CAMINO DE SANTIAGO 2006

ETAPA 3 - DE RIBADEO A MONDOÑEDO

Sábado, 6 de Mayo de 2006

Sin madrugar demasiado la gente se ha ido marchando en pequeños grupos. Ángel, Luís Barrio, Chema y Máximo, primero, Yolanda, Ramón y Primi, tras ellos, Luis y Jose, después, y por último, yo, que me he quedado rezagado. Cuando he salido de la ducha ya no quedaba nadie. Después de organizar mi mochila, he salido tras ellos.


Luís en la puerta del albergue

Aunque Yolanda me había encargado dejar cerrado el albergue, por quedarme el último, no encuentro la llave y me marcho dejando abierto. Anoche perdí mi sudadera. Seguramente se quedó en el respaldo de la silla donde cenamos. Mientras camino de nuevo hacia el pueblo voy atento por si la encuentro. Me he acercado al restaurante por si sabían algo de ella pero tampoco la han recogido allí. La doy por perdida y centro mis pensamientos en encontrar la salida hacia Mondoñedo.


Jose caminando

De día, el pueblo parece distinto. Las calles son amplias y el pueblo es realmente extenso. La mañana es espléndida y promete ser soleada y calurosa. Pregunto por el camino hacia Mondoñedo. Poco a poco me van dirigiendo hacia la gasolinera de la carretera y cuando quiero darme cuenta he recorrido unos seis kilómetros, todos por carretera, y sin flechas ni indicaciones del Camino hacia Mondoñedo. Ni rastro de mis amigos.

La carretera bordea de cerca las Catedrales y, en ocasiones, he podido contemplar sus preciosas playas y formidables acantilados mientras camino en solitario. Me entretengo en tomar fotografías.


Muy cerca de Las Catedrales

Decidido, continúo sólo hasta las 11:30 que, cansado y sudoroso, me detengo a tomar algo. El bar es sombrío aunque agradable. Mientras tomo unas cervezas converso con el dueño y a la vez camarero del pequeño establecimiento sobre las muchas casas de indianos que en tiempos se construyeron por allí. Me enseña una revista local donde aparecen fotografiadas muchas de ellas con sus escudos privados. Son preciosas, aunque muchas se encuentran abandonadas.


Por la montaña

Hablo con el grupo de Ángel por el móvil y después con el de Primi. Ambos grupos van separados por la montaña. Las subidas deben ser duras según me comentan. No encuentran bares donde desayunar y ya son las 11:30 de la mañana.

Pregunto al dueño del establecimiento si tengo posibilidades de contactar con ellos. Aparentemente es complicado y me aconseja continuar por la carretera. Aunque tendré que recorrer tres o cuatro kilómetros más, el terreno es llano y mucho más cómodo.

No consigo contactar con Luís y Jose por lo que supongo van delante de mí por la carretera. Decido continuar en solitario. Mondoñedo aún queda lejos por lo que intentaré alcanzarles en Lourenza.


Casa do Concello

No se ven peregrinos. En realidad, aún no he visto ninguno desde que comenzamos a caminar en Luarca. Tampoco se ven indicaciones del Camino. Pienso que se debe a que voy por la carretera pero después sabría que tampoco está demasiado indicado por la montaña.

La carretera es recta y el arcén amplio. Poco a poco, entretenido pelando un palo con mi navaja, los kilómetros van reduciéndose. Cerca ya de Lourenza contacto de nuevo por teléfono. El grupo de Ángel ya está comiendo allí. El resto llega poco después. Yo aún tengo cinco kilómetros por delante para alcanzarles. Será difícil, por lo que decido comer un bocata en un bar de la carretera y continuar después sin prisas.


Parada antes de Lorenza


Comida bien acompañada

La carretera es recta y se camina cómodo. Poco a poco, la tarde se ha echado encima sin darme cuenta. Paso Lourenza sin detenerme y continúo hacia Mondoñedo. Aún quedan unos nueve kilómetros.


No se ven peregrinos


"Talleres Cardi" ... curioso ...

Cerca ya de Mondoñedo diviso a lo lejos las siluetas de dos personas asomadas a un puente sobre la carretera. Cuando me acerco a buen ritmo reconozco a Luís y a Jose. Bromeando, les grito ¡¡¡ Esperad, no os tiréis, que ya voy ... !!!


Lourenza

Caminamos un buen trecho juntos y paramos a descansar en un restaurante de carretera muy concurrido donde Yolanda, Primi, y Ramón nos esperan tomando unas cervezas. Sentados en la terraza vemos cómo llegan varias motos muy potentes y espectaculares.


Descanso cerca de Mondoñedo

Decidido, me acerco a uno de los moteros y le pregunto si le importaría hacerme una foto con mi cámara en su preciosa Harley Davidson. Algo sorprendido detiene el motor y me deja subir a ella mientras se prepara para hacerme la foto. La moto es preciosa. Después de agradecerle el detalle regreso muy contento a la terraza con dos buenas fotos en mi cámara digital.


La Harley Davidson

Finalizadas las cervezas continuamos nuestro Camino. Estamos cerca de Mondoñedo aunque la llegada hasta el albergue se nos hace eterna. Como dice Primi “no han podido ponerle ni más lejos, ni más alto”.

Mientras subimos la empinada cuesta Jose y yo, rezagados, preguntamos a una mujer por el albergue. Después de indicarnos la dirección correcta nos anima a ir a cenar a un restaurante que tiene su hijo en el centro del pueblo. Nos promete unas buenas tortillas hechas por ella misma.

Continuamos despacio subiendo hacia el albergue. La cuesta no se acaba nunca. Cruzamos el centro del pueblo con su preciosa Basílica cisterciense y continuamos, siempre subiendo, cada vez más despacio. Por fin, en la parte más alta del pueblo, encontramos el albergue.


Basílica de Mondoñedo

Hemos visto un burro pastando en una pequeña finca anexa al albergue. Luego sabríamos que se trataba de un burro peregrino que acompañaba a su dueño en su regreso a Avignon después de haber peregrinado hasta Santiago de Compostela. Por mi parte, el burro, es uno de los primeros peregrinos que encuentro en este Camino. Poco después conocería a su simpático dueño.

Nuestros compañeros, ya instalados, se preparan para bajar de nuevo a la Plaza a cenar. Les comentamos nuestro encuentro con la señora y nuestra promesa de acercarnos al Restaurante “A Bodeguiña”, de Alfredo, su hijo, para cenar las prometidas tortillas. Aunque la señora no está, sí que nos ha hecho las tortillas por lo que nos disponemos a dar cuenta de ellas.


Cena en Mondoñedo

Primi parece que anda demasiado cansado y quiere recogerse pronto por lo que se encarga un bocata, se va a la puerta del albergue, se lo come y a las 10:15 se mete directamente en el saco . Acto seguido duerme plácidamente y tan profundo que ni siquiera se entera de cuando regresamos nosotros bromeando por las fotos que nos hemos hecho con el simpático burro.


Con el burro peregrino


Con el burro peregrino

Tendido en mi litera, mientras repaso mentalmente la larga etapa de hoy y pienso en los 37 kilómetros que nos esperan mañana, escucho algunos rebuznos del burro. A pesar del cansancio acumulado esta noche se me hace difícil conciliar el sueño.