después del incidente, continuamos para coger la carretera de Santander y una vez en ella paramos en una gasolinera para que Paco repostase. Seguimos viaje hasta Herrera de Pisuerga, esta vez sin que nadie se pasase del cruce y atravesando el pueblo me volví a pasar de la desviación hacia Cervera de Pisuerga, por lo que volvimos nuevamente a la carretera de Santander; menos mal que la "pasada" fue de apenas un kilómetro. Retrocedimos, y ya cogemos la carretera correcta, con muy poco tráfico y con el firme mojado, pero seguía sin llover. Este tramo del viaje se nos hizo muy ameno, porque Héctor empezó con los dichos de "Chiquitistan" a través del "walki" y los demás chicos le contestaban, unas veces con mas gracia que otras, pero en definitiva creo que todos pasamos un buen rato e incluso algunos reían a carcajadas.

Continuamos viaje hasta el puerto de Piedrasluengas, donde habíamos quedado en parar en el mirador para comernos las tortillas y croquetas que había preparado Pilar. Todos agrupados llegamos a la cima del puerto y enseguida pusimos la mesa; había tortillas, croquetas y zumos en abundancia, que por cierto, estaban excelentes, y nos pusimos morados e incluso sobró algo que guardamos cuidadosamente para la subida al Naranjo.

F - 2 : Vista de La Liébana. Al fondo el macizo de Andara.

Estuvimos allí un buen rato, contemplando el panorama que estaba precioso, todo verde a nuestro alrededor y con bancos de niebla a nuestros pies que iban y venían y de vez en cuando nos permitían ver el valle de La Liébana así como algunas cumbres de Los Picos. Jesusete sacó la cámara de vídeo y estuvo filmado un rato. Peña Labra estaba envuelta en una nube y no se veía. Cuando nos parecí bien, recogimos el material y continuamos viaje.

Bajando el puerto de Piedrasluengas la antena del coche de Michel se rompió, por lo que tuvieron que parar para ver si la encontraban; les esperamos unos metros delante y al cabo de unos 10 minutos nos volvimos a reagrupar; como Carlos para estas cosas siempre lleva repuesto, seguimos estando conectados los tres coches. Llegamos al cruce de Ojedo-Potes y continuamos hacia el desfiladero de La Hermida, siguiendo el curso del río Deva. A la altura del pueblo de La Hermida hicimos una nueva parada y comentamos que había mucha menos agua que el año anterior, ya que solo en un punto de la carretera brotaba con fuerza el agua de las paredes del desfiladero. Tras este nuevo reagrupamiento, continuamos viaje en dirección a Panes y allí tomamos la carretera en dirección a Cangas de Onís. Nos quedaban 23 Km. hasta Arenas de Cabrales, pero con lo estrecha que es la carretera y la cantidad de curvas que tiene, se nos hicieron bastante largos.

Por fin, cerca de las 10 de la noche, cuando estaba anocheciendo, llegamos a Arenas de Cabrales, preguntamos que donde estaba el Hotel Torrecerredo y casi a la salida del pueblo, tomamos a la derecha una carreterina de 2 metros de ancho que en un tramo de unos 300 m. nos llevaba hasta la puerta del Hotel. Allí estaba Jesús Martín esperándonos. Bajamos los equipajes y los chicos, como siempre, querían estar todos juntos; como había dos habitaciones contiguas, una con tres camas y otra con dos, allí se acoplaron los cinco; para los mayores teníamos cuatro habitaciones con cama de matrimonio, en una de las cuales se podía poner una cama supletoria y una doble, ya que el resto de las habitaciones del Hotel estaban ocupadas por un grupo de alemanes que se marchaban al día siguiente. Como no nos poníamos de acuerdo en cuanto a la distribución, porque unos roncamos, otros dicen que no roncan, y otros que no pueden dormir con los que roncan, lo cierto es que nos fuimos al bar a tomar unas cañas y dejamos la distribución para después de cenar.

Pasamos al comedor y la señora del Hotel nos ofreció para cenar lentejas, sopa de cocido o sopa de pescado de primero y truchas a la sidra o filetes con patatas de segundo. Los mayores, aunque no teníamos mucho hambre debido a la merienda casi todos cenamos lentejas y truchas; los chicos, por regla general, sopa de cocido y filetes. De postre frutas o flan y para rematar una copita de orujo, que la señora nos dijo que era auténtico gallego y aunque era bastante fuerte a mi me pareció bastante bueno.

Después de cenar volvimos al tema de las habitaciones y Jesús Martín, Jesús de Santos y Miguel-Angel Marqués se acoplaron en las individuales; entre Alfonso con Paco y Michel conmigo, nos sorteamos a caras o cruces la doble y la de la cama supletoria. Nos tocó a nosotros la doble y a Paco le tocó dormir en la cama supletoria.

Una vez aclarado el asunto, los chicos se quedaron en la habitación y nosotros nos bajamos al pueblo a tomar café y a dar una vuelta. Miguel-Angel Marqués llevaba la baraja y los chinos, por si se presentaba la ocasión. Tomamos café en un bar, que nos jugamos a los chinos y le tocó pagar a Michel. Como hacía buena temperatura salimos a dar un paseo por la carretera y ya saliendo del pueblo había una especie de pub, con terraza en la calle y una especie de cabaña con mesas cuadradas apropiadas para la partida. También tenía otras mesas bajas con tablero de damas, por lo que Michel, Alfonso y Jesús de Santos se sentaron en una de esas y se pusieron a echar una partida.

Pedimos unas copas, Jack Daniel's en vasos de sidra, para ser mas exactos, un tapete verde y enseguida estuvo la baraja encima de la mesa. Alfonso, que estaba de "miranda" en las damas en cuanto vio la baraja se vino hacia nuestra mesa, por lo que como éramos cinco lo echamos a reyes y se quedó fuera; los emparejamientos fueron: Paco y Miguel-Angel Marqués contra Jesús Martín y yo. Las condiciones de la partida eran a cuatro juegos de 40 chinos, las copas se apuntaban en la cuenta general del viaje y los que perdiesen pagaban dos décimos de lotería cada uno. Ganamos los que teníamos que ganar, porque ya se sabe, que en estos cursillos de mus en el "extranjero", el que juega conmigo gana. Total, que entre la negra, que entraba y salía, las copas y las cartas se nos hicieron mas de las dos de la mañana; como hacía muy buena temperatura nos fuimos dando un pasito tranquilos hasta el hotel y nos metimos en la cama, habiendo quedado previamente que a la mañana siguiente todo el mundo a las 9 desayunando.

Sábado, 24 de Mayo de 1997:

Amaneció un buen día, con algunas nubes, pero con buenas perspectivas de marcha. Desde el Hotel de veía perfectamente la cumbre del Torrecerredo, la mas alta de los Picos con 2.648 m. Algunos parece que no habían dormido muy bien, no se si por las copas, porque extrañaron la cama, o por culpa de los alemanes, que como se marchaban se levantaron muy pronto; Paco, que durmió en la supletoria, no se quejaba de ronquidos, pero sí de que había oído ciertos "ruidos" en la cama de Alfonso mientras este dormía; cuando yo abrí el ojo eran mas de las 8 y media de la mañana, por lo que preparamos las mochilas y fuimos a desayunar. A las 9 ó 9 y cinco estábamos todos en el comedor.

Nos pusieron de desayuno café con leche o cola-cao con madalenas, tostadas, mantequilla y mermelada, etc. Nada mas desayunar bajamos al pueblo a comprar el pan, ya que el chorizo junto con el sobrante de tortillas y croquetas lo teníamos preparado y sin perder ni cinco minutos nos pusimos en marcha en dirección a Poncebos, donde cogimos la carretera que siguiendo el curso del río Duje nos lleva hasta Sotres, en un recorrido de unos 17 Km.; es decir, esa carretera que le gusta tan poco a Michel porque dice que tiene muchos precipicios, pero yo sigo insistiendo en que hay otras bastante peores, porque aunque es estrecha tiene bastante buen firme y buenos tramos con "quitamiedos". Como apenas nos encontramos dos o tres coches en todo el trayecto el viaje lo hicimos sin dificultades.

Poco antes de llegar a Sotres cogimos la pista forestal bajando hasta los llamados Invernales del Texu y desde allí continuamos por la pista subiendo hasta el Collado de Pandébano, donde no hay mas remedio que bajarse del coche porque la pista no da mas de sí. Nos cargamos las mochilas, y mientras Paco y yo nos quedamos llenando las cantimploras en un arroyo Jesús Martín empezó a subir la cuesta a buen ritmo y arrastró a todos los demás detrás. Los que ya conocíamos el repecho sabíamos que a simple vista es engañoso, porque parece que no tiene mucha pendiente y como te pilla en frío, hay que tomárselo con tranquilidad. A alguno se le indigestó y se le puso el estómago en la garganta, pero como el siguiente tramo tiene muy poca pendiente, con un poco de reposo y tranquilidad llegamos a la zona de La Terenosa sin mas dificultades. Al primer grupo, encabezado por Jesús Martín y algunos chicos ya les habíamos perdido de vista.

F - 3 : El Naranjo de Bulnes desde el Collado Vallejo.

El camino va subiendo poco a poco, con un bosque de hayas a la derecha y las laderas de la Cabeza de las Moñas a la izquierda, quedando en el fondo del valle el pueblo de Bulnes; cuando tenemos a la vista las peñas del Collado Vallejo, vemos que el resto del grupo nos está esperando allí, por lo que al cabo de una hora y cuarto aproximadamente volvemos a reagruparnos de nuevo. Desde el Collado Vallejo ya se ve perfectamente el Naranjo de Bulnes, por lo que estuvimos allí un buen rato, contemplando el impresionante panorama y sacando las fotos correspondientes; Jesusete con la cámara de vídeo hacía sus pinitos. La mañana era muy agradable, ya que salía el sol de vez en cuando y aunque alguna nube oscura rondaba por la cumbre del Naranjo, no parecía muy consistente.

Jesús Martín su puso nuevamente en marcha y al poco rato Juan-Pablo salió tras él; los demás nos quedamos descansando un poco mas en el Collado Vallejo. Continuamos la ruta y el siguiente tramo es de bajada, por lo que se hace bastante cómodo, a pesar de que en ocasiones la ladera derecha se inclina bastante y los que tienen un poco de vértigo se pegan a la pared; llegamos al siguiente recodo del camino, desde donde se ve perfectamente la ruta de Vega Urriello al pueblo de Bulnes, que discurre con pendiente muy pronunciada a través de un pedregal y donde aparentemente hay zonas en las que si no hay que utilizar la cuerda, es posible que haya que gatear por la roca. Ya habíamos leído algo de esto en los manuales, pero teniéndolo a la vista a mi se me quitaron las ganas de hacer el regreso por el camino de Bulnes.

De nuevo empieza el camino a ponerse cuesta arriba, haciendo numerosos recovecos entre las rocas, tratando de subir en zigzag, por lo que de vez en cuando hacíamos una paradita para evitar el agigolamiento y aprovechar la ocasión para filmar un poco. Héctor parece que tenía dificultades con las botas, por lo que tuvo que pararse su padre con él para ponerle otros calcetines o una tirita; bajamos el ritmo de marcha para que no quedasen descolgados.

En una de estas ocasiones vimos a varios rebecos en lo alto de una roca, por lo que le pedí la cámara de vídeo a Jesusete y ya veremos que tal queda la película. Jesús de Santos comentó varias veces que todos los mayores calladitos cuando el camino se pone pendiente y a Francisco le daba igual, ya que no dejaba de hablar y se le notaba que subía la cuesta con alegría; a nuestra izquierda teníamos ya la impresionante mole de roca del Naranjo de Bulnes, con casi 600 metros de pared prácticamente vertical. Lo cierto es que entre unas cosas y otras, con tranquilidad, sin prisas, etc. se nos fue haciendo la marcha bastante amena y sobre todo porque ya se veía el refugio de Vega Urriello.

Al cabo de unas tres horas aproximadamente, desde que empezamos a caminar en el Collado de Pandébano, llegamos al refugio de Vega Urriello, donde nos estaba esperando la cabeza del pelotón; como Francisco tenía el tema del Naranjo metido entre ceja y ceja y algún otro quería hacer pinitos de escalador, aproximadamente la mitad del grupo se acercaron hasta la pared, mientras el resto nos quedamos en el refugio, quitándonos la "sudada" y poniendo la mesa. Como parece que los "escaladores" tardaban, compramos unas latas de cerveza y refrescos en el refugio, metimos las nuestras en la nieve y empezamos con el picoteo de chorizo ecológico, chorizo de la olla, alguna lata de bonito, etc. Se ve que hambre no faltaba. Cuando llegaron los demás, sacaron el sobrante de tortilla y croquetas, con lo que terminamos de llenar el estómago.

Los chicos se salieron fuera, porque había dos perros preciosos a los que estuvieron arrullando un rato, de tal forma que los perros se quedaron dormidos en su regazo. Los demás, después de recoger la mesa, también salimos fuera, ya que la temperatura era mas agradable que dentro del refugio donde se quedaba uno frío. Pedimos unos cafés y cola-caos para los chicos y estuvimos un rato con la brújula y los planos tratando de identificar las cumbres que se veían desde allí. Antes de iniciar el camino de regreso sacamos el correspondiente reportaje fotográfico. En resumen, que estuvimos en la Vega de Urriello aproximadamente dos horas.

La vuelta, ya cuesta abajo y con la satisfacción del "deber" cumplido, nos la tomamos con calma, pero no demasiada, porque las nubes parece que se ponían mas amenazantes; de hecho, poco antes de llegar al Collado Vallejo, nos cayó un ligerísimo chaparrón, que nos obligó a sacar los paraguas y chubasqueros, pero no duró mas de 5 minutos.

De nuevo nos reagrupamos todos en la zona del Collado Vallejo y como parece que volvía a salir el sol nos quedamos un rato sentados en las rocas viendo la panorámica con los prismáticos; Jesús Martín, incluso se echó una siestecita. Nos pusimos nuevamente en marcha y volvimos a reagruparnos en las majadas de la Terenosa, donde había una fuente en la que paramos para reponer líquidos y a alguno nos dieron tentaciones de mojar a la concurrencia, pero en esta ocasión nos reprimimos; también había, además de otras casucas, una especie de refugio-bar, pero daba la sensación de estar semi-abandonado.

La última parte del trayecto, entre praderas y algo de barro, transcurrió sin incidentes y, en torno a las 6 y cuarto de la tarde llegamos al Collado de Pandébano donde teníamos los coches. Estuvimos allí un rato, planeando que al llegar a Poncebos íbamos a subir hasta Camarmeña, a tomarnos unas sidras en un bar que hay allí, desde donde se ve el Naranjo de Bulnes; pues dicho y hecho, teniendo en cuenta que han hecho una pequeña carretera asfaltada que permite subir en coche, sobre ñas 7 de la tarde estábamos sentados en una terraza del bar "El Mirador del Naranjo" tomándonos unas sidras y los chicos unos refrescos, aunque alguno también probó la sidra.

De vuelta hacia Cabrales, los chicos se montaron todos en el Toyota de Jesús de Santos, quien por lo que contaron después, les hizo alguna demostración en la bajada. Llegamos al Hotel sobre las 8 de la tarde y tras las correspondientes duchas y aseos y el cambio de habitación de Paco y Alfonso, nos bajamos a la terraza del bar a tomar unas cañas; aunque caían algunas gotas de vez en cuando, hacía una temperatura excelente y no nos movimos de la terraza hasta la hora de cenar, para lo cual habíamos encargado a la señora del Hotel el día anterior que nos preparase unas fabes con almejas.

Nos sentamos en el comedor y a los chicos el tema de las fabes no les hacía mucha gracia, por lo que les hicieron unos espaguetis; sin embargo, Francisco probó unas pocas fabes y luego repitió, ya que hay que reconocer que estaban buenísimas. Nos trajo una perola, con la que nos servimos un plato o plato y medio cada uno, algunos con muchas almejas (luego decían que la mayoría eran conchas vacías); nos trajo otra perola para las repeticiones y también dimos buena cuenta de ella, por lo que nos dijo que si queríamos mas, aunque no se privó de recordarnos que estaban las fabes a 1.500 ptas. el kilo y, con almejas de calidad, perdía dinero en esos platos; no obstante, como ya nos habíamos puesto bien la dijimos que no trajese mas. Los chicos, enredando con los espaguetis, pidieron un bote de ketchup y empezaron a pasarse, porque sobrecargaron los espaguetis de tomate y luego dejaron la mitad, lo cual les costó una buena bronca.

De segundo plato había muslos de pollo al vino; tampoco les gustaba mucho a los chicos, por lo que pidieron filetes de lomo con patatas y les tuvimos que volver a recordar que no habíamos venido a comer a la carta; no obstante, dijimos a la señora que incluyese en la cuenta el suplemento correspondiente por el tema de los filetes, a lo cual nos contestó que no tenía importancia; en fin, que estaban un poco revoltosos esa noche. A mi tampoco me gusta mucho el pollo, pero me comí mi ración, ya que debo reconocer que estaba bastante bueno. Postres, copita de orujo y listos para dar el paseito nocturno hasta el pueblo a tomar café; los chicos también decían que iban a bajar a la discoteca y Francisco el hombre, se quedaba descolocado, por eso les dijimos que si decidían bajar nos lo fuesen a decir.

La bajada hacia el pueblo fue toda una discusión de toros, ya que estábamos en plena feria de San Isidro y no hacíamos mas que especular sobre si un Vitorino en Las Ventas valía 8 millones ó 2 millones; tan apasionada iba la discusión que Jesús Martín en un tramo del camino dio un traspiés y cayó patas arriba, ante la risa generalizada de la concurrencia. Menos mal que por allí no habían dejado sus deposiciones las vacas.

Llegamos al bar, nos tomamos los cafés que nos jugamos a los chinos y ya no recuerdo a quien le tocó pagar en esta ocasión. Continuamos por la carretera dando un paseo en dirección al pub donde habíamos echado la partida el día anterior y se repitió la operación del Jack Daniel's y tapete verde, excepto que Paco dijo que no jugaba porque tenía que estar pendiente de Francisco. Lo echamos a reyes y a mí me tocó de pareja con Alfonso, siendo la primera manga contra Jesús Martín y Miguel-Angel Marqués, los cuales quedaron fuera de combate. Mientras estábamos jugando aparecieron los chicos y como no les pareció muy bien el ambiente discotequero estuvieron un rato tomando lecciones de mus y se fueron a la cama. La segunda manga, Alfonso y yo contra Michel y Jesús de Santos tuvo el mismo resultado que la primera; ya he comentado anteriormente que estos cursillos de mus en el "extranjero" se me dan bastante bien y Alfonso y yo nos levantamos de la mesa imbatidos, dejando a los demás que se jugasen los décimos de lotería al mus.

Salimos a la terraza de fuera, ya que hacía una noche estupenda, y desde el servicio se escuchaba a Jesús Martín, como explicaba las jugadas, a pesar de que dentro del bar había un cierto murmullo. Como ya eran mas de las 2 de la madrugada, yo dije que me iba a la cama y ellos se quedaron allí peleando con las cartas; Alfonso y Paco se fueron un poco después y los Jesuses, Michel y Miguel-Angel Marqués debieron llegar al hotel sobre las 4 de la madrugada (las tres en Canarias).

F - 4 : Todo el grupo a la puerta del hotel Torrecerredo, en Arenas de Cabrales.
Domingo, 25 de Mayo de 1997:

Sobre las 8,30 de la mañana no se oía un ruido por las habitaciones, por lo que yo me levanté y Michel, que estaba roncando un poco me preguntó que si ya era la hora; le dije que eran las 9 menos veinte, pero que no se escuchaba movimiento, por lo que se dio media vuelta y continuó durmiendo. Salí a la calle y como hacía bueno y habíamos previsto el día anterior que si el tiempo nos acompañaba hacíamos una excursión hasta los Lagos de Covadonga para que lo conociesen Jesús de Santos y Jesusete, me bajé hasta el pueblo para comprar pan reciente, ya que nos había sobrado chorizo el día anterior. Me tomé un cafetito, compré las barras de pan y volví a subir hacia el hotel; el único que se había levantado era Jesús Martín, que estaba sentado allí a la puerta.

Dimos un toque a los chicos, nos hicimos notar para que la gente se fuese levantando y bajamos al comedor para que nos fuesen preparando el desayuno. Poco a poco iban apareciendo unos y otros a desayunar, en un ambiente relajado, teniendo de frente las cumbres del Torrecerredo en un día que se presentaba nuboso en dirección a la costa y despejado hacia la montaña. El último que apareció fue Carlos, con todas las legañas pegadas.

Durante el desayuno, Jesús de Santos comentó que tenía que bajar al pueblo a comprar un queso de Cabrales para traer a Segovia y la señora del Hotel le dijo que ella tenía un par de ellos, de excelente calidad, curados en la cueva del Naranjo. Se pusieron de acuerdo en el precio, le dio los consejos correspondientes para una mayor duración y conservación y así cerraron el trato. Pedimos la cuenta, estuvimos un rato de charla con la señora, que nos estuvo comentando que estaba muy agradecida a determinados bancos, porque en su día, cuando su marido se tuvo que jubilar de la Guardia Civil por los nervios, la prestaron el dinero correspondiente para comprar el "prao" (parcela donde ahora está el hotel), etc. Después del desayuno, liquidamos la cuenta, cargamos los equipajes en los coches, nos hicimos unas cuantas fotos en la puerta del Hotel y bajamos al pueblo para hacer las compras correspondientes (libros, fabes, etc.).

Estuvimos en Arenas de Cabrales algo mas de media hora y a continuación pusimos rumbo en dirección a los Lagos de Covadonga, conduciendo Alfonso el Toyota de Jesús de Santos. La carretera de subida desde Covadonga a los Lagos, cada vez está mejor; la ha ensanchado, mejorado mucho el firme y tan solo queda 1 Km. aproximadamente para rematar la obra. Al llegar al Lago Enol, cogemos la pista forestal que sale a la derecha con intención de aparcar y dar un paseo hasta el mirador del Rey; el día se había nublado un poco y las cumbres de las Peñas Santas aparecían cubiertas, pero la temperatura era muy agradable. Aparcamos los coches frente a un bar-chiringuito que había por allí, preguntamos a un ganadero por el camino a seguir, y con las reticencias de unos que se quedaron junto a los coches (Carlos y Héctor), nos pusimos en marcha.

F - 5 : Comiendo el bocadillo en el Mirador del Rey.

El camino es bastante llano, casi apto para los turismos, salvo por los baches llenos de agua de las recientes lluvias, con un paisaje de roca y pradera, así como con abundante ganado vacuno pastando por la zona; hay algunas majadas y una fuente a mitad de trayecto. En media hora de conversación nos presentamos en el mirador del Rey, y la verdad es que yo esperaba otra cosa, ya que el panorama que se contempla desde allí no es ni mucho menos de los mas espectaculares de los Picos; lo que sí es cierto es que había una piedra plana, a modo de mesa y otras varias alrededor que servían de asientos, por lo que sacamos las viandas y nos pusimos a dar una pinchada, de tal forma que acabamos con todos los restos de comida que teníamos. Recogimos el desperdicio, que tiramos en un contenedor que había allí mismo, y emprendimos el camino de regreso hacia los coches, durante el cual me dejó Jesusete la cámara de vídeo y fui sacando el correspondiente reportaje. Ya cerca de los coches vimos un verdadero rosario de gente tratando de subir a la Porra de Enol.

Mientras los demás acercaban los coches hasta el chiringuito, los Jesuses, Juan-Pablo y yo nos acercamos hasta el Lago Ercina, para que tuvieran una panorámica mas completa de la zona; al cabo de 5 ó 10 minutos regresamos al chiringuito, donde nos tomamos unas cañas y unos pinchos de queso de Cabrales y Gamonedo, chorizo a la sidra (del que por cierto decía Jesús de Santos que era bastante malo), etc. y como los chicos parece que tenían hambre se les pidieron un par de huevos con patatas fritas; tras unos cafés empezamos a planear la vuelta a casa, mientras Carlos completaba la película de vídeo, pensando en principio en parar en Covadonga. Como algunos querían llegar pronto, pensamos en volver por Oviedo y allí coger la autopista y después la autovía en Benavente. Así lo hicimos, y cuando llegamos al cruce de Covadonga decidimos continuar sin parar. Luego, ya en carretera, empezó a llover cada vez con mas intensidad, nos despistamos unos de otros y al final hicimos el viaje de vuelta cada uno por nuestro lado.

Desde Oviedo hasta Tordesillas la lluvia nos acompaño durante todo el camino, pero al final el viaje transcurrió sin incidentes y sobre las 8 y media de la tarde estábamos en Segovia.